España se complica la vida

Croacia derrota a la selección de Del Bosque, que acaba segunda y se medirá en octavos a Italia

Kalinic marca el primer gol de Croacia a De Gea.

Kalinic marca el primer gol de Croacia a De Gea. / AP

MARCOS LÓPEZ / BURDEOS

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España se complicó la vida cuando tenía todo en la mano. Estaba ganando el partido con cierta comodidad, se relajó y permitió que Croacia, o mejor dicho Perisic, le diera la vuelta al marcador. Y lo que parecía un partido plácido terminó siendo una tortura para el equipo de Del Bosque, que acaba segundo de grupo y se medirá en octavos de final Italia. O sea, el peor escenario posible para el campeón de Europa. Oscurecido Iniesta, descubrió la penumbra y el desorden.

De repente, España perdió el control de todo. Del balón, del partido y, sobre todo, de la situación. Además, por perder, perdió hasta la posibilidad de sentenciar el encuentro cuando tuvo un penalti, que no era, a su favor. No se sabe por qué extraña razón lo acabó tirando Sergio Ramos y lo falló. El penalti a Silva no existió. Como tampoco existió para el colegiado holandés que Subasic, el meta croata, se adelantara de manera ilegal permitiendo una intervención decisiva. 

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FIEL A SU OFICIO DE NUEVE

A los siete minutos de partido, España creía tener el partido controlado. En una jugada exquisita, en la que el balón viajó en primera clase del avión desde el área de la selección de Del Bosque hasta el corazón croata, emergió el talento de Silva para dibujar un pase maravilloso. Un pase que veían todos al percatarse del desmarque de Cesc. Pero pocos son capaces de hacerlo. Invadió con astucia el espacio el futbolista del Arsenal y Morata, fiel a su oficio de nueve, da igual que el Madrid lo recompre o no, engatilló con solvencia. Siete minutos y España ya ganaba.

No fue, todo hay que decirlo, la España deslumbrante de los dos primeros partidos. Se detectaron muchos desajustes defensivos, algunos intolerables como el de Sergio Ramos obligando a De Gea a realizar una buena intervención para repeler el furioso disparo de Kalinic.

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Pero el minuto tonto español no terminó ahí porque el portero del Manchester United se enredó con las pelotas en los pies. Se enredó de tal manera que se la regaló a Rakitic, quien con un sutil toque envió el balón hacia la red si no se hubiera cruzado en su camino el larguero. Un minuto, dos errores, dos avisos y España desorientada. Lo pagó muy caro.

IDÉNTICA ALINEACIÓN

Croacia, a pesar de que no tenía a Modric, entendió pronto que le tocaba presionar al equipo de gala de Del Bosque (tres partidos, idéntica alineación, aquí los suplentes son suplentes de verdad, por mucho que Pedro se enoje) para generarle desasosiego. Y lo consiguió cuando fallecía la primera parte en una jugada que retrató el descontrol de España.

Fue hermoso el gol del empate croata, a un minuto del descanso. Hermoso fue el caracoleo de Perisic en la banda izquierda quebrando la resistencia de Juanfran, mientras Ramos, de nuevo él, se despistaba en el marcaje sobre Kalinic, y De Gea, pegado a la línea de gol, permitía que la pelota llegara a escasos centímetros suyos. Todos, hasta Busquets que saltó para despejar con la cabeza esa envenenada pelota, pero no llegó por un flequillo, tuvieron su parte de responsabilidad en ese gol encajado. El primero desde junio del 2012 en una Eurocopa. Del italiano Di Natale al croata Kalinic.

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El tanto de Morata no tuvo, como en otros encuentros, el efecto hipnotizador sobre el rival. Croacia, y sin su mago Modric, no renunció a hacerle daño a España. Y lo consiguió con el balón en los pies, y el dinámico Rakitic -aquí el azulgrana es un alma libre, no un obediente escolta de Messi o Alves-, apareciendo por todos los lados.

Se había despistado Ramos justo un minuto después de que Morata, con un mal control, estropeara una gran asistencia de Cesc. Lo que podría ser el 2-0 acabó con España (m. 43) mirándose a sí misma camino del vestuario en el descanso con el 1-1 (m. 44).

En la segunda mitad, nada de nada. Del Bosque, que hizo los tres cambios para sostener a una selección que se estaba derritiendo, vio como toda terapia no daba resultado. Y España probó de su propia medicina. A tres minutos del final del partido, y cuando el 1-1 le valía para tener una estancia tranquila en la Eurocopa, un balón largo a la espalda de los centrocampistas pilló a los dos laterales, sobre todo Juanfran, fuera de su sitio.

Piqué quiso achicar el agua, pero no podía. Además, De Gea no protegió su palo. Se fue al centro cuando el disparo de Perisic, el mejor del partido, se coló por su derecha. De pronto, España se quedó con las manos vacías. Le espera el lunes en París la rocosa Italia de Conte.   

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