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La misión EUMAM de ayuda a Ucrania forma a soldados en el acuartelamiento General Álvarez De Castro en Sant Climent Sescebes, Girona.
Militares ucranianos entrenan el combate con instructores del regimiento Barcelona 63
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La misión EUMAM de ayuda a Ucrania forma a soldados en el acuartelamiento General Álvarez De Castro en Sant Climent Sescebes, Girona.
2
El regimiento Barcelona 63 ya ha preparado a 500 líderes de pelotón que mandan a 5.000 combatientes.
3
Participan 39 hombres y ocho mujeres en la XI rotación del módulo Squad Commander de la EUMAM, o sea, el adiestramiento de líderes de pelotón en el programa europeo de formación de combatientes ucranianos.
4
Solo dura minutos la batalla. Se ha mantenido la proporción de tres que atacan por cada uno que defiende. Cuesta distinguir en este ensayo de la de guerra a 4.000 kilómetros del frente los tryzub dorados sobre fondo azul que llevan en las hombreras los ucranianos, y las bandas rojas y amarillas españolas de los instructores que asaltan con ellos. Todo es una coreografía vertiginosa.
5
Una soldado ucraniana se parapeta en su posición.
6
En el campo de maniobras de la base de Sant Climent Sescebes (Girona) llevan a cabo un trabajo crucial de la ayuda militar al país invadido por Rusia: han formado ya a 500 líderes de pelotón, un equivalente al suboficial; en el esqueleto de cualquier ejército OTAN, una vértebra insustituible.
7
De 73.000 soldados ucranianos que han instruido los ejércitos europeos, los 500 que ha formado el Barcelona 63 mandan a otros 5.000 en puntos clave del frente.
8
Un soldado español observa el ejercicio militar.
9
Los que pasan por el Empordà no son miembros de tropas especiales, ni paracaidistas, ni boinas verdes, pero sí son parte de la élite en el frente.
10
Son militares comunes, y civiles, profesores, chóferes, comerciantes militarizados por la tribulación que atraviesa su país.
11
Un soldado español, con cinta roja en el casco, simula ser el 'soldado enemigo' durante el ejercicio.
12
Formar líderes de pelotón es a veces barajar normas de sentido común en las que no reparaban los combatientes.
13
Un soldado español, con cinta roja en el casco, en posición de defensa durante el ejercicio.
14
No resulta fácil distinguir por capacidad a unos de otros alumnos.
15
Son gente bregada en tres años de guerra, viva a base de pericia y suerte en el combate, y a la que en los ejercicios se la ve evolucionar atravesada por el mismo propósito, unos gordos resoplando, otros canosos, otros jóvenes fornidos.
16
Soldados españoles observan el ejercicio en el que se han usado botes de humo.
17
Un soldado ucraniano durante la maniobra militar.
18
El humo envuelve a un soldado en un alto.
19
El 'juicio crítico: cuando acaba la simulación del combate, barbudos rubios y sonrosados, jadeando aún, se despojan del casco sacando al sol su pelo mojado por el sudor, se sueltan el chaleco antifragmentos, bajan el hocico del fusil HK, que alguno acaricia distraídamente como a un cachorro.
20
Una intérprete traduce las expliciones de unos y otros.
21
Es una puesta en común. Se congratulan los instructores de que los ucranianos aprenden detalles como atacar por un solo flanco, y no por dos, como a veces hacen en el frente exponiéndose al fuego amigo.
22
En este ejercicio se usaron armas de fogueo.
23
Los vehículos tácticos Vamtac que les llevarán por el monte desde Bravo Papa, la base de partida -que en la guerra real estaría a 50 kilómetros, a salvo de artillería y drones pequeños, hasta Lima Papa, el punto de inicio del ataque, en la supuesta primera línea.
24
Un soldado ucraniano en el interior de un Vamtac.
25
Soldado españoles en el interior de un vehículo.
26
Soldado ucraniano en un vehículo táctico Vamtac.
27
Soldados españoles escoltan a un vehículo táctico Vamtac.
28
Un soldado español con el emblema de la EUMAM.
29
Los drones de observación, que ya son la avanzadilla de cualquier unidad militar.
30
“Tratad de lanzarlos desde otro punto, porque si el enemigo los ve ascender encima vuestro ya sabe vuestra posición”, les aconseja un instructor.
31
Una soldado ucraniana durannte la práctica del uso de drones.
32
“A veces los hacemos despegar desde más lejos”, responde una de las alumnas, que ha estado manejando el robot volador tras un talud.
33
Los alumnos que llegan a la base General Álvarez de Castro de Sant Climent son combatientes que han sobrevivido con pericia en el dantesco frente ucraniano.
34
Emblema del ejército ucraniano.
35
El “cajón de arena” es una maqueta de la zona que van a atacar, modelada en la tierra para simular hondonadas y elevaciones.
36
Colocan pedazos de hierba y palos para representar zonas boscosas, y tanquecillos de plástico y soldaditos de juguete. Sobre la maqueta, el líder explica en el Bravo Papa por dónde avanzará el pelotón de ataque.
37
En el cajón de arena se trata de responder a las cuatro preguntas de un plan táctico de combate: a dónde, por dónde, cómo y cuándo.
38
No se trata de reclutas como los que llegan a la Academia de Infantería en Toledo a aprender a disparar: Ucrania envía al Regimiento Barcelona 63 una selección de soldados que en la guerra destaca con sangre fría, autoridad e inteligencia, artífices de la resistencia ante las masivas y suicidas oleadas con que el Ejército ruso trata de agotar a su oponente.
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El regimiento Barcelona 63 ya ha preparado a 500 líderes de pelotón que mandan a 5.000 combatientes.
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Participan 39 hombres y ocho mujeres en la XI rotación del módulo Squad Commander de la EUMAM, o sea, el adiestramiento de líderes de pelotón en el programa europeo de formación de combatientes ucranianos.
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Solo dura minutos la batalla. Se ha mantenido la proporción de tres que atacan por cada uno que defiende. Cuesta distinguir en este ensayo de la de guerra a 4.000 kilómetros del frente los tryzub dorados sobre fondo azul que llevan en las hombreras los ucranianos, y las bandas rojas y amarillas españolas de los instructores que asaltan con ellos. Todo es una coreografía vertiginosa.
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Una soldado ucraniana se parapeta en su posición.
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En el campo de maniobras de la base de Sant Climent Sescebes (Girona) llevan a cabo un trabajo crucial de la ayuda militar al país invadido por Rusia: han formado ya a 500 líderes de pelotón, un equivalente al suboficial; en el esqueleto de cualquier ejército OTAN, una vértebra insustituible.
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De 73.000 soldados ucranianos que han instruido los ejércitos europeos, los 500 que ha formado el Barcelona 63 mandan a otros 5.000 en puntos clave del frente.
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Un soldado español observa el ejercicio militar.
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Los que pasan por el Empordà no son miembros de tropas especiales, ni paracaidistas, ni boinas verdes, pero sí son parte de la élite en el frente.
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Son militares comunes, y civiles, profesores, chóferes, comerciantes militarizados por la tribulación que atraviesa su país.
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Un soldado español, con cinta roja en el casco, simula ser el 'soldado enemigo' durante el ejercicio.
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Formar líderes de pelotón es a veces barajar normas de sentido común en las que no reparaban los combatientes.
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Un soldado español, con cinta roja en el casco, en posición de defensa durante el ejercicio.
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No resulta fácil distinguir por capacidad a unos de otros alumnos.
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Son gente bregada en tres años de guerra, viva a base de pericia y suerte en el combate, y a la que en los ejercicios se la ve evolucionar atravesada por el mismo propósito, unos gordos resoplando, otros canosos, otros jóvenes fornidos.
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Soldados españoles observan el ejercicio en el que se han usado botes de humo.
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Un soldado ucraniano durante la maniobra militar.
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El humo envuelve a un soldado en un alto.
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El 'juicio crítico: cuando acaba la simulación del combate, barbudos rubios y sonrosados, jadeando aún, se despojan del casco sacando al sol su pelo mojado por el sudor, se sueltan el chaleco antifragmentos, bajan el hocico del fusil HK, que alguno acaricia distraídamente como a un cachorro.
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Una intérprete traduce las expliciones de unos y otros.
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Es una puesta en común. Se congratulan los instructores de que los ucranianos aprenden detalles como atacar por un solo flanco, y no por dos, como a veces hacen en el frente exponiéndose al fuego amigo.
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En este ejercicio se usaron armas de fogueo.
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Los vehículos tácticos Vamtac que les llevarán por el monte desde Bravo Papa, la base de partida -que en la guerra real estaría a 50 kilómetros, a salvo de artillería y drones pequeños, hasta Lima Papa, el punto de inicio del ataque, en la supuesta primera línea.
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Un soldado ucraniano en el interior de un Vamtac.
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Soldado españoles en el interior de un vehículo.
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Soldado ucraniano en un vehículo táctico Vamtac.
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Soldados españoles escoltan a un vehículo táctico Vamtac.
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Un soldado español con el emblema de la EUMAM.
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Los drones de observación, que ya son la avanzadilla de cualquier unidad militar.
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“Tratad de lanzarlos desde otro punto, porque si el enemigo los ve ascender encima vuestro ya sabe vuestra posición”, les aconseja un instructor.
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Una soldado ucraniana durannte la práctica del uso de drones.
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“A veces los hacemos despegar desde más lejos”, responde una de las alumnas, que ha estado manejando el robot volador tras un talud.
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Los alumnos que llegan a la base General Álvarez de Castro de Sant Climent son combatientes que han sobrevivido con pericia en el dantesco frente ucraniano.
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Emblema del ejército ucraniano.
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El “cajón de arena” es una maqueta de la zona que van a atacar, modelada en la tierra para simular hondonadas y elevaciones.
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Colocan pedazos de hierba y palos para representar zonas boscosas, y tanquecillos de plástico y soldaditos de juguete. Sobre la maqueta, el líder explica en el Bravo Papa por dónde avanzará el pelotón de ataque.
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En el cajón de arena se trata de responder a las cuatro preguntas de un plan táctico de combate: a dónde, por dónde, cómo y cuándo.
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No se trata de reclutas como los que llegan a la Academia de Infantería en Toledo a aprender a disparar: Ucrania envía al Regimiento Barcelona 63 una selección de soldados que en la guerra destaca con sangre fría, autoridad e inteligencia, artífices de la resistencia ante las masivas y suicidas oleadas con que el Ejército ruso trata de agotar a su oponente.