Abro hilo

Hay que acabar con los bulos (que lanzan los rivales)

El adiós de Biden, la llegada al poder de Trump y sus primeras medidas evidencian el papel crucial de la hegemonía tecnológica

Sánchez arremete contra la 'tecnocasta' en Davos y anuncia que propondrá el fin del anonimato en redes al Consejo Europeo.

Sánchez arremete contra la 'tecnocasta' en Davos y anuncia que propondrá el fin del anonimato en redes al Consejo Europeo. / EFE

Daniel G. Sastre

Daniel G. Sastre

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El control de la información es una cosa tan importante que ha protagonizado el relevo en la presidencia de Estados Unidos. Joe Biden se despidió de los ciudadanos con un último discurso en el que advirtió de algo que inquieta a muchas personas en todo el mundo: la pujanza de una "oligarquía tecnológica" que ya no esconde su voluntad de incidir en la política. "Los estadounidenses están siendo enterrados bajo una avalancha de desinformación que permite el abuso de poder. La prensa libre se derrumba. Las redes sociales han abandonado la verificación de datos", dijo Biden, aprovechando el anuncio de Mark Zuckerberg de que va a seguir los pasos de Elon Musk y va a acabar con los 'fact-checkers' en Facebook. "La verdad está siendo ahogada por mentiras que se dicen por poder y por beneficio", insistió el ya expresidente de EEUU.

Cuesta no dejarse llevar por este estado de ánimo. Las voces que recuerdan que cualquier transformación profunda suscita alarmismo, a menudo injustificado, en los sectores más afectados –ahí está el fenomenal reportaje que 'Entender más' publica esta semana sobre el origen de la fregona, que subraya que en los años 50 las profesionales de la limpieza temían que el nuevo invento les robase el trabajo– conviven con las que alertan de que esta vez los cambios no tienen ninguna vertiente positiva. En la misma línea que Biden se ha expresado el presidente español, Pedro Sánchez. Pero en su idea sobre acabar con el anonimato en las redes sociales y eliminar todos los perfiles falsos cuesta ver cuánto hay de preocupación sincera y cuánto de táctica partidista, y si diría lo mismo si los de su cuerda ideológica que también intoxican el debate político tuvieran tanto poder como sus rivales. Y esas sospechas son el principal problema de quienes se oponen al vigor intervencionista de los oligarcas de la tecnología.

President-elect Donald Trump and Melania Trump are greeted by President Joe Biden and first lady Jill Biden, upon their arrival at the White House, Monday, Jan. 20, 2025, in Washington. (AP Photo/Alex Brandon)

Joe Biden recibe a Donald Trump y su esposa. / Alex Brandon. AP

Esos "oligarcas de la tecnología" tienen nombres y apellidos, y tienen presencia corpórea, como se pudo comprobar echando un vistazo a la primera fila del acto de 'coronación' de Donald Trump. Están pasando muchas cosas, y muy rápido, importantes para el futuro de las redes sociales y en general de la hegemonía científica. Está claro que se trata de uno de los ámbitos prioritarios de la actuación del gobierno del nuevo presidente de EEUU. Los primeros días de Trump en el cargo no dejan lugar a dudas: en consonancia con todo tipo de anuncios llamativos –algunos con relación con España, como el despido del chef José Andrés o su errónea creencia de que el país forma parte de los BRICS–, Trump ha evidenciado su interés por mantener la supremacía tecnológica.

En lugares de honor de la toma de posesión de Trump estaban situados, entre otros, Elon Musk (X y Tesla), Jeff Bezos (Amazon) Mark Zuckerberg (Meta) y Sundar Pichai (Google). Al margen de consideraciones sobre si puede o no aplicárseles la etiqueta de oligarcas, sus fortunas, según los últimos datos disponibles, son sin duda mareantes. La de Musk, el hombre más rico del mundo, es de casi 450.000 millones de dólares. Bezos (casi 250.000 millones de dólares), Zuckerberg (217.000 millones, según Bloomberg) y Pichai (con sus mucho más modestos 1.000 millones) completan un grupo de cuatro personas cuya opulencia supera ampliamente el PIB de la mayoría de países, incluyendo muchos de la UE.

Trump también ha evidenciado la importancia que otorga a los avances tecnológicos firmando en sus primeros días como presidente decretos para impulsar las criptomonedas y la inteligencia artificial, y anunciando, junto a los gurús del área (los jefes de Oracle, OpenAI y Softbank) una inversión de medio billón de dólares en infraestructuras para desarrollar la IA.

Guests including Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Sundar Pichai and Elon Musk, arrive before the 60th Presidential Inauguration in the Rotunda of the U.S. Capitol in Washington, Monday, Jan. 20, 2025. (AP Photo/Julia Demaree Nikhinson, Pool) Associated Press / LaPresse Only italy and Spain. EDITORIAL USE ONLY/ONLY ITALY AND SPAIN

Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Sundar Pichai y Elon Musk. / Associated Press/LaPresse

Precisamente el anuncio de esa fabulosa inversión en inteligencia artificial puede ser el germen de unas futuras desavenencias entre Trump y Musk que muchos –no se sabe si más con voluntad de que sucedan que con indicios extraídos de un análisis consistente– pronostican. Para empezar, de los 500.000 millones de dólares de los que habló Trump para en su primer día en la Casa Blanca solo están comprometidos 100.000 millones, que además no saldrán de las arcas públicas sino de las empresas que participaron del acto junto al presidente –Oracle, Open AI y Softbank– y de la emiratí MGX. Para continuar, y pese a que el nuevo jefe del Gobierno de EEUU se atribuyó el mérito, la negociación para la llegada de esos fondos se inició hace muchos meses, cuando Biden era presidente.

Pero lo importante, en materia de la relación entre Trump y Musk, es que el anuncio no ha gustado al hombre más rico del mundo. Musk, que en las últimas semanas ha dado un fuerte impulso a Grok, la plataforma de IA de su red social X, ha puesto en duda que la inversión en el llamado proyecto Stargate sea una buena idea. A pesar de que ahora forma parte del gobierno, el magnate criticó el anuncio con dos mensajes en X, en los que dijo que el proyecto no tiene financiación para alcanzar los niveles de inversión prometidos. "No tienen el dinero", escribió Musk. "Softbank tiene asegurados bastante menos de 10.000 millones de dólares. Lo sé de buena fuente", añadió.

Sam Altman, presidente de OpenAI y enfrentado desde hace años con Musk, no tardó en responderle, subrayando que ahora debe mirar por los intereses de EEUU: "Falso, como seguro que sabes. ¿Quieres venir a visitar el primer centro, que ya está en construcción? Esto es genial para el país. Sé que lo que es genial para el país no siempre es lo mejor para tus empresas, pero en tu nuevo rol espero que pongas a Estados Unidos por delante".

Sam Altman, cofundador y director ejecutivo de OpenAI, creadora de ChatGPT, en el Foro Económico Mundial de Davos.

Sam Altman, cofundador y director ejecutivo de OpenAI, creadora de ChatGPT, en el Foro Económico Mundial de Davos. / Fabrice Coffrini / AFP

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