Opinión | Política y moda

Patrycia Centeno

Experta en comunicación no verbal.

Patrycia Centeno

No es cultura, es campaña, por Patrycia Centeno

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rey / Casa de S.M. el Rey

El pasado domingo Miquel Iceta se prestó a acompañar al rey Felipe VI a las Ventas. Nos enteramos por Zarzuela que publicó una foto de los dos; en la cuenta del socialista, ni rastro… Quizás porque la imagen de un ministro de Cultura español dando apoyo presencial a la tortura de un ser vivo no se había dado desde que el PP dejó el gobierno. Por supuesto, no es que los socialistas que ocuparon anteriormente esa misma cartera no hayan defendido la Fiesta Nacional (tortura animal). Desde Carmen Calvo, que señaló en su día que "no hay nada más moderno que una tarde de toros", hasta Jose Manuel Rodríguez Uribes que, aunque al principio no recomendó asistir, después (por lo que fuera) acabó defendiendo que era una práctica "compatible con la ética y el bienestar animal"...

Por su parte, Iceta sigue el espíritu ético ecosocialista mayoritario en este país: el de contradicción o también conocido como "el que me convenga según el día". Si en octubre del 2021 anunció orgulloso que los toros no se incluirían en el bono cultural para los jóvenes; en febrero del 2023 acataba la sentencia del Supremo que le advertía que debía rectificar. Podríamos decir que en este caso no tuvo otra opción pues la ley obliga.

Mientras el presidente Sánchez plantea las elecciones del 23-J como un plebiscito entre PSOE-PP/Vox y va señalando constante y oportunamente las diferencias entre un gobierno progresista y retrógrado; la foto de Iceta a quien se le vio aplaudir durante la tortura no se alejada nada de lo que defienden en materia animal sus adversarios. Anclados y con el argumento de la tradición, algunos seguirían hoy quemando brujas en la plaza del pueblo... Pero no se equivoquen, esa imagen de apoyo del ministro a la fiesta dándole consideración de cultura no es un fallo de comunicación o error de estrategia del departamento. Porque puede haber cabreado a animalistas como yo; pero flirtea con un público más conservador y "más patriota".

Cabreando a la mayoría

Sin embargo, la jugada no ha salido bien. Cuando quieres contentar a todos, acabas cabreando a la mayoría. No solo porque era evidente que los Morantes de la Puebla no iban a cambiar su voto y decantarse de repente por el partido socialista; también, porque aunque satisfechos con el gesto, enseguida asociaciones y aficionados taurinos catalanes han exigido al ministro del PSC el retorno de las corridas a la comunidad. En Catalunya las corridas se prohibieron en 2010, pese a que siguen celebrándose 'correbous' y otras actividades de maltrato animal con el beneplácito político del nacionalismo catalán porque ningún partido en el Parlament se atreve a perder ahora votos por algo así.

Se sabe que al rey Felipe VI, a diferencia de la gran afición que mantiene su padre, no le entusiasma el espectáculo. Pero el monarca es consciente de que aquellos que dicen amar al toro para torturalo -lo maté porque era mío- es uno de sus públicos más fieles y hay que darles mimitos de vez en cuando. Además, la presión de los medios de comunicación de derechas por la poca implicación del Rey en estos entornos es también digna de consideración y análisis.

Por todo ello, de vez en cuando les regala los oídos: "la educación y la tauromaquia contribuyen a dar cohesión a la sociedad". Claro que sí, Felipe: y el toro —pese a que todos los mamíferos posean sistema nervioso- no sufre. Letizia, como hiciera doña Sofía, acudió a regañadientes a cuatro corridas en su etapa como princesa hasta que en 2009 dijo basta. Seguramente, es en las pocas cosas que suegra y nuera coincidan. Ni la princesa Leonor ni la infanta Sofía han acompañado nunca a su padre a los toros, algo que sí hacen en otras actividades como partidos de fútbol. Veremos que ocurrirá cuando la hija mayor de los Reyes cumpla 18 años y su papel como heredera se defina. Porque hay que tener estómago -ser un discapacitado emocional- para soportar o disfrutar con el sufrimiento de un animal indefenso. Sea como sea, la ausencia de la reina marca una posición clara; lástima que otros en este aspecto no sean tan valientes. No es cultura, es campaña.

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