Una madre pide ayuda a la policía porque es incapaz de diferenciar a sus gemelos

"Mañana tengo que ir a la policía para que le tomen la huella digital a mis gemelos y me digan cuál es cuál", explica Sofi Rodríguez en Twitter. Esta mujer dio a luz a Valentín y Lorenzo hace 45 días, pero es incapaz de reconocerlos porque son demasiado idénticos. Que la progenitora no logre saber quién es quién comporta un problema mayor: administrativamente tampoco saben quién es quién y las autoridades no tienen una solución.

"En las fotos parecen distintos, pero es porque salen de diferentes ángulos o les da distinta la luz. En persona son iguales", concreta Rodríguez, en un hilo de tuits. De ahí que la mujer tuviese la idea de tomarles las huellas dactilares para saber qué bebé es Valentín y cuál es Lorenzo. Pese a bañarles con tinta sus diminutos dedos, de nada sirvió. Sus huellas "no figuran en el sistema", relata la madre.

Los reconoce por la marca de una vacuna

"Hoy los logro diferenciar por la vacuna, pero no sé cuál es cuál y necesito saberlo para seguir sus historias clínicas", prosigue en su hilo de Twitter. Solo uno de los bebés ha sufrido reacción a los pinchazos, por lo que la progenitora ha llegado a otra conclusión: que le pusieron dos dosis a un niño en lugar de ponérsela a los dos.

"Le están haciendo todos los estudios y no le ponen nombre porque no sabemos cuál es", agrega. La historia es tan surrealista que la primera publicación ha recopilado 248.000 'likes' en 24 horas.

"Madre del año"

Irónicamente, Rodríguez ha bromeado con ser "la madre del año". La historia es tan surrealista que ha recopilado en 24 horas 248.000 'me gusta'. Algunos usuarios de Twitter han asegurado haber vivido historias similares y han contado su experiencia. "Yo le pinte la uña del pie a una de las mías para diferenciarlas. Son idénticas, idénticas pero para mi son absolutamente distintas", cuenta Conz Preti.

"Con mi hermano mellizo usábamos pulseras, uno la izquierda y otro la derecha. El mito dice que una vez se nos cayó a ambos y nos las pusieron invertidas. Tenemos casi 30 años y puede que yo sea él y él sea yo", relata Manuel Rubina.