Aniversario

35 años de Sabrina Salerno y el pecho que paralizó España

El 31 de diciembre de 1987 millones de hogares vieron el pecho de la artista italiana en el especial de Nochevieja de TVE. El incidente, lejos de estar preparado, se forjó en una sala de montaje.

Sabrina Salermo en la Nochevieja de 1987.

Sabrina Salermo en la Nochevieja de 1987. / EPC

Sergio del Amo

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Mucho antes del nipplegate, de que el pecho derecho de Janet Jackson saludara en 2004 a los telespectadores de la Super Bowl, estuvo la italiana Sabrina Salerno. En el verano de 1987, gracias al éxito de Boys (Summertime Love), la joven de 19 años se convirtió en una diva del italodisco tardío y en la más popular de las tit-stars: el apelativo con el que en aquella época eran conocidas las cantantes -tales como Samantha Fox o Danuta Lato- que gozaban de un exuberante escote.

El pegadizo tema alcanzó el tercer puesto en las listas de ventas españolas. Sin embargo, al menos aquí, Sabrina no es precisamente recordada por esa u otra de sus posteriores canciones. ¿El motivo? La noche del 31 de diciembre de 1987 protagonizó uno de los momentos más controvertidos de la televisión patria en Súper 88, el especial de Nochevieja de TVE.

A diferencia de años anteriores, que era en directo, por primera vez el ente público decidió grabar el programa de variedades días antes. La actuación de Sabrina, en concreto, se grabó el 23 de diciembre. Y, en vez de su sencillo más popular, decidió interpretar en riguroso playback Hot Girl. Ahora bien, ya desde el principio, los ahí presentes vieron venir la tragedia. El corpiño blanco que llevaba era tan pequeño que, por mucho que intentó subírselo o taparse con su chupa de cuero, ocurrió lo irremediable: tras unos tímidos saltitos, en el puente que conecta el primer estribillo con la segunda estrofa, se le salió un pecho.

Todo ocurrió tan rápido que Hugo Stuven, el realizador de la gala, no se percató. Tal como narró en el diario El Mundo: “Mi ayudante de realización era Eusebio Moreno, el marido de Chus Lampreave, y me dice: ‘A esta chica se le sale un pecho’. Le contesté: '¿Qué me dices? No me jodas'. En efecto, llevaba una ropa tan escasa que se le movía todo. Era ya tarde por la noche y no podíamos grabar más. Llamé a su mánager, Paolo, y le mostré el vídeo. Dijo que no pasaba nada, que adelante”.

Stuven intentó eliminar la imagen en la sala de montaje. No obstante, como Sabrina estaba sola en el escenario, sin músicos o bailarines, le fue imposible. “De repente me dije: ¿por qué no lo ponemos a cámara lenta? Todos mis ayudantes me decían: ‘La seño se va a cabrear, te lo va a echar abajo’”, explicó a El País. Lo que ni él ni ninguno de sus compañeros imaginaba es que la seño, Pilar Miró -entonces directora general de RTVE-, daría el visto bueno a la idea.

Como si de un partido de fútbol se tratara, el realizador partió la pantalla en dos: mientras en la derecha Sabrina proseguía con la actuación, en la izquierda emergió un plano ralentizado del incidente -grabado desde otro ángulo- para que cualquiera pudiera verlo en todo su esplendor desde casa. Incluso, se agregaron unos silbidos enlatados en posproducción. La centralita de RTVE se colapsó de llamadas de telespectadores indignados.

Las consecuencias fueron inmediatas. Aquella misma noche, mientras actuaba en el Teatro Arriaga de Bilbao, un grupo de feministas la recibió con una lluvia de tomates y huevos al grito de “¡Sabrina a la ría”. La artista todavía sostiene que no era consciente de la emboscada. “Si hubiese sido preparado, merecía ganar el Óscar porque salió perfecto. Fue accidental. Me encontré con el realizador que hizo la gala un año después, en un festival. Quise matarlo. Él lo reconoce en un libro que editó tiempo después”, declaró en 2016 a las páginas de La Vanguardia. En realidad, cuando Sabrina y Stuven coincidieron en la ciudad suiza de Montreux a principios de 1988 -no un año más tarde como aseveró-, ella le dio un merecido bofetón que resonó en toda Europa.