Redes sociales

¿Sabías que los emoticonos que usas delatan tu edad, tu género y tu forma de comportarte?

Un estudio realizado a partir de 90.000 mensajes de WhatsApp señala las notables diferencias que existen a la hora de usar los 'emojis' entre las diferentes generaciones

Una mujer utiliza 'emojis' en WhatsApp.

Una mujer utiliza 'emojis' en WhatsApp.

Jordi Ferrer (EFE)

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Todo lo que explicaban las nuevas generaciones ha acabado por tener una base científica en la que apoyarse: los emoticonos que usas en tus charlas digitales delatan tus arrugas, tu género y tu forma de expresarte en función de si se participa en un grupo mixto o no.

Carmen Pérez Sabater, investigadora de la Universitat Politècnica de València (UPV) dentro del Departamento de Lingüística Aplicada, ha desarrollado un estudio en el que a partir de 90.000 mensajes recopilados, ha analizado el uso actual en las conversaciones de la plataforma WhatsApp de los populares 'emoji' o emoticonos, describiendo las principales diferencias existentes hoy en día y las tendencias del futuro.

"Fiesta de emojis" entre los mayores de 50 años

Entre las conclusiones, el estudio señala notables diferencias dependiendo de la edad de quien lo escriba: "La gente joven, de menos de 30 años, usa muchos gifs y stickers personalizados, no tantos emojis convencionales que, como dicen, no son los suficientemente expresivos para ellos".

"En aplicaciones como TikTok o Instagram los emplean para las descripciones, pero en sus grupos de WhatsApp los suelen evitar. No sucede así con los usuarios mayores de 50 años, cuyas conversaciones son una fiesta de emojis constante", explica Carmen Pérez.

Los hombres actúan diferente según a quién se dirijan

Atendiendo a las diferencias por género, el trabajo de esta investigadora valenciana saca a relucir que, en las conversaciones de grupo, el comportamiento de los hombres varía en función de si el grupo es mixto o no.

"Si no lo es, no usan tantos emojis como las mujeres, cuyo comportamiento no varía independientemente de por quién esté formado el grupo. Y si lo es –mixto-, los hombres se suelen acomodar al tono general del grupo y a lo que hacen las mujeres", explica Pérez.

En su análisis, la investigadora remarca también que la interpretación de los emojis depende del contexto y la cultura: "Estos elementos no son universales, varían según la aplicación que se use y el país donde vivamos".

Otra de las conclusiones del estudio es que se advierte una tendencia a la personalización del elemento gráfico.

Buscar un lenguaje propio

"Nos queremos diferenciar del resto, cada vez buscamos más ser originales en nuestras conversaciones y para ello creamos nuestros propios stickers y gifs. Sobre todo en las conversaciones grupales de jóvenes, cada comunidad tiene su propia batería de gifs y stickers a la carta, que son la seña de identidad del grupo", añade.

Tras analizar más de 90.000 mensajes, esta investigadora concluye que "cuando una persona habla en un grupo y tiene que compartir una información usa texto. Los 'graficonos', como se llama a los 'emojis', 'stickers' y 'gifs' en lingüística, evitan el silencio grupal, refuerzan los lazos de unión con el resto, son el detonante de una risa grupal, pero nunca sustituyen por completo las palabras. Las conversaciones por internet son mayoritariamente textuales".

Los emojis y su relación con el ciberacoso sexual

En otro trabajo, Carmen Pérez Sabater y la estudiante de doctorado de la UPV Andrea García Montes están analizando un corpus de texto cedido por el Ministerio del Interior de agresores condenados por ciberacoso sexual a menores, con el objetivo de caracterizar el uso que hacen de los emojis los ciberacosadores en las redes.

"Nuestra hipótesis de partida era que nos íbamos a encontrar con elementos gráficos que hicieran alusión implícita al sexo, como berenjenas, cerezas y melocotones. Sin embargo, son conversaciones con una gran presencia de emojis de corazones y besos", señala la investigadora valenciana.

¿Y eso a qué se debe? "A la intención del agresor de ganarse la confianza de su víctima a través del desarrollo falso de una relación de amistad o noviazgo convencional. Si usara de primeras los elementos gráficos que hacen referencia al sexo, el agresor desvelaría sus intenciones reales y pondría en alerta al menor, que cortaría probablemente la conversación de inmediato", apunta Andrea García Montes.