SUSTO EN PONTEVEDRA

Una pareja se duerme en un patito hinchable y despierta en medio de la ría

Los dos jóvenes consiguieron llegar a la playa de Lourizán 'remando' con un palo tras ser arrastrados por el viento desde la otra orilla

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El Periódico

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Un mariscador de Redondela llamado Rafael y su pareja tardarán en olvidar, si es que algún día lo hacen, lo que les sucedió este martes cuando se disponían a disfrutar de una plácida jornada de sol y playa en la Rías Baixas a bordo de un inocente patito hinchable.  

Según publica 'Diario de Pontevedra', la pareja se montó en el muñeco acuático a eso de las 18.30 horas y se adentró en el mar cerca del arenal de Lourido. Mecidos por el vaivén de las olas y la brisa marina, los dos acabaron durmiéndose sin percatarse de que el animalito hinchable seguía su viaje sin rumbo definido.

Minutos después, se despertaron y comprobaron con sorpresa que ya no estaban cerca del concello de Poio, sino en una zona muy próxima a la factoría de Ence, en el otro margen de la ría. Los protagonistas de la historia explicaron que pasaron por momentos de cierta tensión cuando el patito hinchable se quedó completamente a la deriva. La posibilidad de que sufriese un pinchazo en un choque contra las rocas les mantenía en vilo.

Un palo salvador

La presencia de un viento del Norte que soplaba con fuerza moderada y las fuertes corrientes marinas existentes en el canal central de la ría les impedían regresar a Lourido. "Pudimos coger un palo y con él decidimos acercarnos a la zona de Lourizán, que estaba más cerca de nuestra posición", recordaron. Con el palo convertido en improvisado remo, pensaron que la opción de volver hacia Poio era impensable a la vista de la dirección del viento, que les empujaba de Norte a Sur.

Al final de su recorrido, dos patrullas de las Fuerzas de Seguridad, una de la Policía Local y otra de la Nacional, avisados de la presencia del patito a la deriva, ofrecieron apoyo a los dos ‘navegantes’. Una vez que tomaron tierra en la playa de Lourizán, la Policía Local y los vecinos les ofrecieron su colaboración y pudieron telefonear a una persona conocida, que fue la que les devolvió a su punto de partida.