Visto en Twitter

El chino del juicio de las plantillas regresa con otro gran éxito: ha aprendido la palabra 'veneno' y la utiliza para todo

Sus conversaciones triunfan en Twitter, donde absolutamente todo es veneno, incluso el tupper de una señora para su marido

Veneno

Veneno / periodico

María Aragón

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El pasado mes de mayo saltaba a la fama de la Red tras ir a juicio por el robo de unas plantillas de 75 céntimos en su local, una historia viral que colocó a su narradora, Andrea, en el olimpo de los hilos en Twitter. 

El famoso chino de las plantillas ha vuelto por todo lo alto, convirtiéndose de nuevo en protagonista de esta red social gracias a su técnica para aprender español. Andrea cuenta que su jefe tira de rutina para memorizar conceptos. Es decir, repite constantemente cada palabra que aprende de manera que, entiende, a su cerebro no le quedará más remedio que asimilarlo. 

Pero, ¿qué pasa cuando la palabra que aprendes ya es de por sí tóxica y es peligroso repetirla constantemente? En esta ocasión hablamos del 'veneno', e igual no es divertido para los clientes un uso ilimitado del concepto.

A las 18.28 de la tarde adquirió la palabra "veneno" para su léxico y ya no podía tirar la toalla. Así que en apenas unos minutos el veneno ya era parte de los huevos...

Del pegamento rápido, evidentemente. Porque a alguien se le podía haber ocurrido llevarse a la boca el pegamento, y había que advertir de lo peligroso que era. 

Y de la pila del reloj. Lo había entendido todo perfectamente. 

Aunque había veneno bueno. Imagínate rechazar las monedas por ello... Imposible. 

Lo había entendido todo tan bien que ya era capaz de hilar conversaciones y meter la palabra 'veneno' en un buen contexto. 

Parecía que le había durado solo media hora la nueva palabra. Pasadas las siete ya parecía agotado. Eso, o que el contexto no era del todo favorable.

Empezaba a funcionar como algo escacharrado, un robot defectuoso.

Se agarró a lo que pudo pero está claro que no todo vale. Esto es juego sucio.

Aunque esto valía como puro entrenamiento y faltaba lo mejor. Señora, ¡que le ha pillado las intenciones! 

Una hora después, el veneno sigue haciendo efecto.

Y faltaba lo mejor para rematar la historia, el giro radical de los acontecimientos, el hecho inesperado: