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La muerte que hace reflexionar sobre la importancia de las personas amables en el día a día

Tras 16 años encontrándose al mismo hombre en un parking, Juanito lamenta su pérdida con un emotivo hilo

Féretro

Féretro / Pixabay

María Aragón

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A lo largo de la vida encontramos gente que, aunque no esté muy implicada en nuestra vida, sí lo está indirectamente. La persona que te cruzas todos los días al ir al trabajo, quien te atiende detrás de la barra de un bar, el taquillero de un parking al que acudes habitualmente... Gente amable que te hace el día a día más fácil con su cariño o charlas durante muchos años. Y que se hacen necesarias cuando desaparecen.

Esto le pasó a Juanito, que narra la noche que acabó con lágrimas precisamente por una pérdida inesperada. 

Juanito cuenta que cada vez que va a Málaga deja el coche en un parking familiar, de esos que apuntan los datos del coche a mano. 

El hombre es una persona "peculiar", dice. Y a lo largo de los años cuenta cómo le ha visto marcharse a distintas horas de la noche y con diferente compañía: un novio, ligues, amigos... y casi siempre solo.

Tantos años han dado para muchísimas anécdotas y muchísimos estados. Cuenta cómo, muy joven, le ha llegado a sentar en un escalón prohibiéndole coger el coche porque había bebido. Y, desde hace una década, sobrio. Incluso le limpió la sangre de la cara una Nochebuena. 

Comentaban gustos, y le encantaba hablar de conspiraciones, historia o investigación criminal. 

Pero todo se acaba. Y después de años cruzándose en las noches malagueñas, Juanito se sorprendidó esta semana al ver que ese hombre, del que ni siquiera sabía el nombre, ya no estaba allí. 

Él pensaba que estaría de vacaciones o que podría haberse jubilado, pero algo intuía sobre un señor cuyo trabajo "le da la vida". Así que, para no quedarse con la duda, preguntó rápidamente al sustituto.

Había muerto. Le dio un infarto en julio y solo pudo luchar por su vida cuatro días. 

Le ha contado al chico nuevo lo bien que le trató siempre, y él le ha detallado historias de "bondad infinita" sobre su vida personal. Como tenía las lágrimas saltadas se despidió diciéndole que "le acompañaba en el sentimiento".

A Juan ahora solo le queda el recuerdo de este hombre...

... y el lamento de no haber sabido más de él ni despedirse de la mejor forma.