TECNOLOGÍA

Así serán los restaurantes del futuro

Los robots encuentran su espacio en algunos negocios gastronómicos de EEUU

La máquina de Creator, la hamburguesería futurista de San Francisco

La máquina de Creator, la hamburguesería futurista de San Francisco

Luis Benavides

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Los restaurantes automatizados, donde los comensales interactúan con robots, ganan terreno en países como Estados Unidos, donde la rapidez y la eficacia en el servicio son dos aspectos muy valorados. El último en sumarse a la avanzadilla de restaurantes basados en la tecnología -y algo de inteligencia artificial- es Creator, que se han hecho un hueco en la enorme oferta gastronómica de San Francisco con unas hamburguesas de seis dólares. 

El chef de Creator es una imponente máquina formada por 350 sensores y 20 micro-ordenadores capaz de servir hamburguesas en apenas cinco minutos. Unas pocas instrucciones, con detalles como el punto de cocción y los complementos deseados, y el sistema se pone en marcha a los ojos de los clientes. Ver la preparación del plato, observar cómo coge forma la hamburguesa a medida que avanza por un circuito de cintas transportadoras, es parte de la experiencia gastronómica de Creator.

El gerente del negocio, Alex Vardakostas, explica a ‘The Verge’ que el principal desafío era conseguir que no pareciera una hamburguesa hecha por un robot. No querían hacer otra ‘vending machine’ o máquina expendedora clásica. “Pensamos en esto como una plataforma de recetas, y queríamos algo lo más creativo posible”, añadió el responsable del espacio, quien delegó esta misión a dos reputados cocineros de la Bay Area de San Francisco como Nick Balla, chef del Duna & Bar Tartine, y Tu David Phu, muy popular tras su paso por el programa de televisión ‘Top Chef’, para ofrecer las mejores creaciones al mejor precio posible.  

Esta hamburguesería con estética futurista rompe la ecuación de los costes de los restaurantes tradicionales. “Gastamos más en los ingredientes que otras hamburgueserías”, aseguran en su página web. Esto explica, continúan, que puedan ofrecer unos platos de “buena calidad a un precio más bajo”.

En esta misma línea fue concebido Spyce, un restaurante de Boston con un evidente carácter experimental creado por cuatro graduados en la prestigiosa MIT (Massachusetts Institute of Tecnology) en colaboración con Daniel Boulud, un chef de origen francés con dos estrellas Michelin en su currículo.

“Excelencia culinaria impulsada por la tecnología”. Con esta idea, los chefs fueron sustituidos por siete robots autómatas que despachan ensaladas y arroces en solo tres minutos y para todos los bolsillos, gustos e intolerancias. En su carta hay platos vegetarianos, veganos y sin gluten. “Estamos en la intersección entre la tecnología y la hospitalidad, haciendo comidas nutritivas, accesibles y sabrosas”, explican en su página web sus cuatro jóvenes fundadores.

Los robots hace tiempo que triunfan en países como China y Japón -la cinta transportadora podría ser el primer atecedente-, pero la introducción de la más alta tecnología en la elaboración todavía es reciente y suena a ciencia ficción. 

Michael FaridKale RogersLuke Schlueter y Brady Knight son los “cerebros” del  Spyce, cuatro excompañeros de instituto y de equipo de waterpolo con un apetito voraz. “Tirábamos mucho de comida para llevar. Nuestro atlético apetito requería una mejor nutrición pero nuestros presupuestos de estudiantes no nos permitían otra cosa. Soñamos con una alternativa: un robot que cocinara comidas nutritivas y saborosas, que las sirviera y las limpiara”. 

Pizzas pluscuamperfectas

Zume Pizza, uno de los primeros negocios gastronómicos con robots, nace en el corazón de Silicon Valley, San Francisco y sirvió su primera pizza el 1 de abril del 2016. Desde entonces reparte a diario por la zona de Palo Alto y Mountain View cientos de pizzas elaboradas con una precisión quirúrgica.

Unos brazos mecánicos se encargan, entre otras cosas, de amasar la masa y preparar la base perfectamente redonda en un tiempo récord: nueve segundos. Estas máquinas también están programadas para extender el tomate y otros ingredientes –con una endiablada exactitud- y retirar las pizzas de los hornos.

Todos estos casos de negocios con procesos automatizados tienen algo en común: los robots permiten que el personal humano se pueda dedicar a tareas más cualificadas o cualitativas como el mantenimiento de los aparatos y la atención a los clientes. En otras palabras, estos cacharros de la más alta tecnología no destruyen empleos sino que resultan una gran ayuda para sus 'compañeros de carne y hueso'. 

Un buen ejemplo es 'Flyppy', un artefacto valorado en unos 100.000 euros programado para mover con trabajar en la parrilla y asar 2.000 hamburguesas al día. Este cachibache con un aire al protagonista 'Cortocircuito' es una gran ayuda para los trabajadores de la hamburguesería Caliburger de Pasadena, en California. “Nuestro objetivo es mejorar las condiciones de trabajo de los cocineros y sus asistentes, no reemplazarlos”, aseguró David Zito, cofundador de Miso Robotics, creadores de esta espátula gigante.

Un café muy exprés

El funcionamiento de ‘Flyppy’ no es muy diferente, al menos en apariencia, al del brazo mecánico de Café X, una pequeña cadena de cafeterías autoservicio con tres locales repartidos por el centro de San Francisco. A la gran velocidad de este 'barista' –puede preparar 120 bebidas en una hora-, se suma la posibilidad de hacer el pedido y pagar a través de una 'app' gratuita. Se evitan así largas colas y desesperantes esperas en horas puntas. Aquí radica buena parte de su éxito, pues la mayoría de los clientes son trabajadores de las oficinas y otros establecimientos cercanos que valoran su escaso tiempo.

Los robots no solo pueden cocinar platos exquisitos. En países como China, Japón e India ya hace años que ingenios electrónicos con un aspecto más o menos antromórfico reciben a los clientes y sirven comandas.La penetración de las máquinas autómatas en el sector servicios, con tareas que van desde el cuidado de ancianos a prestar información en hoteles y  aeropuertos, es cada vez más frecuente. La cuarta revolución industrial o 'robolución' justo acaba de empezar.