POLÉMICO NEGOCIO EN PARÍS

Muñecas sexuales que incitan a la violación

Una muñeca de silicona, en una habitación del burdel de París que las comercializa.

Una muñeca de silicona, en una habitación del burdel de París que las comercializa. / periodico

Eva Cantón / París

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Las autoridades francesas tendrán que pronunciarse en algún momento sobre un asunto espinoso que plantea cuestiones legales, éticas y sociales en el que se mezclan el negocio del sexo, los burdeles y los juguetes de silicona.

La empresa Xdolls, que abrió sus puertas en París el pasado 1 de febrero con una oferta de muñecas sexuales, está en el punto de mira de la asociación Nid, un colectivo feminista de asistencia a las víctimas de la explotación sexualy del grupo comunista del Ayuntamiento de la capital.

Dirección secreta

El local de Xdolls está en un piso discreto de 70 metros del distrito 14 de París cuya dirección es secreta. Ni siquiera los vecinos están al tanto, según ha contado al diario ‘Le Parisien’ su responsable, Joachim Lousquy, un tipo de 27 años que se define como emprendedor y que antes se dedicaba al negocio de los cigarrillos electrónicos.

En cada una de las tres habitaciones del apartamento hay una pantalla con vídeos porno y una muñeca desnuda ‘made in China’ bajo una luz tamizada. Los clientes -generalmente hombres de entre 30 y 50 años, aunque también hay parejas- piden cita y pagan a través de Internet. El alquiler de los ‘sex toys’ sale a 89 euros la hora.

Además de ofrecer una imagen "degradante" de la mujer, hay más cosas que irritan al jefe de filas de la formación comunista en el consistorio parisino, Nicolas Bonnet Oulaldj. Por ejemplo, que Xdolls figure en el registro mercantil como una empresa de juegos. "¡Como si tuvieran una sala de futbolín!", protesta Bonnet Oulaldj, que rebaja al emprendedor Lousquy a la categoría de proxeneta.

Prohibidas desde la guerra

También cree que se banalizan lo que llama “burdeles de nueva generación” y que se esquiva la ley ofreciendo a los clientes prostitutas de silicona. Francia prohibió las casas de citas después de la segunda guerra mundial.

Así pues, los concejales comunistas, que forman parte del equipo de gobierno de la alcaldesa Anne Hidalgo, quieren emprender acciones legales para lograr el cierre de Xdolls. Una batalla en la que tendrán el apoyo de las militantes de Nid. Su portavoz, la abogada Lorraine Questiaux, tiene claro que no se trata de un sex-shop.

"Es un sitio donde se simula la violación de una mujer", sostiene, en línea con la tesis de muchas feministas norteamericanas, que ven en este tipo de muñecas una vía para que muchos hombres den rienda suelta a sus fantasías sexuales sin tener que preguntar a su pareja si están de acuerdo.

Incitación a la pederastia

También el concejal Hervé Bégué denuncia una incitación a la violación e incluso a la pedofilia, a la vista del tamaño de algunas muñecas, que miden 1,45 metros y pesan 34 kilos. Pese a todo, los detractores de las muñecas sexuales son conscientes de que la pelea jurídica será complicada, porque la actual normativa francesa no asocia este tipo de artilugios a la prostitución y proxenetismo.

De ahí que su estrategia sea que el Ayuntamiento presione al Parlamento para legislar en contra de este tipo de establecimientos. En las redes sociales, el debate va por otros derroteros y hay quien ve en la propuesta un exceso de puritanismo.

En Barcelona, las muñecas sexuales de la empresa Lumidolls aparecieron hace un año en un piso del Gòtic del que se trasladaron a un burdel en toda regla, con mujeres de carne y hueso, después de que el propietario de la vivienda se diera cuenta de que no tenían licencia para ejercer esa actividad.

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