RETRANSMISIONES EN DIRECTO

'Wang Hong': el negocio del exhibicionismo en la red

Luis Benavides

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La población China tiene bloqueado al acceso a Facebook, Youtube o Twitter.  Un Gran Cortafuegos levantado hace una década por el régimen de Pekín, la versión cibernética de la milenaria Gran Muralla, impide el acceso a contenidos considerados perjudiciales o contrarios a las directrices oficiales. Los habitantes del gigante asiático tienen plataformas autóctonas como Weibo, YY Live y Momo con más de 300 millones de usuarios actualmente. Los más atrevidos, unos pocos millones, muestran en la red su vida en tiempo real. Son los conocidos como ‘wang hong’, mucho más que ‘youtubers’ asiáticos.

Mientras los ‘youtubers’ occidentales se limitan a subir vídeos con una regularidad semanal o esporádica, los ‘wang hong’ pueden estar entre cuatro y ocho horas seguidas delante de una cámara, de lunes a viernes. Tanto esfuerzo frente a la webcam , claro está, tiene una atractiva recompensa económica. Un ejemplo: Wei Liuyuan, de 29 años, más conocida como Qing Wu, su alias en la red, recibió el año pasado unos 380.000 euros, según explica a Forbes. Estos suculentos ingresos proceden de los ‘regalos online’ de sus seguidores en la plataforma Momo, una de las más populares en China, canjeables por dinero real. Por cada 1.000 dólares en estos regalos virtuales, estas plataformas pueden quedarse el 50%.

A diferencia de los ‘influencers’ europeos o estadounidenses, que pueden ganar unas cantidades de dinero nada desdeñables gracias a los anuncios o esponsorizaciones, la mayor parte de los ingresos por parte de los ‘streamers’ chinos  llegan directamente de sus seguidores. Para ganarse esos 'regalos virtuales' hablan, cantan, bailan, cocinan, comen y  juegan con sus mascotas, entre otras muchas cosas.  Al otro lado de la pantalla, miles de espectadores, matan las horas y, al parecer, sienten su compañía. ‘Streamers’ y público pueden chatear a tiempo real.

Incubadoras de talentos

Yu Li, también conocido como MC Brother Li, es uno de los ‘streamers’ con más seguidores de la red social china YY Live –una plataforma que nació originalmente como un portal de juegos– y también dirige una incubadora de talentos, Wudi Media. Esta agencia está dirigida a los jóvenes chinos que cada año abandonan sus estudios y empleos para volcarse en estas retransmisiones a tiempo completo. Agencias de talentos como la del joven treinteñaro les acompañan en sus primeros pasos (y se quedan entre el 20 y el 30% de sus ingresos).

En los últimos cinco años, la industria del ‘streaming’ ha crecido exponencialmente en todo el mundo;  pero sobre todo  en China, donde el dinero generado por estas celebridades de Internet aumenta un “180% año tras año”, según iResearch. El sector de las retransmisiones en directo en este territorio alcanzó su madurez gracias a la elevada penetración del móvil inteligente y a unos planes de conexión económicos. 

Presión estética para las chicas

La mayoría de los ‘streamers’ son chicas jóvenes, bajo una gran presión estética. Muchas pasan por el quirófano pidiendo la cara de una ‘estrella online’, y eso implica una nariz larga, una barbilla delgada y unos ojos redondos.  El blanqueamiento facial es el ‘retoque’ más común entre los ‘wang hong’, con permiso de las inyecciones de Botox.  

Un 'wang hong' retransmite cómo cocina unas salchichas

Un 'wang hong' retransmite cómo cocina unas salchichas

Ante la cámara es importante medir las palabras, también los gestos y el estilismo, porque las autoridades chinas han fijado su punto de mira en este nuevo fenómeno digital. La implacable censura China podría confundir un rostro o una figura bella con una imagen sexualmente sugerente. Todos los ‘streamers’ son monitorizados, y en cuanto alguno dice o hace algo que rompe las reglas se enfrentan a cuantiosas multas e  incluso al cierre de su perfil.

A principios del 2016 el Ministerio de Cultura chino anunció la investigación de varias compañías dedicadas a las retransmisiones en vivo y multaron a más de 18.000 ‘streamers’. Desde entonces, todos los ‘wang hong’ deben registrarse con sus nombres legales y quedaron prohibidos los seudónimos o ‘nicknames’. Nada ni nadie puede escapar al férreo control del Gran Hermano chino.