RIESGO PARA LOS MÁS PEQUEÑOS
La OCU pide la retirada de dos juguetes conectados por plantear problemas de privacidad y seguridad
La organización denuncia que resulta "bastante sencillos 'hackearlos' y conseguir hablar con al niño o escuchar lo que dice"
Internet llegó a las estanterías de las jugueterías para quedarse. Cada vez son más los llamados juguetes conectados, dispositivos con conexión a la red. Esto permite a los usuarios, niños y niñas, manejarlos de forma remota a través de aplicaciones descargadas en el móvil o las tabletas. Estos juguetes no solo plantean problemas de privacidad, pues pueden recoger datos para análisis y desarrollo de tecnologías de voz, sino que también pueden poner en riesgo la seguridad de los más pequeños. Y es que resulta “bastante sencillo ‘hackearlos’ y conseguir hablar al niño o escuchar lo que dice”, según ha denunciado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Tras examinar a fondo cinco juguetes que se manejan desde el móvil, la OCU ha solicitado a la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) la retirada de dos artículos, el Jumping Race Jett y el Rovspy, porque entienden que presentan “fallos en la seguridad y privacidad” con “graves riesgos para los menores y su entorno”.
Según el estudio, “alguien con conocimientos informáticos, a través de su ordenador personal, puede manejar en remoto los citados juguetes, ya que tienen el wifi abierto (no es necesario ni usuario ni contraseña)”, por lo que un ‘hacker’ podría tomar el control del juguete y “realizar fotografías, grabar imágenes y grabar sonido” en tiempo real.
La organización, en colaboración de la Asociación Española de Ciberseguridad y Privacidad, el ISMS Forum, también analizó el perro robot 4G Teksta, el Minion MIP Turbo Dave y el BB8 de ‘Star Wars’. Según la OCU, el perro robot Teksa es el único que no necesita de su aplicación para funcionar correctamente y no se ha encontrado ninguna vulnerabilidad. Los otros dos juguetes no presentan fallos de seguridad graves, según el informe de la organización, si bien echan de menos una contraseña para la conexión ’bluetooth’ con el teléfono (esto evitaría que pudieran ser controlados por una tercera persona).
La organización considera que estos problemas se podrían haber evitado si los fabricantes se hubieran preocupado de adoptar algunas medidas básicas de seguridad como “proteger las conexiones con una contraseña” y cifrar “el contenido multimedia enviado o almacenado”. En este sentido, la OCU se ha puesto en contacto con las empresas fabricantes para “advertir de estos riesgos y pedir que de forma inmediata tomen las medidas necesarias para minimizarlos de forma que estos juguetes sean seguros”.
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