Fiestas con alto contenido erótico

El crucero más liberal llega este domingo a Barcelona

El barco 'Azamara Quest' solo admite "parejas abiertas de mente y aventureras"

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El puerto de Barcelona recibirá este fin de semana un crucero un tanto peculiar, puesto que lleva 343 parejas a bordo con una afición común: son 'swingers', personas liberales que practican el intercambio de pareja. El 'Azamara Quest', que atracará este domingo en la capital catalana dentro de su 'Rumba Mediterránea',  se quedará en el muelle de Barcelona, al lado del World Trade Center.

No se sabe si el género musical que sonará en el barco será rumba precisamente, pero lo que sí está claro es que habrá 'meneíto' entre las más de 300 parejas de este curioso crucero, organizado por el turoperador Luxury Lifestyle Vacations.

"Si alguna vez desearon ver el Mediterráneo, ¿por qué no embarcarse en una semana inolvidable con más de 300 parejas que comparten el mismo estilo de vida?". Así se promocionaba este pequeño e íntimo crucero con 320 camarotes, que empezó el pasado día 5. Durante ocho días (y siete noches), los organizadores prometen fiestas con alto contenido erótico. "Tendremos un espectacular 'play room', donde las parejas pueden explorar su propia sexualidad e incluso explorar con los demás", aseguran. De hecho, ir vestido es "opcional" en la zona de la piscina y en los soláriums.

Cruceros para parejas aventureras

¿Para quién va destinado este crucero? En sus anuncios, dicen que es ideal para 'newbies' (novatos en el tema), 'open minded adventerous couples' ('parejas abiertas de mente y aventureras'), 'swingers' y hasta 'kinksters' (pervertidos).

El crucero partió de Roma y Barcelona será su última parada. De camino, ha parado en Livorno, Montecarlo, Saint-Tropez y Eivissa. No hay que olvidar tampoco Cap d'Agde, un complejo turístico al sur de Francia conocido por ser la meca del nudismo y el intercambio de parejas.

Si algunas parejas se quedan con ganas de más, la empresa les propone un par de días más de 'aventura' en el hotel Melià, en el barrio barcelonés de Sarrià. A partir de allí, las parejas ya podrán volver a su rutina (o no).