Homo Velamine: el ultrarracionalismo llega a la política

En España empiezan a aparecer movimientos políticos alternativos que van en contra de lo políticamente correcto, desde grupos radicales de nueva izquierda hasta lo que en Estados Unidos se ha dado en llamar la Alt-Right, la derecha alternativa.

Homo Velamine parecen encajar en esta segunda categoría, sin embargo ellos rechazan esa clasificación. Es más, los integrantes de Homo Velamine descartan ser considerados un movimiento político. En tal caso, ¿qué es Homo Velamine? Ellos se definen como "un colectivo ultrarracionalista" que, mediante sus acciones, pretenden "mejorar España, a todos los niveles".

"El ultrarracionalismo es un método de interpretación de la realidad que consiste en usar exclusivamente la lógica y la razón, es un movimiento social que pretende expandir la razón hasta sus últimas consecuencias", nos dicen Rasomon y Anónimo García, fundadores de Homo Velamine.

Entre sus acciones más famosas se encuentra su famosa aparición en una celebración electoral del Partido Popular, disfrazados de "Hipsters por el PP". O los 'Cleroflautas' que apoyaron recientemente a Pablo Iglesias en Vistalegre II, bajo el lema de "Pablo, amigo, Dios está contigo".

"DESPERTAR AL PAÍS"

En ambos casos, fueron portadas de periódicos y aparecieron en las noticias de muchas cadenas de televisión, causando el desconcierto general. Según Rasomon y Anónimo García, eso es lo que ellos pretenden, "despertar al país". Dicen que Homo Velamine detecta los problemas que hay en España y, a continuación, actúan mediante sus imprevisibles acciones.

"No nos importa cambiar de opinión, pero sí queremos que nos tomen en serio. En su momento creímos que el Partido Popular tenía la llave para mejorar este país, ahora no lo creemos tanto, cambiamos mucho de opinión, como todos los grupos de intelectuales con aires de superioridad moral que hay en este país. Básicamente nos dedicamos a llevar los  anhelos y deseos del español medio, tanto políticos como sociales o de cualquier otro tipo,  y exagerarlos hasta sus ultimas consecuencias, no hay nada irónico en ello.", aseguran Rasomon y Anónimo García.