EXPERIMENTO EN NEW JERSEY

Un estudiante crea un corrector que le arregla los dientes por 53 euros

El experimento, con tecnología 3-D, pone en cuestión el elevado coste de los servicios de los dentistas

Los dientes de Amos Dudley, antes y después de su tratamiento.

Los dientes de Amos Dudley, antes y después de su tratamiento. / periodico

MONTSE BARAZA / BARCELONA

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Arreglarse los dientes por 60 dólares (53 euros). Para todos los que acuden al dentista con ese propósito, por supuesto bien provistos con unos cuantos cientos de euros en el bolsillo, seguro que suena a ciencia ficción, pero un universitario de New Jersey (EEUU) ha demostrado que es posible. Amos Dudley, estudiante de diseño en el New Jersey Institute of Technology, sin dinero y cansado de avergonzarse de su sonrisa, ha creado, usando tecnología 3-D, un corrector para arreglarse los dientes por 60 dólares. El joven ha relatado su experiencia en un blog en el que advierte de que "por muchas razones" no aceptará encargos. Su experimento, sin embargo, abre un debate sobre si el coste de los servicios de los dentistas es innecesariamente elevado.

En su blog, Dudley explica paso a paso el proceso mediante el cual creó el corrector dental advirtiendo de entrada de que se no intente hacer lo que él cuenta. "No me hago responsable de lo que hagáis para modificar vuestro cuerpo", avisa el joven, sin más conocimientos de odontología que los que ha ido descubriendo a medida que investigaba para crear un molde para su dentadura.

El joven empezó creando un molde de sus dientes con Permastone, un económico compuesto en polvo que, mezclado con agua, permite obtener piezas blancas con un acabado fino como el yeso y sólido como la piedra. Con una impresora 3-D, tomó fotografías de su boca. Y a partir de ahí buscó por internet información sobre tratamientos para alinear los dientes.

ACCESO A LA ÚLTIMA TECNOLOGÍA

En su búsqueda, dio con una imagen que le recordó las capas de una impresora 3-D. Tras investigar sobre los procesos que siguen los profesionales de la odontología en estos casos, concluyó que para hacerse su propio corrector necesitaba, además de conocimientos, un scanner 3-D, software CAD, una impresora 3-D de alta resolución, un molde de los dientes, el material de retención y una máquina de moldeo. Lo tenía casi todo (gracias, todo hay que decirlo, al material del campus universitario donde estudia). En Ebay compró el plástico para el aparato de retención, el modelo Keystone Proform 030, que se vende por 21 euros.  

Tras leerse dos obras de referencia --'Contemporary Orthodontics (5e)', de William Proffit, y 'Orthodontics at a Glance', de Gill Daljit, Dudley, con una capacidad fuera de la media, se puso manos a la obra: fabricó el molde, lo escaneó y creó una animación de la dentadura. La imprimió con su impresora 3-D y luego produjo los contenedores dentales. 

ANTES Y DESPUÉS

Dudley llevó el aparato día y noche durante 16 semanas. Solo se los quitaba para comer. Las fotos dan fe del antes y el después. El canino del arco dental superior que sobresalía antes del tratamiento aparece perfectamente alineado al final del proceso. El joven no puede ocultar su satisfacción: "Siento que ya puedo sonreir con tranquilidad. Esto es lo más importante", afirma antes de insistir en que no aceptará encargos. "Soy diseñador, no soy ni dentista ni fabricante".

Su logro le ha valido el reconocimiento de los dentistas que, sin embargo han señalado que el caso de Dudley era relativamente sencillo ya que solo ha tenido que corregir la posición de un diente y han advertido del peligro de que la gente intente hacer lo mismo. "Buen trabajo, aunque no funcionaría para todo el mundo", ha comentado un dentista. "He sonreído al leer la historia. Son ideas como esta y personas creativas y que piensan más allá las que permiten mejorar las cosas", añade otro dentista que apunta que "el sector no estará muy contento porque les podría suponer perder negocio". "Si puedes vender la idea a la gente adecuada, ya lo tienes. Buena suerte y buen trabajo", remata este médico.

Hay dentistas más críticos. Aunque reconocen que el trabajo de Dudley podría abrir la puerta a una eventual bajada de costes, advierten de que el joven, con unos conocimientos técnicos superiores a la media por razón de sus estudios, asumió riesgos y que no ha hecho ningún buen servicio a quienes lean su blog y crean que pueden hacer lo mismo. Otros señalan que el aparato que se fabricó el joven no incluye los molares, hecho que podría acarrear problemas futuros.

También hay quien le recuerda que si aceptase encargos estaría incurriendo en un delito de practicar la medicina sin licencia. "Exacto", le responde Dudley atajando la polémica. Sea como sea, está servido el debate sobre si están justificados los elevados precios de los dentistas en los servicios de ortodoncia.