PROYECTO DE UN MAGNATE AUSTRALIANO

Así será la réplica china del 'Titanic' que zarpará en el 2018

Los salones y camarotes copian el lujo del original pero el transatlántico tendrá más botes salvavidas y modernos sistemas de navegación

Réplica de la gran escala central del 'Titanic', para los pasajeros de primera clase.

Réplica de la gran escala central del 'Titanic', para los pasajeros de primera clase. / periodico

LAURA ESTIRADO / BARCELONA

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La compañía Blue Star Line, empeñada en revivir la leyenda del 'Titanic, ha mostrado cómo será el lujoso interior de su réplica china, copia prácticamente exacta de las estancias originales del transatlántico que se hundió en la noche del 14 al 15 abril de 1912. El nuevo barco, que tiene previsto hacer su primer viaje en el 2018, desde Jiangsu (China) hasta Dubái -el original iba de Southampton (Reino Unido) a Nueva York-, será grande, sí, pero mucho más pequeño que los que buques que surcan hoy en día los mares. Ni la mitad de un crucero al uso.

Tendrá 270 metros de largo, 53 de altura y nueve cubiertas. Podrán viajar 2.400 pasajeros, 177 más que en el original, y tendrá una tripulación de 900 personas (15 más que el antiguo buque). Como antaño, habrá camarotes de primera, segunda y tercera clase, además de salones y zonas recreativas prácticamente idénticas.

MÁS BOTES SALVAVIDAS

Pero, a diferencia de aquel, habrá más botes salvavidas y modernas medidas de seguridad, control satélite y sistemas de navegación digital. El director de 'marketing' de la compañía encargada en la fabricación del nuevo barco, James McDonald, ha asegurado que el barco contará con "todo aquello que uno espera que tenga el barco del siglo XXI".

El 'Titanic II' no tendrá camareros robot ni toboganes gigantes, pero sí una piscina, pequeña, baño turco y un gimansio como los de antes.

¿SIN TELES?

En las habitaciones y zonas comunes no se ven televisores (por lo menos en las imágenes generadas por ordenador que ha presentado Blue Star Line). Sí que habrá, en cambio, un helipuerto en la cubierta de popa.

El proyecto corre a cargo del multimillonario australiano Clive Palmer, el dueño de Blue Star Line, que aún no ha confirnado si finalmente llevará a cabo su pretensión de suministrar trajes de época a los pasajeros del 'insumergible', para emular así el espíritu del primer y fatídico 'Titanic'.