EL DEBATE CATALÁN

Unidad de acción en la UE

Urtasun, Fisas, López, Tremosa, Terricabras y Barbat, ayer, en TV-3.

Urtasun, Fisas, López, Tremosa, Terricabras y Barbat, ayer, en TV-3.

JOSE RICO / NEUS TOMÀS
BARCELONA

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Un debate electoral con seis contendientes puede ser ágil y vivaz, y no una mera sucesión de monólogos. Lo demostraron ayer durante un par de horas en TV-3 los candidatos de los partidos catalanes a las europeas del domingo. La consulta soberanista, como era de esperar, protagonizó el intercambio de pareceres y permitió constatar que la UE será la próxima estación del frente que CiU, ERC e ICV-EUiA forman en defensa del derecho a decidir, y que ya se ha explicado en el Parlament y en el Congreso. Los tres cabezas de lista anticiparon su unidad de acción en Bruselas y también unidos acorralaron al PP, y en parte al PSC, para retratar su no al referendo del 9 de noviembre.

El convergente Ramon Tremosa, el republicano Josep Maria Terricabras y el ecosocialista Ernest Urtasun coincidieron en que la consulta puede y debe defenderse en la UE como elemento de presión al Gobierno de Mariano Rajoy para que abandone el inmovilismo. Tremosa aseguró que la Unión puede perfectamente «amparar» la voluntad de los catalanes de pronunciarse el 9-N, y señaló que un  a la independencia de Escocia el 18 de septiembre contribuiría a flexibilizar las posiciones de la Comisión Europea y no excluir de la UE a un nuevo Estado constituido a partir de una consulta, como podría pasar hipotéticamente con Catalunya. El candidato del PPC, Santiago Fisas, se quedó en el estadio previo y advirtió de que Europa no puede avalar la consulta porque los Estados miembros no están dispuestos a ver países fragmentándose: «Si no somos españoles, estamos fuera de Europa». Sin embargo, el aspirante popular dejó entrever que el PP avalaría el ingreso de una Escocia independiente si tiene el beneplácito de Gran Bretaña.

Mientras Fisas presentaba al PPC como el único dique de contención del soberanismo, el candidato socialista, Javi López, agitaba la bandera del diálogo valiéndose de la «sensibilidad» que su aspirante a presidir la Comisión, Martin Schulz, muestra hacia la realidad catalana (aunque se ha pronunciado contra el referendo). En este apartado partía con ventaja Urtasun, que pronto recordó que la candidata de los Verdes a la Comisión Europa, Ska Keller, es la única que se ha manifestado a favor de que los catalanes voten.

Los ataques al PPC en defensa del referendo soberanista evitó que CiU y ERC se propinasen nuevos golpes, como los que se han lanzado durante la campaña electoral. Solo hubo una pulla y la firmó Terricabras. Tras desear «suerte» en las urnas a CiU y a ICV-EUiA por el bien del proceso soberanista, el candidato de ERC avisó a la federación nacionalista, y sobre todo al presidente de la Generalitat, Artur Mas, de que el proceso lo pilota «el pueblo de Catalunya», y que el jefe del Govern solo «lo acompaña». Tremosa no entró al trapo y prefirió recordar que de la fuerza que obtengan los partidos proconsulta dependerá que la UE mire con otros ojos el proceso catalán: «Solo nos respetarán si llenamos las urnas», zanjó.

Cada candidato quiso hurgar en las incongruencias de aquellos rivales con los que se disputa un electorado fronterizo. Tremosa preguntó a López si votaría en Bruselas a favor del derecho a decidir y el socialista dijo que sí, pero para poder llevar a cabo una consulta «viable», algo que requiere, recalcó, el pacto previo de los gobiernos catalán y español. Urtasun le recordó entonces que esa propuesta ya ha sido rechazada por el PSOE en el Congreso. López también se mostró partidario de la oficialidad del catalán en la UE y Tremosa y Urtasun volvieron a responsabilizar al PSOE de su «bloqueo».

La candidata menos interpelada fue Teresa Giménez Barbat, de UPD, en cuya primera intervención trató de refutar que exista el «nacionalismo español» y luego se dedicó a buscar las cosquillas, sobre todo, al PSC y al PPC.

CORRUPCIÓN Y RECORTES / Los debates más intensos se produjeron a cuenta de la corrupción y las políticas de austeridad europeas. Sobre la corrupción, Urtasun acusó al PPC de representar a la «mafia» que ha especulado con el ladrillo y recordó a CiU que se presenta a las elecciones «con la sede embargada» por el caso Millet.

En el bloque económico hubo muchas más coincidencias entre CiU y el PPC, en especial a la hora de justificar los planes de austeridad, y entre el PSC, ERC e ICV, a la hora de censurarlos. Las diferencias fueron que mientras Tremosa exculpaba a la UE y responsabilizaba a la gestión de PP y PSOE -«No europeicemos fracasos nacionales»-, Fisas apuntaba como únicos culpables a los socialistas. Y las fuerzas de izquierda, señalaron sin duda como verdugos a la troika y a la mayoría conservadora que gobierna la UE.