LAS CLAVES DE LA CAMPAÑA

Examen al bipartidismo y a sus líderes

Duran, Mas y Tremosa, anoche, en la apertura de campaña en Barcelona.

Duran, Mas y Tremosa, anoche, en la apertura de campaña en Barcelona.

PILAR SANTOS

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Las elecciones son al Parlamento Europeo, pero durante los próximos 15 días no lo parecerá. Los dos principales partidos, PP y PSOE, se juegan el 25-M la tranquilidad para el próximo año, cuando lleguen las municipales y autonómicas, y se plantean estos comicios como un examen trascendentalMariano Rajoy necesita ganar aunque sea por la mínima, para lograr el visto bueno a sus recortes, y Alfredo Pérez Rubalcaba precisa un triunfo para sentirse revalidado como líder del PSOE y poder decir que ha acabado la travesía por el desierto de los socialistas. Y, por estas razones, en la campaña se hablará más de la herencia recibida de José Luis Rodríguez Zapatero, los recortes en sanidad y educación, la reforma de la ley del aborto y el órdago soberanista catalán que de las políticas europeas.

Según la encuesta del CIS de  ayer, que otorga al PP una ventaja de 2,7 puntos sobre el PSOE, en estos momentos se da una situación de empate técnico de la que ninguno de los dos partidos se fía por los millones de indecisos que hay: la mitad de los que aseguran que irán a votar aún  no han decidido a quién [más información en la página 11]. Lo que está claro es que ambos partidos perderán votos respecto a las últimas elecciones, las generales del 2011, unos apoyos que irán a parar, entre otros, a IU y UPD, los dos grandes beneficiados de la caída del bipartidismo y la desafección hacia la política.

Rajoy se volcará con su cabeza de lista, Miguel Arias Cañete, y participará en 10 mítines. El presidente tratará de convencer con un argumentario ya conocido: ha logrado salvar a España del rescate pese a la herencia que le dejó Zapatero, y sus recortes, duros pero necesarios, ya están dando frutos y han conseguido que vuelva la recuperación económica. Y, en esta coyuntura, añadirá en los mítines, el proceso catalán es un freno a la salida de la crisis.

La abstención

La elección de Cañete como candidato a las europeas hace que el triunfo o la derrota del PP en las urnas se vea como un triunfo o una derrota del propio Rajoy. Cañete acaba de salir del Gobierno y es un hombre de la máxima confianza del jefe del Ejecutivo, al que acompañó durante los largos ocho años en la oposición. Si Rajoy hubiera elegido a alguien menos conocido o si Jaime Mayor Oreja hubiera continuado, el presidente podría haber volcado en él parte de la responsabilidad de un posible fracaso electoral. En este caso, todos los focos le apuntarán a él.

Otro caballo de batalla para el PP es la abstención. Tradicionalmente, el votante conservador descontento tiende a quedarse en casa, por lo que en la sede popular son conscientes de que la movilización es más necesaria que nunca. Además, en esta ocasión ha surgido Vox, con el expopular Alejo Vidal-Quadras y José Antonio Ortega Lara al frente, que puede atraer a algunos de esos votantes decepcionados por Rajoy y sus promesas incumplidas. No obstante, las últimas encuestas no le dan ningún asiento en el Europarlamento, algo que le da cierta tranquilidad al PP.

Mantener el calendario

Mientras tanto, Rubalcaba confía en que estas europeas sirvan para poner fin al ciclo de elecciones perdidas que empezó justo en las últimas europeas, en el 2009. El secretario general del PSOE y su cabeza de lista, Elena Valenciano, tratarán de convencer al electorado de que una victoria del PP supondría entregar un cheque en blanco a Rajoy para que continúe con los ajustes y apruebe medidas ultraconservadoras como la reforma de la ley del aborto. La misión que tienen entre manos los socialistas es identificar a Rajoy con Angela Merkel, la apóstol de la austeridad, y sus políticas sociales con las propias de los postulados más retrógrados.

Y, personalmente, Rubalcaba necesita un triunfo o una derrota por la mínima para continuar con el calendario previsto (elecciones primarias para elegir al candidato a la Moncloa el próximo mes de noviembre) y evitar así que haya quien le pida un congreso extraordinario.

El PSOE también tiene necesidad de movilizar a los suyos, anclados en la mala gestión de Zapatero. Una buena herramienta para hacerlo sería un debate televisivo entre Cañete y Valenciano, un cara a cara que parece que peligra. Los socialistas quieren repetir el modelo de hace cinco años y el PP lo quiere modificar, para dedicar un bloque a las políticas sectoriales de la UE (política agraria común, pesquera, energética...), un capítulo que Cañete domina. La solución, en los próximos días.