EL RIVAL DE ESPAÑA EN CUARTOS

Las tres estrellas de Suiza sin Xhaka

Petkovic deberá inventarse ante España un nuevo líder por la baja de su capitán, que está sancionado

Tras echar a Francia, la campeona del mundo, la multicultural selección helvética disfruta de haber construido una identidad propia

Xhaka, el capitán de Suiza, da instrucciones a sus compañeros antes de la prórroga ante Francia.

Xhaka, el capitán de Suiza, da instrucciones a sus compañeros antes de la prórroga ante Francia.

Marcos López

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Suiza es una selección multicultural, donde conviven futbolistas cuyos orígenes tienen hasta 17 banderas distintas. Es un equipo de un país pequeño (no llega ni a los nueve millones de habitantes) y neutral, que en Bucarest rompió el pasado lunes con la vieja jerarquía del fútbol mundial.

Capaz como fue de echar a casa a la arrogante Francia, dueño del trono en Rusia-2018, sintiéndose invulnerable hasta que apareció el equipo de Vladimir Petkovic, símbolo como es de ese grupo (dueño de la doble nacionalidad bosnia-suiza), que ha llevado hasta los cuartos de final. Algo que no conseguía desde hacía 67 años.

"España es favorita, ha marcado 10 goles en los dos últimos partidos. Pero queremos correr más que España. Debemos dar un 10% más para pasar de ronda", ha declarado el seleccionador suizo, recordando que se enfrentarán este viernes "a uno de los favoritos" para conquistar la Eurocopa.

Vladimir Petkovic.

Vladimir Petkovic. / EFE/ Marko Djurica

Pero el técnico, que lleva dirigiendo a la selección desde el 2014, se enfrenta a un desafío aún mayor. Jugar este partido sin su gran estrella. Granit Xhaka, centrocampista del Arsenal (28 años) y capitán de los helvéticos, está sancionado y verá el duelo desde la grada del estadio de San Petersburgo. Tiene, al menos, la protección de Sommer, ese portero con el que soñará siempre Mbappé porque le paró un penalti que jamás olvidará.

"Si falta alguien importante como Xhaka es una baja importante. Somos optimistas y haremos todo lo posible para pasar"; ha dicho el técnico de la selección suiza. "Respetamos mucho a España porque ha jugado un buen fútbol"; ha añadido Petkovic.

Viejo zorro como es (tiene 57 años), Petkovic ha cosido, con extrema paciencia, las diferentes sensibilidades futbolísticas que anidan en su selección hasta ponerla en los cuartos, una frontera que no alcanzaba desde el Mundial de 1954. Habla ocho idiomas, teje complicidades en esa selección tan profundamente multicultural y no se despega del 3-5-2, un sistema muy de moda actualmente, aunque para él había sido siempre su libro de cabecera.

Tras empezar su carrera como entrenador-jugador en el Bellinzona (nunca fue Petkovic una estrella del balón), recorrió varios clubs suizos (Malcantone Agno, Lugano, Bellinzona y Young Boys) antes de una breve y fugaz experiencia en Turquía con el Samsunspor. Pronto regresó a su casa, el país que lo acogió huyendo de la guerra de la vieja Yugoslavia, antes de presentarse en el Lazio, su única gran experiencia en la elite. Hasta que Suiza entendió que la diplomacia y personalidad de Petkovic era necesaria para construir una selección con identidad propia.

Manuel Akanji.

Manuel Akanji. / EFE / JEAN-CHRISTOPHE BOTT

MANUEL AKANJI

25 años. Defensa. Borussia Dortmund.

Rápido y dinámico es este central, capaz de jugar de lateral. Y por ambas bandas. En su antebrazo derecho lleva dibujado un tatuaje en inglés: "Demuéstrales lo contrario”. Akanji, hijo de padre nigeriano, que trabaja de experto financiero, y madre suiza, que fue tenista, se tatuó esa frase cuando creía que las lesiones le iban a impedir volver a jugar. Eran tiempos duros para este joven que arrancó en el Winterthur, al que detectó el Basilea, aunque tuvo que superar antes una grave lesión de ligamentos, que le tuvo nueve meses de baja.

Estuvo en peligro su carrera. Pero demostró lo contrario y el Borussia Dortmund, atento como siempre al talento joven, invirtió 21 millones de euros en el mercado de invierno del 2018 por él. El tiempo, una vez más, ha vuelto a dar la razón al inteligente club alemán, nido de dónde surgen las grandes estrellas por las que luego se pagan, o pagaban, fortunas indecorosas.

Hijo de padre nigeriano y madre suiza, este dinámico central se ha convertido en uno de los puntales del grupo de Petkovic

Akanji se ha convertido en uno de los líderes de esa línea de tres centrales de la Suiza de Petkovic. Lo ha jugado todo. 390 minutos, prórroga incluida con Francia, de 390 posibles. Recupera balones como quien va a tomar un café por la mañana. Lleva 32, con una media de ocho por partido cuando el promedio habitual de un defensa de su selección en el torneo es de 4,7 balones recuperados. Es rápido (alcanza una velocidad máxima de 32 km/h) y, sobre todo, fiable en el pase: 93 % de acierto.

Apenas tres faltas cometidas en cuatro partidos revelan la limpieza defensiva de Akanji, hijo de una familia con raíces africanas tan loca por el deporte que le pusieron de segundo nombre Obafemi. ¿Por qué? Porque el delantero nigeriano Obafemi Martins, la estrella del Wolfsburgo, Inter y Newcastle, siempre estuvo presente en la memoria de su padre.

Remo Freuler.

Remo Freuler. / AFP / FRANCK FIFE

REMO FREULER

29 años. Centrocampista. Atalanta. 

Inteligente, listo y generoso. En el Atalanta, uno de los clubs de referencia del fútbol europeo por su atrevidísima manera de jugar, Freuler se ha hecho adulto. No solo por la edad. Roza la treintena sino por el impacto de su juego, aunque echará de menos a Xhaka, su mejor socio en el eje del juego suizo.

Juega, corre y llena campo, mucho campo, al punto de que es el cuarto futbolista que más kilómetros ha recorrido en esta Eurocopa. Sabitzer (Austria), con 48,7 es el líder, seguido por el sueco Ekdal, con 47,2, y el español Pedri, con 46,9. Luego aparece Freuler, con 46,3 prueba de su omnipresencia, con un promedio por partido de 11,6 km.

Madurado en el Atalanta de Gasperini, este medio centro deberá superar la ausencia del sancionado Xhaka

Ese es su gran valor en la máquina que ha elaborado Petkovic. No falla pases (94% de acierto), protege la casa (no se asoma al área como revela que no ha intentado ni un solo disparo) y entiende el robo (17 balones recuperados) como una llave fundamental de su oficio de medio centro.

Jugador que vive cómodo en el anonimato, que ha vivido eclipsado por la luz de Xhaka y la generosidad de Zuber, el centrocampista del Eintracht de Frankfurt que ha regalado cuatro asistencias de gol (lidera este apartado del torneo) en apenas 197 minutos. 

“Debemos dar las gracias al míster y al Atalanta por el trabajo que han hecho en los últimos años”, dijo Freuler tras eliminar a Francia y convertirse en otro selecto miembro de los cuartos de final con sello del club italiano, que lo contrató hace seis años pagando solo dos millones de euros.

Breel Embolo.

Breel Embolo. / EFE / Marko Djurica

BREEL EMBOLO

Delantero. 24 años. Borussia Mönchengladbach.

De vida itinerante este delantero que juega con Suiza se ha convertido en una de las referencias del ataque, aunque solo haya marcado un gol. Creció en Yaundé, la capital de Camerún, aunque sus padres se separaron pronto. Con cinco años, voló a Francia junto a su madre, donde conoció a un suizo.

Con seis años, Emboló y su nueva familia se instalaban en Basilea, donde adquiró la nacionalidad y el pasaporte en el 2014. Tuvo la posibilidad de jugar incluso con la selección camerunesa, pero en marzo del 2015 ya debutaba con Suiza en un choque contra Estados Unidos.

Nació en Camerún, con 5 años se fue a Francia y con 6 a Suiza, donde brilló como delantero antes de instalarse en Alemania

Dispara mucho (11 tiros), enfoca bastante a portería (4) y no olvida que sus ídolos de infancia eran dos exjugadores del Barça: Ronaldinho y Etoo, enamorado como está desde hace años, como es obvio, de Messi. Protagonizó en su país de adopción una carrera precoz (con 17 años debutó con el Basilea) antes de viajar a Alemania donde lo acogió primero el Schalke 04 y después el Borussia Mönchengladbach, que pagó 10 millones de euros por él hace dos años.

Comprometido con sus raíces no olvida Embolo de donde vino y ha creado una fundación que proporciona apoyo tanto a los niños refugiados en Suiza e impulsa proyectos con otros jóvenes en Camerún y Perú. 

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