SIGUE AL GAFE DE SOUTHGATE EN PENALTIS

Final de la Eurocopa: del Maracanazo al Wembleyazo

Aunque el torneo parecía estar escrito para que Inglaterra lograra en casa su primera corona continental, Italia cambió el guion y asaltó el templo del fútbol inglés 19 horas después de que Argentina profanara la catedral brasileña.

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. / JOHN SIBLEY / POOL

Roger Pascual

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Todo el guion del torneo parecía preparado para que Inglaterra lograra en casa su primera corona continental. Nadie quería perderse un día con aroma de histórico, incluidos los aficionados ingleses que intentaron colarse sin entradas en Wembley. Todo pintaba muy bien para los anfitriones cuando a los dos minutos ya ganaban, después de que Shaw logró el gol más rápido de todas las finales de Eurocopa. Pero la Eurocopa de las prórrogas (8 de 15 posibles) no se iba a decidir en los primeros 90 minutos. Y el destino quiso que Southgate, que quería exorcizar su penalti fallado en el viejo Wembley la Eurocopa-96, sufriera en la tanda de penaltis un Wembleyazo. De la misma manera que Messi y Argentina había asaltado Maracaná 19 horas antes, Roberto Mancini y compañía tomaron el otro gran templo del fútbol mundial.

Tom Cruise y David Beckham esperaban una película muy diferente y de final feliz cuando chocaron puños con el tempranero tanto de Shaw. Desde el palco vieron como Sterling intentaba hacer un remake del piscinazo que decidió la semifinal contra Dinamarca. Pero segundas partes nunca fueron buenas. No solo para Sterling sino para su selección, a la que le empezaban a temblarle las piernas en la segunda mitad. Italia tardó media hora en llegar en la final pero a la que Bonucci logró derribar el muro de Pickford la sombra del Wembleyazo se empezó a proyectar con fuerza.

Pero el vértigo empezó a asomar en el último cuarto de hora del juego reglamentario, donde lo más interesante antes del tiempo extra fueron los esláloms de un espontáneo, que fintó a los agentes de seguridad con arte de extremo. Bonucci, al que confundieron con un espontáneo que intentaba saltar al campo al final del partido contra España, se debió de sentir identificado.

Conforme caían los minutos de la prórroga, el fantasma de la fatídica tanda de la Eurocopa-96 debió de cruzarse no solo por la mente de Southgate sino por la de muchos de los fans ingleses. 

Cambios malditos

Pensando en los once metros, el seleccionador inglés metió a Marcus Rashford y Jadon Sancho en el último minuto de la prórroga. Southgate levantó el puño al ver cómo Kane y Maguire metían los dos primeros y celebró con pasión la parada de Pickford a Belotti. Pero debió maldecir la decisión de dar entrada a Rashford y Sancho después de ver que ambos marraban sus penaltis. Italia le dio una vida extra pero Donnaruma detuvo el último de Saka, alargando la pena máxima de Southgate.

Tras la tanda el seleccionador inglés juntaba su cabeza con la de Sancho, contándole seguramente que sabía cómo se sentía. Su tristeza contrastaba con la euforia de un Mancini que se abrazaba con Donnaruma, MVP del torneo. El hombre de la reconstrucción italiana consiguió el título con la Azurra que se le había resistido como jugador y la corona continental que en 1992 Wembley le negó por un torpedo de Ronald Koeman.