CUENTA PENDIENTE DE LOS TRES LEONES

Southgate, Inglaterra y Wembley, contra una maldición de 25 años

Tras fallar en Wembley el penalti decisivo en las semifinales de la Eurocopa de 1996, el ahora seleccionador tiene la ocasión de exorcizar su pesadilla y meter a Inglaterra en su primera final continental.

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Roger Pascual

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La vida a veces da una segunda oportunidad. Pero pocas veces es tan calcada como la que tiene Southgate este miércoles. Mismo escenario, Wembley, misma selección, Inglaterra, misma ronda, semifinales de Eurocopa. Hasta la canción que canta la grada inglesa es la misma que hace 25 años, 'Football's coming home'.

El mejor tema de toda la historia de las Eurocopas, de los The Lightning Seeds en colaboración con los cómicos David Baddiel y Frank Skinner, fue la banda sonora de una Inglaterra que soñaba en 1996 con ganar en casa su primera Eurocopa. Sonaba a cada partido y parecía un mantra que iba a exorcizar el mal fario de los tres leones. Los 'hooligans' la cantaban con pasión etílica al alcanzar por segunda vez en su historia las semifinales europeas, tras tumbar a España en los penaltis. En la siguiente ronda, ante Alemania, los once metros también dictarían sentencia. Shearer, Platt, Pearce y Gascoine, icono de aquella selección, metieron los suyos, como ya habían hecho ante Zubizarreta. Sheringham tampoco falló y le llegó el turno a Southgate.

El defensa dio 10 pasos atrás y lanzó un disparo raso y al centro para repelió Koepke. El portero alemán, elegido mejor meta de la Eurocopa, se quedó a la puertas del Camp Nou, pese a haber firmado un precontrato con el Barça, mientras que Southgate quedó marcado para siempre por ese error.

El zaguero, al que cuando era juvenil su entrenador en el Aston Villa le recomendó hacerse agente de viajes, decidió seguir pegado al césped tras colgar las botas. 20 años después de su fatídica tarde en Wembley fue elegido seleccionador interino. De momento ya ha hecho historia al ser el primero que lleva a dos semifinales de grandes torneos, tras quedar tercero en el Mundial de Rusia.

«No puedo cambiar el hecho de que los chavales que jugaban conmigo en 1996 no pudieran disputar la final, y siempre tendré que vivir con eso. Pero este grupo tiene la oportunidad de dar a una nueva generación un montón de recuerdos felices», decía Gareth después de tumbar a Alemania, su verdugo en aquella aciaga jornada de 1996. 

El exdefensa, que ha cambiado la camiseta holgada y el afeitado apurado de su época de jugador por una tupida barba y trajes entallados, ha visto desde la banda con satisfacción que su equipo no ha encajado ni un solo tanto en toda la Eurocopa. Ahora, además de mantener el marco de Pickford a cero, confía en que Kane, Sterling y compañía logren tirar abajo un muro danés que se le atragantó en la Liga de las Naciones, empatando a cero en suelo danés y perdiendo 0-1 en Wembley por un gol de Eriksen, cuya baja ha insuflado energía extra al cuadro escandinavo. «Ya jugamos dos veces contra Dinamarca el pasado otoño y fue duro. Ellos están muy motivados, será un gran partido. Nosotros tenemos más experiencia en este tipo de partidos. Esto es algo importante, pero tenemos que llegar bien preparados». Él lleva 25 años preparándose para ello.