Campo de batallitas

Un Müller que no era 'torpedo', pero tenía mucha pólvora

Un joven delantero protagonizó la irrupción más espectacular jamás vista en una Eurocopa: un ‘hat trick’ en su debut, en 1976

Germany v Yugoslavia - European Championship 1976

Germany v Yugoslavia - European Championship 1976 / Icon Sport

Eloy Carrasco

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Existió en los años 70 un gran delantero alemán que ostenta un fabuloso récord anotador en la Bundesliga aún vigente, y que además en su debut con la selección marcó un 'hat trick'. Empieza por M. No, no era Torpedo Müller.

Salvo para superexpertos enciclopédicos, y a pesar de que méritos no le faltaron, en el Trivial no sería fácil zafarse de esta pregunta trampa y recordar a Dieter Müller; un apellido asociado al gol y que este ariete que pasó sus mejores años en el Colonia y el Burdeos tomó de su padre adoptivo.

Seguramente no habrá nadie con una aparición en la Eurocopa más espectacular que la suya. Belgrado, 17 de junio de 1976. Alemania va perdiendo contra los anfitriones por 2-1 en una de las semifinales. En el minuto 79, ya con urgencias, Helmut Schön da entrada a un chico de 22 años moreno, largo y flaco. Es la primera vez que juega con la poderosa campeona de Europa y del mundo, qué momento. Casi de inmediato, a la salida de un córner, aquel joven Dieter, completamente solo en el centro del área, aprovecha el despiste defensivo para empatar de un cabezazo. Y en la prórroga, dos goles más, nada del otro mundo, oportunismo puro, pero Alemania pasa a la final y salta a la vista que ahí hay un 9 de los de buen colmillo.

Pese a un comienzo tan sensacional, no acabó de cuajar que un Müller sucediera a otro Müller en la selección alemana, y eso que sus cifras siempre fueron espléndidas. Marcó 9 goles en apenas 12 presencias como internacional, en toda su carrera hizo 177 tantos en 303 partidos y ganó en dos ocasiones el pichichi de la Bundesliga en competencia con su famoso homónimo, que por entonces ya había dejado la Mannschaft. En el reparto de la herencia del Torpedo, le perjudicó ser contemporáneo de grandes delanteros históricos como Fischer, Hrubesch, Rummenigge y Allofs.

Seis que pudieron ser más

Ninguno de esos cuatro ases, sin embargo, le podrá quitar la plusmarca que consiguió un día de agosto de 1977, cuando marcó seis goles en un Colonia-Werder Bremen. Cuatro de ellos fueron de cabeza a balón parado, el plato de la casa. Siempre quiso compartir el mérito con sus finos proveedores, en especial Flohe y Neuman. «Eran muy buenos pasadores», decía, y recordaba que malogró otras dos ocasiones claras que habrían elevado aún más la desmesura de su registro.

Solo lamentaba que no hubiera ninguna filmación de la gesta, aunque sí fotos de cada uno de sus seis goles, que se las proporcionó un periódico y están colgadas en la academia de futbolistas que regenta en Offenbach. En esa ciudad nació y allí vive tras haber superado en 2012 un infarto del que se salvó gracias a las maniobras de reanimación que le practicó su pareja mientras llegaba la ambulancia.

Todavía quedan otros 'molineros' -Müller es el apellido más común en Alemania-, como Hans, campeón en 1980, y uno que también daría para pregunta de concurso futbolístico: Thomas, que continúa en activo, que ha marcado la respetabilísima cifra de 10 goles en tres fases finales de Mundiales y que ¿cuántos goles ha marcado en sus tres Eurocopas?: cero.  

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