Historia de la Eurocopa: 2004, cuando Grecia demostró que los milagros existen

Angelos Charisteas se convirtió en uno de los héroes de la historia de la Eurocopa con su gol en la final ante Portugal que dio el triunfo a los griegos

Otto Rehhagel fue el gran artífice de una selección que apenas disputaba su segunda fase final de una Eurocopa

Grecia Euro'2004

Grecia Euro'2004 / SPORT

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Portugal ganó a la candidatura española, a quien en un principio le propuso presentar una conjunta, y convenció a la UEFA para organizar una edición ambiciosa llena de estadios de nueva construcción y remodelación de infraestructuras. Luiz Felipe Scolari fue el encargado de liderar a la selección lusa tras su éxito con Brasil en el Mundial de 2002, y todo parecía estar preparado para el primer título internacional de los portugueses.

Pero si hay algo seguro en el fútbol es que no se puede dar nada por hecho. La Grecia de Otto Rehhagel llegó a la edición de 2004 después de haberse clasificado para una única Eurocopa antes, la de 1980, y consiguió uno de los mayores milagros jamás vistos en el fútbol europeo. Los helenos ya avisaron a Portugal con un triunfo en la primera jornada con un triunfo por 1-2, pero nadie se podía esperar lo que estaba por venir.

En cuartos de final eliminaron a la vigente campeona, la Francia Zidane Henry, y en semifinales se impusieron a República Checa, uno de los máximos favoritos en esa edición, con el último gol de Plata de la historia en la primera parte de la prórroga. Ambos partidos por 1-0, sello de identidad de Grecia. Equipo defensivo y rocoso donde los haya.

Liderado por nombres que se dieron a conocer en ese torneo, como NikopolidisSeitaridisZagorakisKaragounis Charisteas, el combinado griego se reencontró con Portugal en la final. Y allí completaron la gesta histórica. Era el escenario perfecto para los lusos. Jugando ante su afición, en un Estadio Da Luz recién estrenado y lleno hasta la bandera, ante un rival inferior y con una de las mejores generaciones de su historia. Pocos podían pensar en que esa Eurocopa no se iba a quedar en la Península Ibérica.

Sin embargo, el fútbol no es como las matemáticas. Influyen muchos otros factores. Grecia supo jugar sus cartas y fueron alimentando la presión y las inseguridades de la selección lusa. Portugal dominó, pero no materializó sus ocasiones. La final se puso muy cuesta arriba para los anfitriones cuando al poco de comenzar la segunda mitad, Charisteas aprovechó una mala salida de Ricardo para cabecear al fondo de la red el servicio desde la esquina de Basinas.

A partir de ahí, cerrojo del conjunto de Otto Rehhagel, que logró no encajar ni un solo gol en cuartos, semifinal y final, ante selecciones con tanto arsenal ofensivo como Francia, República Checa y Portugal. Se obró el milagro. Grecia levantó así la primera y única Eurocopa de su historia, en la edición con el ganador más inesperado que se recuerda. El combinado heleno fue el fiel sucesor de la Checoslovaquia del 76 o la Dinamarca del 92.