Isabel Sanchís, la firma que adorna a las novias con flores en movimiento: "Hemos colaborado con un centro tecnológico de Valencia"

Hace tiempo que el velo de tul, la falda abullonada de raso y una cola kilométrica dejaron de estar a la orden del día en los diseños nupciales. Demasiado clásico, demasiado encorsetado, demasiado... 'kitsch'. "En estos 35 años que llevo en el sector he visto cambiar los gustos de las novias, ahora prefieren ir cómodas, sentirse bien en su vestido", explica a este diario Isabel Sanchis (Valencia, 1956), fundadora de la firma nupcial y de fiesta que creó en un pequeño atelier en su casa en 1990, el mismo año que nació su hija, Paula Maiques, que desde 2013 forma un tándem perfecto en la dirección creativa de una marca que también visten rostros conocidos, como la actriz Paula Echevarría, la presentadora Cristina Pedroche y la modelo Nieves Álvarez, entre otras.

Hoy, en su taller de Benaguasil, un pueblecito al norte de Valencia, trabajan 55 costureras, bordadoras y patronistas, que cada año sacan adelante dos colecciones de 'prêt-à-couture' (simbiosis de 'prêt-à-porter' y la alta costura) y una anual de moda nupcial, como la que este miércoles por la noche de 'diada' de Sant Jordi han presentado en la Barcelona Bridal Fashion Week. Esta es la 17ª vez que desfilan en la capital catalana, adonde acuden como un clavo, al igual que a las citas de Nueva York, París y Milán. Es en estas ferias donde tienen la oportunidad de acercarse a su clientela, procedente de 40 países, sobre todo de países árabes y EEUU. En el 'front row', caras conocidas como Mireia Lalaguna, Ninoska Vasquez, Alejandra Ghersi, Maja Malnar, Toni Acosta, Margarita de Guzmán o Mireia Belmonte, entre otras.

"Compartimos todo entre nosotras. Cuando tenemos alguna inspiración, alguna idea, vemos algo interesante, lo ponemos en conocimiento de la otra y a partir de ahí empezamos a trabajar. Lo hacemos todo al 50%, menos cuando hay que sacar precios, el trabajo menos bonito y menos creativo, que de eso se ocupa mi madre", explica en una charla en el 'backstage' antes del desfile Maiques.

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Trabajo artesanal y encajes antiguos

"Hay que calcular el coste de la tela, las horas de trabajo, el tiempo en investigación", recalca con cara de resignación Sanchís. "El rango medio va desde los 2.000 euros y hasta los 10.000, dependiendo", especifica la diseñadora. Y es que, explican, algunos "llevan bordados de tres o cuatro semanas de trabajo". En esta colección, por ejemplo, hay uno que lleva una impresionante cola de encaje de Lyon, que solo se hace en Francia. Lleva bordados edificios históricos de todo el mundo, como el Taj Mahal.

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Y es que el gusto por lo artesanal y lo hecho a mano está en el ADN de la marca, como las hombreras marcadas, los plisados y las flores. Esta nueva colección marca menos las primera, aunque persisten en algunas chaquetas, y versionadas en forma de pequeños miriñaques a la cadera. El eco del famoso vestido 'Delphos' de Mariano Fortuny, la túnica plisada de inspiración grecorromana, que en verdad habría ideado su esposa, la diseñadora Henriette Nigrin, está más vivo que nunca en las nuevas creaciones de Isabel Sanchís, con varios ejemplos de miniplisado soleil, "que solo se hace en un taller de Valladolid, con moldes especiales para el planchado", explica Maiques. "Se necesitan cuatro personas para poder extender el tejido, es un plisado al bies. Cada pieza se hace de forma manual, porque no caben en los moldes industriales. Puesto no engorda nada y eso que lleva 20 metros de tejido, pero se mueve solo, parece ligero", apostilla Sanchís.

Flores en 3D y movimiento

Por último, las flores, quizá el 'leit motiv' de esta y todas las colecciones de la firma, que aunque tiene tienda física en Valencia, lleva "dos años soñando con abrir en otra en Madrid -dicen-. Y luego, ¿por qué no?, en Barcelona". Las flores están bordadas a mano en capas, velos y tules, pero trascienden lo tradicional en un vestido donde adquieren volumen gracias al 3D. Pero el mayor ejemplo de innovación está en un modelo experimental, donde los pétalos tienen movimiento.

"Esta innovación la presentamos en el último desfile de alta costura en París, pero es la primera vez que la integramos en novia. Desarrollamos esta tecnología para la colección de fiesta, un vestido de luces y otro de movimiento, en colaboración con Aitex, instituto tecnológico textil de Valencia. Solo se había hecho antes algo así en alta costura, una o dos veces. Es algo realmente excepcional", subraya Sanchís.

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Mirando a China

La firma, cuyo mercado norteamericano ha crecido "muchísimo" en los últimos años, está "a la expectativa" por culpa de la guerra de aranceles de Trump. "De momento no lo hemos notado mucho, pero se va a notar, porque los arenceles ya han subido de un 7 o un 8 a un 17, y todavía lo harán más", dice con resignación Maiques. Las dos coinciden que su objetivo en la Barcelona Bridal Fashion Week es acercarse a China, "reforzar el mercado asiático, porque ya tenemos puntos de venta, pero la idea es poder ampliarlos", rematan.

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