Plan contra los ninis
El Parlamento propone medidas para mejorar la formación profesional de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables. Preocupa el bajo nivel formativo en algunos países.
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  La comisión de pesca

Si se cumplen las previsiones (cada vez más extendidas) que señalan que dentro de 30 años el 70% de las profesiones que desempeñen los europeos serán oficios hoy inexistentes, empleos todavía por inventar, ¿por qué siguen las escuelas enseñando las asignaturas de toda la vida y con los métodos de siempre? Y “considerando que en el 2025, el 49% de las ofertas de empleo que se generen en la Unión Europea (UE) requerirán de un nivel elevado de cualificación, que un 40% serán para trabajadores de nivel medio y que solo el 11% exigirán un nivel bajo de formación o ningún tipo de cualificación”, la necesidad de mejorar los sistemas de educación y formación en Europa se convierte ya en una urgencia.

Esta es una de las conclusiones del proyecto de informe sobre una nueva Agenda de Capacidades para Europa aprobado hace solo un par de semanas por el pleno del Parlamento Europeo. La propuesta pone el foco sobre la mejora e impulso de la formación profesional (FP) y llama a reducir lo antes posible la tasa de ninis, jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni reciben ningún tipo de formación no reglada. “La educación es un factor clave no solo para mejorar la capacidad de inserción profesional, sino también para luchar contra la exclusión social”, expone el informe, elaborado por los eurodiputados Martina Dlabajová (del grupo liberal y procedente de la República Checa) y Momchil Nekov (socialista de Bulgaria).

El informe sobre la Agenda Europea de Capacidades se aprobó hace solo dos semanas en el Parlamento Europeo

Los dos ponentes esgrimen aún otro dato: casi el 23% de la población con edades comprendidas entre los 20 y los 64 años tiene un nivel educativo bajo, es decir dejaron los estudios tras la primaria, según reveló en el 2013 la encuesta PIAAC, también conocida como el informe PISA de los adultos. Son cerca de 70 millones los europeos que no dominan competencias básicas como la lectura, la escritura y el cálculo. En ese mismo estudio, los adultos españoles quedaron situados como los peor preparados de los países occidentales.

Anticipar las necesidades

Así, concluyen los eurodiputados autores del informe, es determinante que los estados miembros de la UE habiliten cuanto antes los medios para reforzar sus sistemas educativos y reorientarlos hacia las nuevas necesidades del mercado laboral. “Es importante que haya una implicación decidida de las empresas, que se favorezca la captación directa de los jóvenes tras las prácticas, que deberían de ser formaciones basadas en las necesidades específicas de las empresas”, aboga Teresa Giménez Barbat, diputada independiente, elegida por UPyD y adscrita al grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas de Europa (ALDE). Giménez Barbat es también miembro de la Comisión de Educación y Cultura del Parlamento Europeo, coimpulsora, junto con la de Empleo y Asuntos Sociales, del informe.

Para detectar esas necesidades y poder anticiparse a ellas, el documento propone que los estados miembros de la UE la creación de un organismo o agencia paneuropeos que trabajen en la elaboración de perfiles profesionales, que detecten qué van a precisar las empresas y que sepan transmitir esa información con rapidez y agilidad al sistema educativo y a los agentes que imparten enseñanza permanente, “con el fin de adaptarse a las nuevas situaciones del mercado de trabajo”.

Los eurodiputados piden a la Comisión Europea que asegure la financiación y que no se olvide del trabajo de las escuelas infantiles

Para ello, “es necesario ir más allá del fomento de las capacidades profesionales adecuadas”, hay que “centrarse en una educación más práctica, que fomente la mentalidad emprendedora y la creatividad y que permita a las personas pensar de manera crítica”. El informe está diciendo, en definitiva, que es clave dar un paso al frente a favor de la innovación educativa y de la incorporación de formas de aprendizaje más participativas en las escuelas de toda Europa.

El liderazgo, la gestión, el espíritu emprendedor y las finanzas, el asesoramiento en creación y las tecnologías de la comunicación son, según el proyecto algunas de las habilidades que deberían dominar los alumnos del futuro.

“En cualquier caso –alerta Javi López, eurodiputado socialista miembro de la Comisión de Empleo–, hay que velar y estar atentos a quién o qué entidades van a proveer estas competencias, porque si no se hace correctamente esto puede ser origen de desigualdades”.

Impulso a la FP

La formación profesional debería de tener un peso clave en el nuevo modelo europeo de capacitaciones. “Que se continúen reforzando la visibilidad de la educación y formación profesionales para hacerlas más atractivas; que se establezcan nuevos objetivos para fomentar el aprendizaje basado en el trabajo”, dice el documento aprobado por los eurodiputados, que ahora será trasladado a la Comisión Europea. “Los estados miembros –prosigue- tendrían que reforzar la relevancia de la FP y adaptarla a las necesidades del mercado laboral, garantizando unas normas elevadas en materia de cualificaciones y de calidad”.

Y para que así sea, para que la formación profesional tenga unos estándares de calidad de alto nivel, la figura del profesor es determinante, sostiene el informe. La inversión y el desarrollo profesional de los docentes “es fundamental para alcanzar buenos resultados”, subraya. “La mejora de las capacidades de todos los profesores debería ser el requisito previo para alcanzar los objetivos de la Agenda”, insiste.

“La falta de trabajadores de rango medio es, en el caso de España, la consecuencia de unos prejuicios que, poco a poco se van perdiendo”, observa la eurodiputada Giménez Barbat. “Cada vez hay más jóvenes, y sus familias, que ven la formación profesional como una oportunidad”, constata. Y encima, añade, “son los graduados que mejor encuentran un empleo”.

Hace especial énfasis, sobre todo, en las habilidades digitales de los ciudadanos, un ámbito que hay que potenciar, vinculado a las ciencias, las matemáticas, las ingenierías y las tecnologías, indica.

Aprender de los errores

El informe da también dos toques de atención a la Comisión Europea: el primero, por la escasa dotación económica que está prevista para la aplicación de las propuestas, y el segundo, porque “carece de visión de futuro en relación a las fases tempranas de la educación”. Muchas habilidades sociales, como la capacidad de trabajo en equipo, la empatía y el espíritu crítico empiezan a desarrollarse en la primera infancia.

“También hay que intentar aprender de errores anteriores, como los problemas de implementación que hubo con la renta juvenil”, advierte el socialista Javi López. “Convendría, asimismo, reconocer a la gente capacitada que está en el paro, ya que es talento ya formado y que puede encajar en empleos diversos”, señala.

Otro obstáculo es “la falta de comparabilidad y de coherencia entre los enfoques de validación de los estados que forman parte de la UE” respecto a las capacitaciones de sus ciudadanos. Estas habilidades, recuerda el documento, deben incluir tanto los aprendizajes formales o reglados como los no formales, “incluido el voluntariado”.

Por eso, los diputados del Parlamento Europeo piden a la Comisión que antes del 2018 se establezcan “disposiciones en materia de validación y reconocimiento a fin de asegurar los itinerarios de mejora de las capacidades”. Y que se promuevan los intercambios y la movilidad entre los estudiantes por toda Europa, con programas específicos, algunos ya existentes, como el Erasmus, uno de los que más ha contribuido a la cohesión de la UE.