Por un campo rentable
La Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural analiza cuestiones como la Política Agrícola Común (PAC), el bienestar de los animales, la fitosanidad y la calidad de los productos agrícolas
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  Por un campo rentable

En la Unión Europea (UE) conviven más de 500 millones de ciudadanos que viven en países con geografías diversas, ciudades dispares y climas distintos. Sin embargo, todos ellos tienen un denominador común básico: la alimentación. Contar con un sector primario preparado para producir alimentos para los centenares de millones de ciudadanos, garantizar su seguridad y, además, velar para que los 22 millones de agricultores y trabajadores agrícolas europeos puedan ganarse la vida son algunas de las funciones de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo.

La política agrícola de la UE es, de hecho, una de las principales cuestiones que se pusieron sobre la mesa ya desde la fundación de la Unión, pues su importancia, y más en época de posguerra, era vital. De hecho, la primera Política Agrícola Común (PAC) se remonta a 1962, cuando en un entorno económico de escasez alimentaria se establecieron las primeras medidas ejecutivas con el objetivo de lograr abastecer a la sociedad europea de alimentos a precios asequibles y, al mismo tiempo, garantizar un nivel de vida adecuado para la población agrícola. Esta política, de hecho, ha sido uno de los pilares del desarrollo de España en la segunda mitad de los 80 y los 90.

Gran presupuesto

Mucho ha cambiado tanto el sector agrícola como la propia UE desde entonces. Sin embargo, el sector primario y el medio rural sigue siendo tan importante como antes. Tras varias actualizaciones y reformas, en el 2013 se logró el acuerdo político entre la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo sobre la reforma de la PAC para el periodo actual (desde el 2014 al 2020). El acuerdo cuenta con un presupuesto de unos 300.000 millones de euros para el fondo de garantía para pagos directos, a los que hay que sumar otros 100.000 millones para los programas de desarrollo rural. En total, esos alrededor de 400.000 millones de euros suponen el 28% del presupuesto comunitario. De ese monto, los fondos para España suman unos 44.000 millones.

Selección de fruta. Mujeres trabajando en la empresa Fruilar de Lleida.

Selección de fruta. Mujeres trabajando en la empresa Fruilar de Lleida. (DEFOTO / MARC CASALS)

El sistema de ayudas afrontará en los próximos años el difícil reto de una nueva reforma, que se producirá en un entorno de retos como las crisis económicas y financieras, el cambio climático, la mayor competencia mundial o la volatilidad del precio de los insumos, como el combustible y los abonos. Además, está el brexit, y con él el debate que –seguro– abrirán los países que más aportan a este sistema de ayudas pero menos reciben. «No se trata de confrontación entre estados, de posiciones diferentes ni de defender cada uno a su país. Estamos aquí para construir Europa desde el punto de vista de cada uno, para hacerla mas grande entre todos», explica Esther Herranz (Partido Popular), miembro de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural.

'Minirreforma'

Antes de centrarse en la gran cuestión –la próxima PAC–, la comisión discute en estos momentos una minirreforma de la PAC dentro del Reglamento Ómnibus. «Cualquier pequeño cambio en la PAC supone muchísimos afectados, por lo que hay que discutir bien las medidas», apunta la socialista Clara Eugenia Aguilera, también miembro de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo.

Entre las cuestiones que están sobre la mesa están por ejemplo el greening, unas ayudas que se dan a los agricultores en función de lo que aportan al medioambiente; las ayudas a los jóvenes agricultores, el concepto de agricultor activo o la definición de conceptos básicos como los pastos permanentes. «Por ejemplo, los bosques mediterráneos o las dehesas se han quedado fuera de muchas ayudas porque no quedan bien recogidos», relata Aguilera. «Nos preocupa una de las cuestiones que pueden quedar incluidas, que permitiría el trasvase de recursos de un fondo europeo a otro, lo que podría afectar a la agricultura negativamente», completa.

Exportaciones

«Detectamos que se está apostando por destinar ayudas para fomentar la exportación, diversificar y consolidar las ventas a terceros países. Creemos que las ayudas no deberían ser para esa vocación exportadora, sino que se debería primar la producción para el mercado interno. Lo que pasará, si no, es que acabarán bajando los precios, y que solo los grandes agricultores se beneficiarán», opina Lidia Senra (Alternativa Galega de Esquerda).

Mientras se debaten esos cambios, la gran pregunta es si habrá pronto discusión sobre la futura PAC, la que marque el camino más allá del 2020. «Parece difícil. Pactar la reforma anterior llevó un año y medio, y hay que pensar que el 2019 será un año electoral. Por lo tanto, es bastante probable que hasta el 2021-2022 no haya una gran reforma», predice Herranz.

La Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo no solo trata la PAC, sino también otros temas. Por ejemplo, una cuestión a priori tan cabal como un reglamento sobre la cadena alimentaria. «En España tenemos una ley al respecto. Cuando se detectó que en algunos casos se vendían productos por debajo del coste de producción –leche, aceite, frutas y hortalizas–, se legisló para evitarlo. Desde España promovemos que haya un reglamento a nivel europeo similar, aunque hay estados que son básicamente distribuidores y comercializadores que no lo ven de la misma forma», explica Herranz.

Otro de los temas sobre la mesa es un reglamento sobre la agricultura ecológica en Europa, ya que, según explica Aguilera, «el actual ha quedado desfasado tanto en lo que se refiere a los productores como en lo referente a los productores». Además, también se discute sobre cuestiones como las mujeres en el medio rural. «El documento que se ha elaborado es importante porque ha contribuido a visualizar la situación de las mujeres en el mundo rural, la brecha en los salarios y pensiones, con referencias a por ejemplo avanzar en la titularidad compartida de las explotaciones familiares, para que las mujeres tengan los mismos derechos», comenta Senra.

Desarrollo rural

Además de las cuestiones que afectan a los agricultores y los consumidores, en esta comisión también se debate sobre el desarrollo rural. «Debe haber un debate a fondo sobre la despoblación rural, porque afecta no solo a la agricultura sino a la sociedad en general», explica Aguilera.

Para esta eurodiputada, la actividad agraria y ganadera y el turismo rural son los que han acelerado la actividad económica de las zonas rurales, las menos pobladas. «Si al final la agricultura se pierde, el gran problema es que no hay otras alternativas económicas que vayan a sustituirla», añade Aguilera. «La gente joven que quiere vivir en esas zonas menos pobladas necesita servicios, motivos para ir allí, porque si no no van a renunciar a su vida en las ciudades para ir al campo, aunque eso represente una oportunidad», agrega. De hecho, la despoblación de algunas zonas puede comportar también problemas de otro tipo, como los medioambientales (deforestación, incendios...).

«Aunque los miembros de la UE podamos parecer muy diferentes, tenemos unos problemas comunes que necesitan solución. No es lo mismo la producción que tenemos en el Mediterráneo que la que tienen en el Norte de Europa. Son sistemas productivos diferentes, climatología distinta. Pero en el fondo todos sabemos que hay que proteger la agricultura en general», concluye Aguilera.