India

Una tableta contra el analfabetismo

Fabricar un instrumento asequible para el bolsillo de personas pobres puede ser un gran paso para erradicar esa condición. La empresa tecnológica Datawind ha emprendido esta misión, con la intención de que una tableta de 40 dólares contribuya a diseminar el conocimiento en el gran país asiático. Esta es la historia de una ambición por tocar el cielo.

Llegar no es fácil. Hasta los expertos chóferes de bicitaxi de Amritsar, esta ciudad india en la frontera con Pakistán, tienen que parar y preguntar. Parece que nadie sabe dónde está la sede de la empresa tecnológica Datawind. Finalmente, en un callejón sin asfaltar, entre casas de barro y olor a plástico quemado, asoman lo cristales azules de un moderno edificio de tres pisos. Encima del logo de la empresa, en caracteres hindi, una frase de la religión Sij: "Donde reside Dios, tu enemigo no puede dañarte ni el brazo". Debajo, en el umbral de una pequeña puerta, está esperando Suneet Singh Tuli, el CEO de esta compañía, que produce la tableta más barata del mundo.

Con trato gentil, Tuli guía a los visitantes por la empresa: en la planta baja se almacenan cajas de componentes, el último piso es para los talleres de ensamblaje y, finalmente, en la planta noble, está la oficina de este empresario al que la revista 'Forbes' ha ensalzado como una de las 15 personalidades más influyentes del mundo en el ámbito educativo. Sentado detrás de su escritorio, desde donde divisa a través de un enorme cristal a las decenas de empleados que atienden al teléfono, explica cómo ha llegado a producir desde el 2010 la Aakash, una tableta de 40 dólares de coste con la que el gobierno indio se ha planteado erradicar el analfabetismo del país e introducir a centenares de millones de ciudadanos en el mundo digital.

Suneet Singh Tuli
CEO de la empresa tecnológica Datawind

El proyecto Aakash nace en febrero de 2009, cuando el Ministerio indio de Desarrollo de Recursos Humanos (HRD, el equivalente del ministerio de Educación) lanzó el 'National Mission on Education through Information and Communication Technology' (NMEICT), un plan quinquenal por valor de mil millones de dólares dedicado a la educación a través del desarrollo tecnológico. Una parte significativa de este presupuesto estaba destinada a la planificación y distribución de una tableta para todos los alumnos de las escuelas públicas de la India. Datawind ganó la licencia pública y se comprometió a producir las 100.000 primeras tabletas con un coste inferior a los 50 dólares. El primer modelo fue presentado por el ministro de HRD, Kapil Sibal, el 5 de octubre del 2011 y bautizado Aakash, una palabra que en hindi quiere decir 'cielo'.

"¿La potencia de aquel primer Ipad es suficiente para mi cliente? ¡Claro que sí!"

Las razones por las que Datawind produce la tableta a tan bajo coste son tres. La primera concierne a la fabricación del 'hardware'; la segunda, al modelo de distribución, y la tercera, al de negocio. En el primer caso, la empresa ha abaratado el coste usando un sistema operativo de código abierto como Android de Google y los procesadores ARM, los más utilizados en la electrónica de consumo y también los más baratos. La parte más cara de una tableta es la pantalla táctil, que supone el 25% del coste. Por eso, desde hace unos años, en Datawind las producen ellos mismos, en sus dependencias de Canadá y de Amritsar. Además, Datawind ha reducido, sobre todo, su margen de beneficio sobre el 'hardware' del 30% –el porcentaje promedio de los productores tecnológicos– a solo el 5%.

Esta decisión ha acabado por definir el modelo de negocio: las ganancias provienen de la colaboración con las empresas telefónicas y de la publicidad presente en los contenidos en la tableta. Los anuncios de compañías como Coca-cola y Google generan 10 dólares al año por tableta, y por cada 'app' Android descargada, Datawind cobra entre el 30% y el 50% de la transacción. Finalmente, la falta de intermediarios entre productor y clientes y las ventas de su modelo comercial, llamado Ubislate, a través de teléfono e internet permiten ahorrar los costes de la pequeña distribución.

Sin embargo, cuenta Tuli, el verdadero elemento propulsor de la Aakash es el concepto del 'good enough', o sea, de lo suficientemente bueno. El concepto fue elaborado por el economista Clayton Christensen en su libro 'The innovator's dilema', y Tuli encuentra muchos puntos en común con su modelo de negocio. "Lo que Christensen logra demostrar es que la tecnología muy a menudo es suficientemente buena y barata para ganarle la competencia a una mejor tecnología pero más cara", explica, mientras un pequeño ratón se escabulle entre las mangueras del aire acondicionado de su oficina. "A partir del segundo modelo de la Aakash, hemos incorporado el mismo procesador del primer iPad. Me pregunto: ¿La potencia de aquel iPad es suficiente para mi cliente? ¡Claro que sí!". Para este empresario no se trata de ganar a Apple, sino de crear un producto teniendo en cuenta que el principal factor para sus clientes es el precio. Se trata, pues, de crear un dispositivo con las características lo suficientemente buenas para ese precio. "Es la forma de democratizar la tecnología", remata.

La sede de la empresa tecnológica Datawind, en Amritsar, ciudad situada al noroeste de la India, en la frontera con Pakistán.

Datawind emplea directamente a 400 personas, repartidas entre la India, Reino Unido y Canadá.

Las pantallas táctiles se producen en las sedes de la empresa en la India y Canadá, mientras que otros componentes son fabricados en la China.

La empresa produce entre dos mil y tres mil tabletas por día: una parte se entregan al gobierno indio y el resto se venden por internet.

En la India, 900 millones de personas usan móvil, pero solo cien millones tienen acceso a internet.

"La idea básica del proyecto es que cualquier niño pueda alcanzar el cielo, por eso lo hemos llamado Aakash", explica Pradeep V., un alto dirigente del Ministerio de Educación y uno de los ideólogos del proyecto. Según él, introducir en la educación los dispositivos tecnológicos permitiría reducir la brecha del analfabetismo de forma más fácil, económica y sobre todo más rápida que con la puesta en marcha de un plan de infraestructuras a lo largo de todo el país. "En mi mente siempre ha habido una imagen: una niña de una aldea remota, tal vez de una zona montañosa, carente de infraestructuras y que no tiene acceso a la educación. Si esta niña tuviese una tableta en la mano y, con ella, la posibilidad de estudiar y tal vez convertirse en una nueva Einstein, este país cambiaría".

Tasa de alfabetización

El analfabetismo en la India es una de las lacras que frenan el desarrollo del país. El 27% de la población de más de 7 años no sabe leer ni escribir, un dato que empeora en las zonas rurales, donde reside la gran parte de la población, y sobre todo en el caso de las mujeres. El plan gubernamental del NMEICT nació, pues, con el objetivo de reducir esos datos a través de una mayor penetración de las nuevas tecnologías.

Raghunath Mashelkar
Ex director general del Council of Scientific & Industrial Research (CSIR) de la India

El concepto expuesto por Tuli de lo 'suficientemente bueno' en tecnología, en la India ahonda sus raíces en la filosofía bautizada 'frugal innovation', o sea la capacidad de hacer más con menos recursos para muchas personas, como lo define uno de sus creadores, Raghunath Mashelkar. En su elegante despacho del centro de investigación de Puna, a 200 km de Bombay, este científico que en su carrera ha recubierto los más altos cargos del mundo académico indio, explica como el del 'frugal innovation' es un cambio de paradigma revolucionario, que se está gestando en la India y en otros países pobres, pero que pronto dará el salto también en Occidente.

"El nuevo paradigma del 'frugal innovation' es hacer dinero haciendo el bien"

"Antes funcionaba así: te iba bien y ganabas mucho dinero, y luego hacías el bien porque creabas una fundación para los pobres, por ejemplo como ha hecho Bill Gates. Sin embargo, el nuevo paradigma es que hagas dinero haciendo el bien: es decir, creando productos, procesos o servicios con los que hacer dinero pero al mismo tiempo que puedan ser utilizados por mucha gente". Según él, la asequibilidad y la sostenibilidad están reemplazando a los precios y a la abundancia como pioneros de la innovación. Esta es la forma en la que la India está tratando de sacar a cientos de millones de sus ciudadanos de la pobreza y mejorar su calidad de vida. Para alcanzar ese objetivo, considera la educación una prioridad y el proyecto Aakash de suma importancia.

Antes de la llegada de esta tableta, hacía ya varios años que en la India se estaban experimentando formas de combatir la pobreza y el analfabetismo a través de la tecnología, con resultados dispares. En el 2001, por ejemplo, un grupo de científicos creó el 'Simputer', un ordenador portátil simple, económico y multilingüe. No tuvo larga vida: en total se vendieron algunas decenas de miles de ejemplares y su producción fue suspendida en 2005. En cambio, el experimento educativo 'Hole-in-the-wall' llevado a cabo por el famoso científico Sugata Mitra ha logrado más éxito. En el 1999, Mitra empotró un ordenador en un muro de un suburbio de Nueva Delhi, dejando que los niños del barrio lo usaran y aprendieran autónomamente. Hoy en día, hay más de 300 puntos de aprendizaje de este tipo a lo largo del país.

Punit Pandey / Purnendu Hota
Manager de NIIT, empresa de formación en Tecnología de la Información en la India / Manager de 'Hole-in-the-Wall'

Sin embargo, el proyecto 'Hole-in-the-wall' ha sido criticado por algunos pedagogos por no haber salido de la fase experimental. También la Aakash, sobre todo en su fase inicial, ha recibido duras críticas. El primer modelo no funcionaba adecuadamente: el procesador no soportaba las aplicaciones, había que reiniciar constantemente el dispositivo y la pantalla era poco funcional. Nicholas Negroponte, fundador del MIT Media Lab, en unas declaraciones, criticó a los promotores del Aakash porque, a su entender, no veían la diferencia entre "bajo coste" y "cutre", y aseguraba que usar componentes, diseño y elaboración baratos no era el camino a seguir. Su dispositivo One Laptop per Child, que cuesta 150 dólares, había sido rechazado por el gobierno indio años atrás. Otras grandes compañías, como Apple o Samsung, habían decidido no participar en el concurso porque la operación se presentaba llena de incógnitas. Además, por aquel entonces el mercado de las tabletas estaba en sus inicios y los costes eran mucho más altos de los que el gobierno indio estaba dispuesto a pagar.

La tableta Aakash recibió al principio duras críticas por no responder a las expectativas

También el lanzamiento de un segundo modelo de la Aakash notablemente mejorado, llevado a cabo en noviembre de 2012 en la sede de la ONU, con la presencia del secretario general, Ban Ki Moon, y del presidente de la India, Pranab Mukherjee, se vio envuelto en polémicas. De hecho, pocos días antes del acontecimiento, unos periodistas del 'New York Times' pusieron en relieve que solo una pequeña parte del dispositivo, alrededor del 25%, se fabricaba en la India, mientras que la mayoría de los componentes provenían de China.

Suneet Singh Tuli, sentado detrás de su escritorio, está respondiendo a otro mensaje que le ha llegado. Son los detalles del evento en el que participará al día siguiente como ganador de un premio por la contribución de la tableta Aakash al desarrollo educativo. Convencido que el valor añadido del dispositivo es algo del que la India debería estar orgullosa, quiere poner fin a las polémicas sobre el origen de los componentes del dispositivo. "Nuestro contrato con el gobierno indio no nos obliga a fabricarla enteramente aquí", zanja el empresario.

Varios alumnos de la escuela Globe Municipal School, del barrio Worli de Mumbai, en la India.

En la India hay 360 millones de niñas y niños en edad escolar.

En las tabletas Aakash hay instalados varios contenidos educativos, entre los que se encuentran juegos y vídeos.

Para la mayoría de los niños la tableta Aakash representa el primer contacto con la tecnología.

El gobierno indio prevé dotar de tabletas a 14 millones de alumnos en los próximo 5 años.

Tuli recuerda que cuando era un niño que jugaba a las canicas en la calle no era importante cuál era la clase social de sus amigos. "Creciendo, me enteré de que aquel era hijo de jardinero, aquella, la hija del cocinero. Cuando me hice adulto, entendí que su extracción social estaba conectada con su educación, y de cómo su educación estaba conectada con su nivel económico".

"Mi vida se ha desarrollado de forma distinta de la de los niños con quienes jugaba a las canicas. Pero al mismo tiempo creo que tengo la obligación de contribuir a democratizar la educación, no solo en la India sino en todo el mundo". Porque, según Tuli, todo niño tiene derecho a alcanzar el cielo.

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