Luis se despierta con un agradable olor a café, su cafetera está programada para tenerlo a punto a las 7.30 de la mañana. Un eficiente sistema de calefacción y agua caliente basado en sensores prepara el baño para una temperatura del agua a 35ºC. Su asistente de voz Alexa le informa, a través del sistema de audio de su casa, que el vuelo a Bilbao va sin retrasos y que el tiempo en esa ciudad es lluvioso. Mejor coger paraguas, recomienda.
El tráfico en Barcelona es fluido por lo que Luis pide un taxi con el móvil. Llegará a las 8.15 exactamente y no necesitara dinero, podrá pagarlo con su reloj inteligente. Cuando por la noche regrese a casa se desconectará la alarma de ausencias al reconocer su cara la cámara integrada en el timbre y, una vez en su interior, el sistema de vigilancia creará un escudo protector frente a intrusos.
Aunque es un poco despistado, no perderá el maletín de viaje, si se aleja de él más de 5 metros, un aviso sonara en su móvil. Está todo bajo control.
Son cosas que ocurren hoy, un momento en el que para hablar del Internet de las Cosas hemos cambiado ya el tiempo de los verbos: de será a es. Y aunque las capacidades del hogar inteligente tienen muchas sorpresas que dar, por lo tanto se sigue pensando en futuro, lo cierto es que hoy la realidad de escenarios cotidianos inteligentes conviven y dar soporte a las familias.
Televisores, alarmas, pequeños electrodomésticos, calefacción y un cada vez más numeroso ejercito de productos integran procesos inteligentes, es decir, la capacidad de operar de manera autónoma y ser programados según gusto y necesidad del usuario. Para el estado de la tecnología actual es un proceso sencillo y cada vez más económico ya que según los últimos datos disponibles son menos de 3000 euros lo que cuesta convertir un hogar cualquiera en inteligente. Pero nada podría hacerse con ellos sin una pieza clave que los une a todos ellos para configurar una red capaz generar inteligencia y capaz de trabajar de manera coordinada para ofrecer al usuario un estilo de vida más cómodo, mas eficiente, ecológico y seguro. Tiempo atrás se necesitaban sofisticados cableados domésticos para generar la potencia y velocidad necesaria en la red, hoy con el 4G inalámbrico (y la promesa a corto plazo del 5G), o con la instalación de la fibra, la infraestructura se reduce a un router inalámbrico y una plataforma de control. Las redes 5G según informa la operadora Vodafone utilizan la banda milimétrica del espectro de radio, frecuencias situadas por encima de los 24 GHz. El uso de una frecuencia mayor permite transmitir datos a más velocidad, con velocidades que se miden en gigabits por segundo. 5G es entre 20 y 100 veces más veloz transfiriendo datos que las anteriores tecnologías de conectividad móvil. Si con la tecnología 4G la descarga de una película en resolución HD (de unos 15 GB) se mide en minutos, con la tecnología 5G se mide en unos pocos segundos. La tecnología 5G no sólo tiene que ver con una mayor velocidad en la transferencia de datos. Otros dos factores clave son su reducida latencia y una mucho mayor cantidad de conexiones simultaneas. Todos los actores del mercado, entre los que se encuentran los operadores telefónicos, disponen de una oferta de servicios capaz de mover sin problemas, con precisión y fidelidad todas las piezas de un puzzle que si bien está aún incompleto ya proporciona un nivel de satisfacción alto.
La mera automatización de funciones no basta. Para jugar en la liga de los campeones hay que dotar al sistema de la denominada inteligencia artificial vinculada al Internet de las cosas, es decir la capacidad de los objetos de comunicarse entre ellos y también de aprender de los hábitos humanos para dar respuestas cada vez más ajustadas y satisfactorias y en ellos estamos. Todos los productos y servicios terminarán convergiendo en un entorno interconectado y fácil de controlar. Un reciente estudio de Accenture pone de manifiesto que los consumidores “demandan un entorno que sea fácil de controlar y que esté totalmente interconectado entre sí”, y apunta a que el 80% de los consumidores prefiere un único proveedor que ofrezca cobertura a todas sus necesidades digitales. En este sentido los grandes operadores ya han puesto en marcha atractivas ofertas con servicios integrados y con una importante mejora en las condiciones de la red.
Safety Starter Kit es un sistema de monitorización del hogar, asequible en precio y fácil de configurar, que incluye servicios para conocer, en tiempo real, lo que ocurre en el hogar y recibir alertas. Con este kit sabrán lo que ocurre en su casa desde cualquier lugar. Consta de los siguientes aparatos:
