Y de repente, en un hospital, un llanto. Es de los bonitos. De los que alegran. Un bebé acaba de nacer. Es la vida, la misma vida, que viene para decirnos que hay esperanza. Que siempre encuentra el modo de abrirse paso.
Tras el dolor, la ilusión de una madre con su hijo en brazos. Un bebé que acerca a su pecho para que la sienta, para comprobar que está bien. A su lado, su pareja, que aguarda con sus brazos el primer contacto, la primera conexión con esa ‘personita’ que ya está aquí para cambiarles la vida.
Todo un canto a la esperanza en medio de un ambiente de tensión y desesperanza. Madres y padres ilusionados. Médicos emocionados. Abuelos, pese a la distancia, orgullosos. Todos felices. Y la vida diciéndonos que #seguimosconectados a ella.
Carreras. Nervios. Gritos en un hospital. Para bien. Un niño está naciendo. Porque la vida, incluso cuando parece imposible, siempre se abre paso.