Cuando María sale de casa, se detiene siempre en la habitación de las niñas. En silencio. Apenas entreabre la puerta. Solo quiere verlas. Comprobar que están bien. Y se marcha.

Aún es de noche. Le espera el supermercado. Como siempre. Pero ahora es distinto. Ya llevaba guantes, pero ahora le suma la mascarilla. Todo debe estar limpio. Muy limpio. Hay que desinfectar. Bien. A fondo. Que todo esté listo para cuando vengan los camiones y cargar las estanterías.

Y así, de repente, María se ha convertido en una heroína. Y Juan, con su camión, otro héroe. Y Fernando, el médico. O Fátima, la farmacéutica. O Felipe, el militar. O Francisco, el agricultor. O Pedro, el carretillero.

No necesitan capa. Ni trajes ceñidos. Tampoco dicen que son héroes. Simplemente lo demuestran con sus actos. Y ahora, justo ahora, que es cuando más falta hace. Porque así se comportan los superhéroes. Nosotros les damos las gracias, de corazón, para decirles que no están solos. Que somos perfectamente conscientes de todo lo que están haciendo por nosotros. Porque, ahora más que nunca, #seguimosconectados.