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Girona FC, licencia para soñar

En su segunda temporada en LaLiga Santander, el club parece cada vez más asentado en máxima categoría del fútbol español. Figuras clave como Delfí Geli, Quique Cárcel, Eusebio Sacristán o los jugadores Pere Pons y Marc Muniesa explican cómo se ha llegado hasta aquí y cuál puede ser la evolución del equipo en los próximos años

Eduard PalomaresBarcelona, 4 de abril de 2019 - 08:26 CET

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Aunque parezca mentira vista su actitud sobre el campo en las dos últimas temporadas de LaLiga Santander, el Girona FC nunca antes había estado en la élite del fútbol español. Fundado en 1930, había transitado por las categorías inferiores hasta que el 4 de junio del 2017 se produjo el cambio de chip definitivo: un ascenso que ha permitido al club iniciar un camino de crecimiento tanto a nivel deportivo como de profesionalización de las estructuras internas. Pero todo pasa, por supuesto, por volver a conseguir la permanencia, un objetivo que cada vez está más cercano. Y, a partir de aquí, no hay nada que le impida seguir soñando.

El ascenso a LaLiga Santander no fue nada fácil, con tres intentos fallidos en los cinco años anteriores. En la temporada 2012-2013 se jugó el primer ‘playoff’ con Rubi como entrenador, pero el Girona cayó contra la UD Almería. Al año siguiente, se estuvo cerca del descenso, pero la llegada de Pablo Machín supuso un revulsivo que salvó al equipo e inició un periodo álgido que culminó con el ascenso de la temporada 2016-2017, eso sí, después de volver a quedarse a las puertas dos años consecutivos. Un mazazo que habría hundido a muchos, pero el equipo se levantó de nuevo, logró subir y al año siguiente, como si el karma hubiera querido compensar al Girona por tanto sufrimiento, logró la permanencia sin complicaciones. Esta temporada –ya con Eusebio Sacristán como entrenador–, la historia parece que puede volverse a repetir.

Más allá de los resultados, se podría decir que el proyecto deportivo del Girona ha entrado en una segunda fase. La primera, con Machín a los mandos, consistió en lograr el ascenso a LaLiga Santander y conseguir ser competitivos en ella, algo nada fácil para un club pequeño y sin experiencia. Con esta misión cumplida, se inició la segunda con Eusebio: evolucionar el estilo de juego para poder crecer como equipo, manteniendo el bloque de jugadores de los años anteriores (con gente de casa como Álex Granell o Pere Pons y referentes como Cristhian Stuani) y sacando el máximo partido a las jóvenes promesas procedentes de la cantera del Manchester City (que cuenta con el 44% de las acciones del club catalán).

En este sentido, una planificación deportiva rigurosa y con sentido común ha sido clave en los éxitos cosechados por el Girona, especialmente tras conseguir el ascenso, cuando muchos clubes pueden sentir la tentación de fichar de forma descontrolada. “Teníamos claro que el grupo de futbolistas del ascenso debían ser los grandes protagonistas y que merecían la oportunidad de demostrar que podían jugar en la máxima categoría del fútbol español, junto a otros jugadores que vinieron y que pudieron aportar experiencia en la categoría”, explica Quique Cárcel, director deportivo del Girona. Gracias a eso, el club ha conseguido configurar una plantilla con una marcada personalidad, identificada con los valores de esfuerzo del club, cercana a la afición ‘gironina’ y con la dosis de ambición necesaria para seguir mejorando.

Cinco jugadores del Girona rodean al lateral del Barça Nelson Semedo

Hasta cinco jugadores del Girona rodean al lateral del Barça Nelson Semedo, en una prueba del espíritu solidario del equipo. / Jordi Cotrina

Tras superar con éxito la primera temporada en LaLiga Santander, quedando en una más que cómoda 10ª posición, llegó otro momento clave para la dirección deportiva: escoger nuevo entrenador tras la marcha de Pablo Machín al Sevilla. “Fue un momento difícil, porque llevábamos cuatro años trabajando con Machín, que hizo un trabajo increíble, y teníamos una plantilla muy confeccionada para su estilo de juego. Pero el cambio llegaba en buen momento, porque la plantilla necesitaba nuevos estímulos. Era un reto para la dirección deportiva porque queríamos mantener todo lo conseguido, pero a la vez queríamos dar un paso adelante, con un entrenador capaz de dar más protagonismo al balón, al talento, a los jóvenes…”, resume Cárcel.

Declaración de Quique Cárcel

Y la figura escogida fue Eusebio Sacristán, heredero de la escuela de Johan Cruyff de fútbol de toque y posesión. Su labor debía ser triple: adaptarse a una plantilla ya consolidada aportando su propia visión, sentar las bases de la evolución del club a largo plazo y, por supuesto, lograr asentarse en LaLiga Santander. “El Girona ya venía desde hace tiempo mostrando una dinámica positiva, con espíritu competitivo y mucha solidaridad en el campo, lo que le da una identidad muy marcada. Conservando esto, he querido aportar los matices que yo conozco: tomar la iniciativa, controlar los partidos, ser protagonistas con el balón y minimizar las opciones del rival manteniéndonos alejados de nuestra portería”, resume Eusebio.

Aunque se trata de un proceso que lleva su tiempo, la aplicación de los nuevos conceptos aportados por el entrenador ya comienzan a reflejarse sobre el terreno de juego. “Creo que ya se están empezando a ver síntomas de crecimiento y el estilo de juego que tenemos en la cabeza va tomando forma”, corrobora Quique Cárcel. Y el objetivo de la permanencia se encuentra ya casi al alcance de la mano, aunque aún “falta confirmarlo”.

De esta manera, el camino a seguir por el Girona está bien señalado. A nivel de club, seguir profesionalizando la estructura, fortalecer su posición de referencia para los aficionados de la provincia de Girona y continuar reforzando los cimientos sociales. En materia deportiva, evolucionar una idea de juego que permita crecer a una plantilla que está bien asentada por una base de jugadores con contrato (entre ellos el goleador Stuani, que acaba de renovar) y jóvenes que están comenzando a ser determinantes, como Douglas Luiz y Aleix García.

Cristhian Stuani en la ciudad deportiva

Cristhian Stuani, que renovó con el Girona en febrero, en la ciudad deportiva. / Jordi Cotrina

Pero, tal y como recalca el director deportivo, lo más importante es mantener los valores que los han llevado hasta aquí: “El punto número uno es seguir trabajando con humildad, siendo conscientes de que nos estamos enfrentando a clubes con mucha más historia en la élite que la nuestra. Desde el respeto y la convicción de que tenemos todo por hacer, pero también con la ambición de ir dando pasos adelante”. Este es el plan que ha trazado el Girona para quedarse por mucho tiempo en LaLiga Santander. Y parece que, de momento, le está saliendo a la perfección.