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8 propuestas
de cultura urbana
para este verano
en Barcelona

Las vacaciones ofrecen la oportunidad de aprender nuevas cosas, de desarrollarse personalmente y superarse. También sin salir de la ciudad. Clases de DJ, talleres de danza hip hop, deportes como el ‘skate’ o el surf, música, graffitis, poesía callejera… Las opciones son múltiples para cabalgar el calor con mucho ‘flow’

Texto: XAVI DATZIRA
Barcelona, 16 de junio del 2021 - 08:00 CET

Desliza para ver

El verano puede ser para descansar, sí, pero también para aprovechar el tiempo libre, para aprender, para crecer, para desarrollarte personalmente y disfrutar al máximo de la ciudad. Y en este terreno, la cultura urbana tiene mucho que decir. Tal y como señalan desde Budweiser, patrocinador de LaLiga Santander, desde 2019, “las personas, vengan de donde vengan, pueden crecer y superarse gracias a la inspiración y la diversidad que la cultura urbana les ofrece: seas lo que seas, sé”. Así qué, ¿por qué no aprovechar este verano sin grandes viajes a la vista para conocerse un poco mejor? ¿O para explorar nuevas facetas de uno mismo?

Además, la cultura urbana es el caldo de cultivo de las grandes tendencias globales y, además, una enorme fuente de inspiración personal. “Budweiser siempre está al lado de los que generan y hacen evolucionar la cultura urbana, brindándoles apoyo y acercándoles referencias inspiradoras, gracias a su carácter internacional”, explican desde la compañía cervecera. Y, lo bueno, es que cualquier puede convertirse en tendencia, eso sí, con unas grandes dosis de trabajo y espíritu de superación, dos valores que se impulsan tanto desde LaLiga como desde Budweiser. Porque este verano puede ser el momento idóneo para empezar, estos son ocho propuestas de cultura urbana en Barcelona para empezar a cultivar el ‘flow’:

1. Crea la base. Curso intensivo de verano de DJ de música urbana

La música rap y todas sus variables tiene un elemento fundamental: la rima, conocida en inglés como el MCing. Es decir, el arte de escupir cuantas más palabras mejor sobre una base caracterizada por los golpes de bombo y unas líneas de bajo gruesas y densas, o bien a base de ‘samplers’ (recortes de otras canciones). Así que tan importante como estar al frente del escenario rapeando es ponerse ante los platos en un segundo plano y crear la capa necesaria para que las palabras encuentren acomodo. Y para hacerlo bien, hay que aprender de los mejores.

Por ejemplo, de Mucho Muchacho, uno de los pioneros del hip hop en castellano al frente de 7 notas 7 colores; Sam Mendoza (Sub Campeón del mundo de Scratch); o Víctor Magán (productor y hermano de Juan Magan). Ellos son los profesores del curso ‘on line’ Urban Music Tips & Tricks de la escuela de música Sonopro, donde enseñan las claves para crear bases de rap, trap y otros estilos de raíces latinas. Beats potentes, atmósferas envolventes, melodías pegadizas, estructuras imprescindibles, progresiones armónicas y, sobre todo, todas las herramientas existentes para crearlas. También está disponible el curso presencial de música urbana intensivo para julio o agosto, a cargo de los productores Both Face.

música urbana

Un DJ mezcla unas bases de rap con vinilos.

2. Siente el ‘flow’ y aprende a bailar hip hop

El hip hop no es un baile más, en el que solo importa la técnica y el ritmo, sino que significa adentrarse en toda una cultura nacida en los años 70 en los barrios afroamericanos de Estados Unidos. No son solo movimientos, sino una forma de vida y resistencia, de expresar una identidad y una reivindicación. Eso sí, una vez conocidos los orígenes, solo importa una cosa: dejarse llevar. Y es que por eso se trata de un baile ‘freestyle’, que se puede bailar improvisando, en coreografía o bien en una ‘batalla’ contra otro bailarín.

En Barcelona hay escuelas como el Farray’s Internacional Dance Center donde enseñan a bailar todo tipo de músicas urbanas, desde el hip hop más puro (representado por los estilos ‘breakdance, ‘locking’ y ‘popping’), sino otras que están llevando la delantera en este siglo. Por ejemplo, el reggaeton, mucho más desenfadado y sensual; el dancehall jamaicano, basando en la cultura reggae y que mezcla referencias africanas y caribeñas con pasos de hip-hop y otras danzas urbanas; o el Afrobeat, que combina el funk, el soul y el jazz con los ritmos tradicionales africanos. Sea cual sea el estilo elegido, el cóctel será explosivo.

bailar hip-hop

Espectáculo de baile de hip hop, antes de la pandemia.

3. Las paredes hablan. Arte urbano para apoyar a las personas mayores.

Para algunos, el graffiti será solamente un dibujo en una pared, pero su poder comunicativo es enorme. En especial cuando sus trazos sirven para visibilizar una reivindicación social. Este es uno de los objetivos del colectivo barcelonés Reboninart, que hasta finales de mes expone en el centro cívico Joan Oliver «Pere Quart» su proyecto ‘No Estem Sol*s’, en el que refuerzan los vínculos de la ciudadanía con las personas mayores utilizando el arte como herramienta de transformación.

Una iniciativa artística que rinde homenaje a este colectivo y que, a la vez, propone nuevas formas de representar a las personas mayores dentro del espacio público: en forma de grafiti.Además de promover murales comunitarios, Rebobinart también organiza talleres y cursos de arte urbano, en los que se repasa su historia y se crea un diseño entre todos los participantes para poder pintar un mural conjunto. Por otro lado, mediante los talleres de colaboración ciudadana, los vecinos opinan y reflexionan tanto sobre el uso y el sentido del espacio público como el del arte. Asimismo, organizan rutas de arte urbano en las que un experto explica la historia general del graffiti y su particular evolución en Barcelona.

graffitti

Uno de los graffitis de Rebobinart para apoyar a las personas mayores del barrio de Les Corts.

4. Skatepark Mar Bella, patinar con vistas al mar

Como meca europea del ‘skate’, en Barcelona hay infinidad de sitios donde patinar, tanto en skateparks como en las plazas. Y solo hay que pasearse a cualquier hora frente al Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba), en el Raval, para comprobarlo (por cierto, justo al lado de un graffiti icónico de Kaith Haring contra el Sida). Pero hay un escenario que es especialmente idóneo para el verano, porque después de una sesión de trucos y rampas puedes acabar dándote un chapuzón en el mar en poco menos de un minuto. Se trata del Skatepark Mar Bella, ubicado frente a la playa homónima, entre el Passeig Marítim del Bogatell y la Avenida del Litoral, junto a las pistas de atletismo.

Centrado sobre todo en las rampas, es lo que en la jerga se conoce como un ‘bowl’, porque se parece a un recipiente o a una piscina. Después de un ‘waveramp’ (que sería una rampa de subida y bajada, como una ola), aparece dos ‘bowls’ distintos: a la derecha uno de menor dificultad, de menor profundidad y perfecto para principiantes y, a la izquierda, uno más profundo y de mayor dificultad, para skaters de mayor nivel. También cuenta con una zona para la modalidad ‘street’, es decir, que imita los módulos que uno se puede encontrar en la ciudad, como barandillas y escaleras. Otro ‘skatepark’ con buenas vistas marítimas es el que está situado en el Fòrum, con planos inclinados, barandillas, bordillos de suelo, bordillos en bajada y un ‘bowl’ abierto.

skatepark

Patinadores en el Skatepark de la Mar Bella.

5. Conquistar con las palabras, los ‘poetry slams’

Si antes decíamos que la rima era uno de los pilares del hip hop, este estilo urbano ha sido capaz de infiltrarse incluso en los ámbitos considerados como alta cultura, como es la poesía, mediante los llamados Poetry Slam. Se trata de encuentros de poesía recitada en el que participan los propios autores frente a una audiencia que puntúa tanto sus versos como la manera en que los hacen llegar al público. Es decir, una parte de rima y otra de interpretación, casi como si se tratara de una pelea de gallos(batalla entre dos MC’s o raperos), pero donde se busca conquistar el alma de los asistentes con la belleza, ritmo y fluidez de las palabras.

El ‘slam’, nacido en los años 80 en EEUU, busca promover una poesía popular, más cercana a la gente común que a los grandes académicos. Y eso sin renunciar a la profundidad, pero sí descartando por completo el encorsetamiento. Es decir, se podría definir como poesía urbana. En la ciudad se celebra desde el 2010 el Poetry Slam Barcelona, una competición con un formato ágil, dinámico y participativo en el que se establece una nueva relación entre el público y los poetas a través de este estilo de poesía y el ‘spoken word’. Se celebra mensualmente en el CCCB, si bien la próxima cita será el 19 de junio dentro del festival Kosmópolis.

poesia urbana

Una sesion de ‘poetry slam’ en el CCCB, en la edición del 2019.

6. Conciertos de verano, no todo la música urbana suena igual

Para aquel que esté tentado de afirmar que toda la música urbana suena igual, solo tiene que consultar la agenda de conciertos para este verano en Barcelona para darse cuenta de que está equivocado. Para empezar, este sábado 19 toca en la sala Apolo Tribade, un trío barcelonés que rompe estereotipos a golpe de rimas contundentes que hablan de feminismo, de la lucha LGTBI y del activismo antifascista, combinando rap con flamenco, soul, afrotrap y reggaeton. En el Vida Festival, luce como cabeza de cartel de la jornada del 2 de julio la argentina Nathy Peluso, un torbellino sobre el escenario que fusiona los sonidos urbanos actuales con las bases clásicas del hip hop.

Y en otro festival, el Cruïlla, dará el 8 de julio dará una lección todo un veterano del rap en castellano: el zaragozano Kase.O, ex de Violadores del Verso y que en su carrera en solitario hace un ejercicio no solo de dominio de todos los palos, sino también de madurez y positivismo. En cambio, el 25 de julio, las Nits del Fòrum acogen a un recién llegado, pero con mucho entrenamiento en la garganta a base de peleas de gallos en su Buenos Aires natal. Se trata de Duki, quien ya tiene en su haber unos cuantos ‘hits’ de trap con acento porteño y ‘autotune’. Y las distintas fechas del Share Festival, que se celebra en el Estadi Olímpic de Montjuïc, se podrá disfrutar tanto de la cadencia canaria de Don Patricio como la oscuridad callejera de Morad.

conciertos

El rapero Kase.O, en un concierto antes de la llegada del coronavirus.

7. Cabalgar las olas urbanas sobre una tabla de surf

Aunque el Mediterráneo no tiene la capacidad de alimentar olas tan potentes como las de los océanos Atlántico o Pacífico, también se puede practicar buen surf. ¿Y qué mejor manera que combatir el sofocante calor barcelonés que intentando mantenerse erguido sobre la tabla al menos unos segundo? Porque no nos engañemos, eso ya sería un gran éxito para un principiante. Y para los más expertos, la paciencia es algo fundamental para pillar la mejor ola.

En la Barceloneta (o también en la playa de Castelldefels), la Escola Catalana de Surf ofrece todo tipo de cursos, comenzado por la fase más inicial, en la que se enseña al alumno a adquirir autonomía con la tabla dentro y fuera del agua, a reconocer las olas y saber cómo abordarlas y a remar con brazos y piernas. Y para los iniciados toca seguir perfeccionando la lectura de olas y la técnica para ejecutar bien el ‘take off’ (ponerse de pie), el ‘bottom turn’ (encararse hacia la parte alta de la ola para surfearla) y otro tipo de maniobras, siempre con ‘flow’ y elegancia. También ofrecen clases de surf skate, que consiste en aplicar los movimientos del surf sobre el asfalto, con un ‘skate’ de eje móvil. Y para los más tranquilos, siempre quedará el ‘paddle’ surf.

surf

Un surfista se dispone a entrar en el mar, en la playa de San Sebastià.

8. Excursión a Penelles, un pueblo volcado en el ‘street art’

Después de tantos planes en la ciudad no viene mal planear una excursión a un pequeño pueblo de la Lleida rural que no llega a los 500 habitantes. Pero que esta definición no lleve a equívocos, porque Panelles tiene más grafittis por metro cuadrado que Barcelona, Berlín o incluso Nueva York. Y nada de ‘tags’ o cuatro garabatos mal hechos, sino auténticas obras de arte urbano. El pueblo al que Banksy se podría ir a vivir, vamos. Desde que en el 2016 se celebró la primer edición del GarGar Festival, las paredes de casas, graneros, huertos y fábricas se ha llenado de vida y color, convirtiéndose en un centro de peregrinación para todo aquel que sepa dar valor al spray.

Un museo al aire libre de ‘street art’ que se lleva alimentando desde entonces de las sucesivas ediciones de la cita, la última el pasado mayo, con la participación de artistas como Duo Amazonas, Harry Bones, Miles Elah, Mateu Targa, Mina Hamada o Wedo, entre otros. Después de seis ediciones, pasear por Panelles representa un festín visual, en el que el arte callejero se ensambla de manera natural con un entorno rural, demostrando que las etiquetas suelen estar para romperlas. Es, además, una oportunidad de comprobar la enorme variedad de estilos murales, que van desde el color al blanco y negro, del realismo a la abstracción, de la reivindicación social al costumbrismo. Solo queda perderse por sus calles y escoger el preferido de cada uno. Arte urbano en estado puro.

street art

Uno de los murales más emblemáticos de Penelles, homenaje a un vecino del pueblo.

Fútbol y arte urbano, una complicidad que da la vuelta al mundo

LaLiga y Budweiser coinciden en que la cultura urbana es una fuente inagotable de inspiración y de superación, además de un altavoz para hacer llegar el mensaje a todas las esquinas. Por eso, para apoyar el regreso de LaLiga en España tras el confinamiento el pasado mes de junio se puso en marcha el proyecto ‘United Streets of LaLiga’, una campaña mundial de arte urbano en la que se encargó la creación de murales inspirados en el fútbol en ciudades de todo el mundo.

street art

Grafitti en París para anunciar la vuelta de LaLiga tras el confinamiento.



Artistas urbanos de países como el Reino Unido, Dinamarca, Hong Long, Brasil, Afganistán, Tanzania, Vietman, México o Nigeria plasmaron en las paredes su visión del fútbol bajo la etiqueta de #VolverEsGanar. Un elogio a la resistencia tras una época tan dura y, la vez, un llamamiento a la alegría, a la emoción de volver a ver el balón rodando sobre el césped. Las piezas únicas de arte urbano sirvieron para que los seguidores las disfrutaran en persona y las compartieran por las redes sociales, en una especie de vuelta al mundo de la mano del fútbol y el graffiti.

Otro ejemplo de fusión entre fútbol y cultura urbana fue la retransmisión a golpe de rap de ElClásico jugado en Madrid el pasado abril, patrocinado por Budweiser. Los raperos ‘freestyle’ Blon (team Barça, junto a Take) y Gazir (Team Madrid, con FJ) narraron las mejores jugadas micrófono en mano, en una pelea de gallos que tuvo una doble rivalidad: la deportiva y la rapera.