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l impacto económico de la Covid-19 en las empresas españolas ha sido devastador. Autónomos y pymes son, sin duda, los colectivos más vulnerables en este ámbito, ya que no disponen de los recursos necesarios para hacer frente a la nueva crisis económica que vive el país. En este contexto, el Gobierno central ha impulsado una serie de medidas de apoyo a la economía y el empleo, muchas de ellas dirigidas específicamente a este sector: prestación extraordinaria para los trabajadores autónomos, aplazamiento de impuestos para pymes, moratoria de préstamos a la industria, ayudas a la innovación y la exportación...


Sin embargo, desde estos colectivos consideran insuficientes las propuestas presentadas por el Ejecutivo. Desde la Unión de Trabajadores y Profesionales Autónomos (UPTA) plantean una serie de reivindicaciones encaminadas a ayudar a los trabajadores por cuenta propia en esta difícil coyuntura.

Entre otras cuestiones, piden ampliar los ERTE de fuerza mayor hasta el 31 de diciembre; flexibilizar el periodo de mantenimiento del empleo una vez finalizados estos; ampliar la prestación extraordinaria por cese de actividad hasta que se recupere la normalidad; un subsidio extraordinario para aquellos trabajadores cuya actividad esté vinculada a periodos estacionales y autónomos que realizan actividades vinculadas a ferias y fiestas patronales; información adicional sobre cuándo y en qué condiciones se podrán llevar obras de rehabilitación y reforma en viviendas habitadas y actividades de montaje, como mobiliario y cocinas.

Ahora que la economía comienza a reactivarse, conviene saber cómo afrontan estos colectivos el momento de reiniciar el desarrollo de su actividad y cuáles son sus necesidades prioritarias.

El sector financiero desempeña un papel clave

Los primeros análisis pospandemia reconocen el esfuerzo realizado por la Administración central y los Gobiernos autonómicos a la hora de implementar ayudas y prestaciones para mitigar los efectos de la crisis. También destacan el papel clave del sector financiero en esta fase de reconstrucción y reactivación de la actividad económica. En este punto, valoran la aprobación del programa de financiación con aval del Estado, a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), por valor de 100.000 millones de euros. Dicha medida ha tenido muy en cuenta la especial vulnerabilidad de pymes y autónomos, que requieren una financiación a la medida de sus necesidades.

Aun así, analistas financieros independientes muestran su preocupación no tanto por cómo saldremos de esta situación, sino por cómo quedaremos cuando termine. Una encuesta reciente del Banco de España constata que el 80% de las empresas encuestadas confirman que han sufrido una fuerte reducción de su actividad como consecuencia de la caída de la demanda. Ni siquiera el teletrabajo, que ha experimentado un alto crecimiento en España a raíz de la emergencia sanitaria, ha podido mantener el ritmo de producción en muchos casos. “Hay sectores que no están capacitados para teletrabajar por su naturaleza industrial o por tratarse de servicios presenciales al público”, explican los expertos. Entre estos, cabe citar el turismo, la hostelería o la construcción. Aunque todavía es pronto para calcular el impacto económico de la crisis sanitaria en el mundo empresarial, las primeras estimaciones hablan de una caída de entre el 8% y el 10% del PIB y de una tasa de desempleo del 21%.

Los analistas afirman que el tejido productivo cambiará radicalmente la forma de emprender tras la pandemia. Por eso animan a las instituciones a tomar decisiones muy meditadas mirando al futuro.

Banco Santander, con las empresas españolas

Entidades como Banco Santander están poniendo todo su empeño, fuerza y solidez en ayudar a empresas y trabajadores a remontar la situación. “En estos momentos de incertidumbre, Santander quiere estar cerca de las empresas españolas, especialmente de las pymes, acompañándolas y buscando soluciones a sus posibles problemas. Por algo somos su banco, el banco de las empresas, para estar a su lado en cualquier circunstancia”, ha declarado Rami Aboukhair, consejero delegado de Santander España.

Desde que España declaró el estado de emergencia sanitaria, Banco Santander ha estado monitorizando la situación y ha activado todos los protocolos y acciones necesarias para minimizar sus posibles efectos, comprometiéndose a analizar las necesidades de financiación de sus clientes, independientemente del sector en el que desarrollan su actividad.

En este sentido, mediante su plan de ayudas a las empresas, Santander España ha facilitado el acceso a la liquidez por parte de las empresas y los autónomos, que incluye moratorias hipotecarias y en el pago del alquiler, aplazamientos en el pago de créditos, suspensión de comisiones y ampliaciones en los límites de las tarjetas de crédito, entre otras medidas.

El banco ha concedido más de 45.000 millones de euros de financiación a empresas, pymes y autónomos desde que se inció el estado de alarma y ha ayudado a más de 200.000 familias con el aplazamiento de pagos y anticipos. Además, la entidad tiene preparados otros 60.000 millones de euros en préstamos preconcedidos para sus clientes. El principal objetivo de Banco Santander es seguir proporcionando liquidez a corto plazo para contribuir a asegurar la continuidad de los negocios y garantizar recursos a los sectores más afectados por esta crisis.

La entidad que preside Ana Botín cuenta con diversos productos diseñados específicamente para pymes y autónomos. Entre ellos, destacan las líneas de financiación ICO con aval del Estado, el préstamo profesional 1/2/3 y otras soluciones adaptadas a cada tipo de negocio y a cada particular.

Todas las medidas y soluciones que Santander España ha puesto sobre la mesa para apoyar y facilitar la reactivación de la economía responden a su compromiso como banco responsable, cuyo principal ‘leitmotiv’ es estar al lado de las personas, las empresas y los autónomos en la lucha por superar la crisis generada por la pandemia. Ahora es el momento de iniciar la remontada.