Lánzate a encontrar las parejas de cartas iguales y, con cada una de ellas, aprende sencillos consejos para disminuir tu factura energética.
Una cocina que funcione con gas natural es más eficiente que una eléctrica. Si optamos por este segundo sistema, hay que procurar que sea de inducción, pues su consumo es inferior a la vitrocerámica.
Selecciona un programa en frío
o con la menor temperatura posible, ya que entre el 80%
y el 85% de la energía
que gasta este
electrodoméstico se produce al calentar el agua.
Para ahorrar en calefacción, ajusta el termostato entre 19º C y 21º C durante el día. Por la noche (o cuando no estés en casa) es mejor no apagar completamente la calefacción, sino dejarla a 15º C o 17º C.
De entrada, optar por bombillas de bajo consumo o LED. También podemos instalar detectores de movimiento en las zonas de paso o reguladores de luz, para regular la intensidad lumínica en función de la actividad.
Todos los ordenadores tienen opciones de suspensión e hibernación (el salvapantallas no representa un gran ahorro), que mantienen listo el aparato para seguir con la tarea más tarde.
Es preferible usar el microondas al horno. Si aún así optas por el segundo, aprovecha para cocinar varios alimentos a la vez, aprovechando el calor residual para acabar la cocción y sin abrir la puerta.
No enciendas el lavavajillas
hasta que no esté lleno. Y no lo abarrotes con piezas superpuestas, porque
entonces algunas quedarán mal lavadas y acabarás consumiendo el doble.
A veces, al acercar la mano
a una ventana cerrada,
notamos el paso del frío.
Un mal aislamiento de estas podría ser el causante de una pérdida de calor de entre un 20% y un 30%.