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24 diciembre 2021

El sector agroalimentario crece en Catalunya y, con él, los requisitos de higiene

Deyse colabora con la industria para garantizar la limpieza y la desinfección de las plantas elaboradoras, tanto si son de materias primas como de producto acabado, con planes adaptados a sus necesidades específicas

Texto: Eduard Palomares

El ámbito agroalimentario representa el primer sector económico de Catalunya, con un volumen de negocio de más de 38.200 millones de euros y más de 163.300 trabajadores, según los últimos datos de Prodeca, la agencia de la Generalitat encargada de su promoción. En la última década, las exportaciones se han incrementado un 45% en volumen y un 65% en valor, llevando los productos catalanes a más de 200 países. Además, todavía tiene un gran potencial para seguir creciendo, sobre todo de la mano de los productos elaborados o listos para comer, que han experimentado un notable crecimiento durante la pandemia.

Esto significa más necesidad de materias primas, más plantas de elaboración específicas, más tiendas de alimentación y, en base a ello, más requisitos de higiene, esterilización y desinfección para preservar la salud y bienestar de los consumidores. En este sentido, el cumplimiento de las pautas higiénicas en el proceso de tratamiento, transformación, preparación, conservación y envasado de la industria agroalimentaria es tan importante como la calidad de los productos que se elaboran. Algunas empresas de mayor volumen cuentan con sus propios recursos, pero muchas otras confían esta tarea a una empresa como Deyse, filial de Clece, que tiene la capacidad para poner en práctica esquemas de limpieza y desinfección profesionales, basados en los principales estándares de calidad alimentaria.

Evolución y adaptación del plan de higiene

En los últimos años, el incremento sobre todo de la comida envasada –ya sean de la mano de marcas especializadas o impulsadas por los propios supermercados– ha ido acompañado de un crecimiento de la exigencia de la normativa, que ha implicado un aumento de los controles en los puntos críticos del proceso, la mejora de la formación al personal o la realización de tests microbiológicos rutinarios. “Todo esto ha supuesto que la limpieza en la industria alimentaria haya ido evolucionando y perfeccionándose, adaptándose a las nuevas normativas y necesidades. En Deyse tenemos un departamento especializado en industria alimentaria que está constantemente revisando la normativa para incorporarla a los planes de trabajo y tenerlos actualizados”, comenta David García Vicens, gerente de Deyse.

David García, gerente de Deyse, en las oficinas de la compañía.

Y, además, han ido incorporando las nuevas tecnologías para afinar todavía más los procesos. “Hemos invertido mucho esfuerzo y recursos en digitalizar los procesos, ya que lo principal es mantener las industrias limpias y desinfectadas, pero también es muy importante la gestión documental de las actuaciones realizadas”, añade, a la vez que detalla que cuentan con ‘apps’ propias en las que los trabajadores disponen de las tareas que deben realizar en cada momento, anotando todo el proceso y poniendo a disposición del cliente toda la información del estado de limpieza al instante.

En una primera fase, Deyse analiza las necesidades específicas de cada cliente, proponiendo mejoras en cuanto a maquinaria para facilitar el trabajo y mejorar el rendimiento, productos químicos más adecuados al tipo de suciedad que se pueda encontrar, procesos de trabajo más efectivos y eficaces… Todo ello queda detallado en el Plan de Limpieza. El cliente puede disponer de un plan de limpieza propio o bien, encargarle a Deyse un plan personalizado que se elabora “a partir de una visita y análisis exhaustivo del centro de producción, detallando todos los ítems a limpiar del mismo y las frecuencias que se consideran necesarias”.

Instrucciones específicas y formación: un compromiso con la calidad

En ambos casos, la figura del técnico de calidad es clave, ya que es quien actúa sobre el terreno y se coordina con el cliente. “En Catalunya, las medidas higiénicas mínimas están marcadas por la Agència Catalana de Seguretat Alimentària. Además, las empresas pueden escoger elevar los requisitos en base a otros estándares, sean europeos o para cumplir con certificaciones ISO. Nosotros podemos adaptar nuestro plan de higiene a cada uno de los niveles”, explica Sheila Pedrosa, técnica de calidad de Deyse. Un plan que incluye las instrucciones específicas sobre cómo limpiar cada una de las zonas de la planta, así como formación para los empleados en seguridad alimentaria, registros de limpieza, controles macrobióticos y auditorías periódicas.

Sheila Pedrosa, técnica de calidad de Deyse, comprueba el cumplimiento de un Plan de Higiene.

Este plan debe ser específico para cada planta o industria, y tener en cuenta las características de cada una de las zonas de elaboración. Y está en constante monitorización. “Los planes se revisan cada año. En este sentido, se trata de una tarea muy viva, porque debemos controlar y adaptarnos constantemente para cumplir con los requisitos, ya sean de normativa, de nuevos productos, de mejora de los controles que se llevan a cabo…”, precisa Sheila, quien actualmente trabaja en cuatro plantas distintas, todas ellas diferentes: una de materias primas y otras tres de producto elaborado, dedicadas a la elaboración de queso, chocolate y comida envasada. “Debemos ser muy concretos y rigurosos, porque cada producto tiene sus necesidades y riesgos”, añade.

De hecho, la seguridad alimentaria cobra una importancia clave en este ámbito, no solo por el bienestar de los consumidores, sino porque un error individual puede tener como consecuencia que toda una planta deba parar su actividad. “Damos mucha importancia a la formación y a las instrucciones de trabajo específicas”, remarca Sheila Pedrosa, que con 12 años de experiencia en este campo asegura que la evolución de las medidas ha sido notable, tanto a nivel de limpieza y muestras microbiológicas de las superficies de contacto, como de control de alérgenos. “Por ejemplo, en la fábrica de chocolate, la zona en la que se manipula la avellana está aislada y con medidas especiales, para evitar que se produzca una contaminación cruzada con otros productos que son aptos para alérgicos a los frutos secos”, comenta la técnica de calidad de Deyse.

De esta manera, Deyse quiere poner su grano de arena para el crecimiento del sector agroalimentario catalán, que no solo tiene un gran peso económico, sino que es pionero en innovación y en tecnología vinculada al producto y a la transformación del mismo, según remarcan desde Prodeca. Y, para que siga siendo así, la higiene siempre será un factor decisivo.