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20 noviembre 2021

Una asociación
que cambia vidas

Corazón y Manos, asociación sin ánimo de lucro, fue creada por trabajadores de Clece para ayudar a otros compañeros que pudieran estar atravesando una situación personal o familiar complicada. Las personas que han recibido esa ayuda, como Marines e Irene (nombre ficticio, por motivos de seguridad), demuestran la fuerza de un compromiso social compartido.

Texto: Eduard Palomares

En el transcurso de la vida pueden aparecer obstáculos y uno debe ingeniárselas para sortearlos, tanto en el ámbito personal como laboral. Pero a veces, crecen tanto que acaban provocando una tormenta perfecta de la que sólo se puede salir con ayuda externa. Y esta, lamentablemente, no siempre llega. Por ello, desde Clece decidieron en el 2017, crear la asociación sin ánimo de lucro Corazón y Manos con el fin de proporcionar apoyo y recursos a aquellas personas relacionadas con la compañía que estuvieran atravesando una situación complicada.

Una intención transformadora que va más allá de la responsabilidad social corporativa y a la que se le pueden asignar nombres propios. Por ejemplo, los de Marines o Irene.

Algo más que un puesto de trabajo

Marines trabajaba en Barcelona, en una empresa filial de Clece, como auxiliar de enfermería en el Servicio de Atención Domiciliaria. Esto le permitió tramitar su Número de Identidad de Extranjero (NIE) de manera temporal, a la vez que estudiaba un máster en prevención de riesgos, que completaba la carrera que había estudiado en Colombia: Salud Ocupacional. Sin embargo, en el siguiente concurso, la gestión del SAD pasó a otra empresa y su contrato fue subrogado. “Hasta que la nueva empresa decidió reducir plantilla y me despidieron”, explica ella misma.

Marines, en su puesto de trabajo en el área de producción de Clece en Barcelona.

Entonces, dificultades que parecen menores se convierten en insalvables. “Necesitaba un puesto de trabajo para renovar el permiso, pero no había manera de conseguirlo. Incluso pensé en volver a mi país, aunque la situación tampoco fuera la idónea”, rememora. Entonces entró en contacto con su anterior empresa (Clece) y les explicó su situación, por si podía acceder a alguna vacante como auxiliar de enfermería. Su caso entró entonces a formar parte del proyecto Opportunity de Corazón y Manos, porque necesitaba una solución urgente. Pero Marines se llevó toda una sorpresa. No le ofrecieron un puesto similar al que había tenido antes, sino algo que sintonizaba mejor con su formación y experiencia: “Me dieron la oportunidad de trabajar de lo que había estudiado, fue una alegría totalmente inesperada”.

La otra parte de esta historia está representada por Héctor Alemany, gerente de los servicios de limpieza y desinfección de Clece en Catalunya. “Tuvimos una vacante de administrativa de soporte al área de producción, que debía encargarse de gestionar aspectos como la vigilancia de la salud de los equipos profesionales, el control documental de subcontratas y las plataformas digitales de gestión de plantilla y clientes. La candidatura de Marines nos llegó a través de Corazón y Manos y encajaba perfectamente, tanto por su formación académica, como por el SOS que nos había lanzado”, resume. De esta manera, ella pudo acceder a un contrato laboral y regularizar su situación de residencia y trabajo en España.

Héctor Alemany, gerente de los servicios de limpieza y desinfección en Catalunya.

“Hubo un momento en que lo veía todo de forma negativa y tenía la sensación que había malgastado los últimos años, estudiando un máster que no me iba a servir para nada. Pero la ayuda llegó justo a tiempo, y ahora solo quiero seguir aprendiendo de mis compañeras y adquiriendo experiencia para devolver toda la confianza que han depositado en mí”, asegura Marines. Por su parte, Héctor Alemany también se muestra satisfecho por su nuevo ‘fichaje’ y la define como “comprometida, afable y cumplidora”.

Además, asegura, antes que el currículum, preferimos priorizar otros valores y situar a la persona en primer plano: “Si existe una necesidad y nosotros podemos ayudar, adelante. Siempre vale la pena arriesgarse”. Y esto es algo que caracteriza a los socios de Corazón y Manos, trabajadores de Clece que comparten el compromiso social de su empresa, la voluntad de contribuir a la mejora de vida de las personas y a su desarrollo.

Un apoyo clave para comenzar de nuevo

El empleo suele ser el mejor motor para promover un cambio social, pero hay veces que no es suficiente debido a condicionantes que imposibilitan una buena inserción laboral. Alicia Caballero, jefa de servicio de Clece, recuerda cómo le impactó el caso de Irene. “Le hicimos la entrevista de trabajo para una vacante de limpieza de unas 15 horas semanales y luego le ofrecimos el puesto. Al cabo de unos días, sus responsables nos comentaron extrañadas que ella siempre acudía a trabajar con una maleta y que se duchaba en el centro escolar donde trabajaba. Ella no quería decir nada, llevaba su sufrimiento por dentro, pero finalmente nos reveló el motivo”.


Logo Corazón y manos

Irene no podía permitirse un techo y tenía que dormir en una tienda de campaña plantada en un parque de Barcelona, por eso llevaba siempre sus pertenencias encima. “Mi pareja y yo dormíamos en la calle para ahorrar, porque él no tenía trabajo y apenas nos llegaba para la comida y demás gastos. La verdad es que me daba vergüenza explicarlo, por lo que intentaba disimular, hasta que hablé con Alicia y me explicó la existencia de Corazón y Manos”, detalla ella misma, con la perspectiva que da el tiempo y la tranquilidad: “Nuestra situación ha cambiado ahora por completo gracias al apoyo que me dieron”.

Quizás en alguna otra empresa el caso de Irene podría llegar a generar cierto rechazo, pero en Clece sucedió todo lo contrario. “Nos pusimos inmediatamente en marcha y Corazón y Manos le ofreció toda la ayuda necesaria, desde un alojamiento en un hostal a un contrato de 40 horas semanales, que le permitió renovar todos los documentos de residencia”, detalla Alicia Caballero. Ahora, dos años después, ella sigue en el mismo puesto de trabajo pero con unas perspectivas de futuro totalmente distintas, contenta y con un contrato indefinido que le aporta una gran estabilidad. “Estamos muy satisfechos con ella, y también contentos de haberla podido ayudar”, remarca Alicia Caballero.

Irene, durante su turno de trabajo en su puesto de trabajo actual.

Irene define el trato que le dispensó Alicia con una frase que encaja perfectamente con la asociación que hizo posible ayudarla: “Es muy buena y amable; tiene corazón”. Ahora ella ha superado ese bache, feliz en su puesto de trabajo y tiene ganas de continuar progresando en la vida: “Quiero seguir aprendiendo y espero un día poder tener una casa propia”. Pero lo que parece seguro es que ya no volverá a vivir en una tienda de campaña porque, en el momento clave, recibió una ayuda capaz de dar un vuelco a su vida. Ese era el objetivo de la creación de Corazón y Manos y, como demuestran los casos de Irene y Marines, se puede afirmar que la misión se ha cumplido con creces.

Gracias a todo lo que ha realizado desde sus inicios, Corazón y Manos ha sido declarada Asociación de Utilidad Pública por el Ministerio del Interior de España en reconocimiento a la importante labor que realiza en su ámbito de actuación.