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Memoria
popular

La Trinitat Vella da voz a sus vecinos y vecinas para recuperar la memoria, a menudo silenciada, de los barrios más humildes, lo que ayuda también a recuperar la historia de la ciudad.
“Somos un barrio pequeño, un barrio alejado, pero da la casualidad de que por aquí pasaba la calzada romana, la Vía Augusta, que después se convirtió en la carretera de Ribas”,

cuenta con orgullo Amador Expósito Muñoz, presidente de la Asociación de Investigación y Divulgación de la Memoria de la Trinitat Vella.

Esta zona fue la puerta de entrada y de salida de Barcelona rodeada de huertas y hoy está incrustada entre las carreteras de acceso a la capital.

La asociación ya tiene ocho años y un libro publicado que rememora la construcción de la cárcel de mujeres, las manifestaciones por la objeción de conciencia en la mili, la música de los cantaores y guitarristas de la peña andaluza o las extensiones de los huertos y viñas que cercaban la ciudad. Con una cámara, Amador entrevista a los vecinos más mayores que lo transportan en el tiempo, le ceden fotos de su infancia o vídeos que documentan los hitos del barrio. Todo ese material llena su ordenador de carpetas. Abre una. La de la guerra civil.

Recuerda a Joan Esteve, un vecino que murió hace tres años, contando cómo después del golpe de Estado, en 1936, vinieron de Santa Coloma a buscar franquistas. Esteve contaba que cuando llegaron, el líder de la CNT en la Trinitat dijo: “aquí no hay fascistas, todos somos vecinos”, les apuntó con el arma y los echó. Pero lo que Amador lleva en la sangre son las revueltas vecinales de los años 70 en adelante que, bajo el grito “la Trini existe” lleva décadas denunciando las injusticias. Colegios, sanidad, metro...

“Somos un barrio reivindicativo porque históricamente hemos tenido falta de servicios. No teníamos nada. Todo lo que tenemos nos lo luchamos y yo he vivido de primera mano todas estas luchas”.

Ahora la situación es diferente y los vecinos tienen mucha más voz que antaño. En su barrio se multiplican los proyectos para que cada día sea un lugar mejor pero Amador dice que con cada nuevo logro, sale una nueva necesidad: eliminar los cables de alta tensión, asfaltar una calle o poner escaleras automáticas para facilitar la movilidad de todos esos vecinos que le han ayudado con sus recuerdos a reconstruir la historia de la Trinitat Vella.

Con el impulso a la cultura y la recuperación de la memoria de los barrios se fomenta la implicación y participación del vecindario en el reconocimiento de la identidad y el orgullo de barrio.
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