Barcelona:
ciudad jugable

Barcelona quiere pasar de ser una ciudad con áreas de juego a ser una ciudad jugable, donde los niños y niñas sientan que tienen derecho al espacio público y donde el juego permita llenar de vida comunitaria los barrios.

En los próximos años, la ciudad llegará a las 14 superáreas de juego, espacios emblemáticos y de grandes dimensiones, y se duplicarán las áreas de juego accesible en la ciudad para tener un espacio público inclusivo.

También la ciudad gana espacio para el juego con patios transformados, naturalizados y abiertos al barrio (desde escuelas infantiles a institutos), y estimula el juego compartido en entornos escolares pacificados, en plazas y parques.

La retirada de los carteles que prohíben jugar a la pelota en la calle es representativa del cambio de paradigma que está llevando a cabo la ciudad, que ahora se está transformando para ofrecer más oportunidades lúdicas.

En este nuevo concepto se basan las super áreas de juego, uno de los aspectos más visibles de la ciudad jugable. Ofrecen propuestas tan particulares como un pulpo gigante, una ballena y una golondrina y están diseñadas para diferentes edades y capacidades motrices.

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Las superáreas de juego son las áreas más bien valoradas en toda la ciudad. El 17% de las personas que las visitan no son del barrio, hecho que quiere decir que ejercen de polo de atracción a las familias de toda la ciudad.

Las superáreas de juego que incluyen las instalaciones del pulpo, en La Pegaso, y la ballena, en el Parc Central de Nou Barris, se construyeron a partir de dos procesos de participación  junto con el alumnado de escuelas de los dos barrios, con el objetivo de integrar sus necesidades y deseos en el diseño.

Las demandas de todos ellos propiciaron que se aumentara la variedad de actividades, con el fin que todos encuentren respuesta a sus intereses de juego y actividad lúdica.

Áreas destacadas de la ciudad jugable

A raíz de la buena acogida que han tenido por parte de la ciudadanía, se están proyectando ocho nuevos espacios de estas características, preparados para aumentar la superficie jugable de Barcelona con propuestas de calidad entre el 2023 y 2024. Serán áreas de juego accesibles, para garantizar el juego para todos los niños y niñas, también los que tienen algún tipo de discapacidad.

Aprender jugando

Los niños y niñas, por definición, juegan siempre que pueden y donde pueden. Por ello, el proyecto hacia una ciudad jugable también tiene en cuenta los patios escolares y los entornos de centros educativos, como epicentros de la vida comunitaria de los barrios.

Transformación
de los patios


Para fomentar todo ello, se está llevando a cabo la iniciativa ‘Transformem els patis en naturalitzats, coeducatius i comunitaris’, que impulsa la metamorfosis de los patios escolares. El objetivo es que se conviertan en espacios con más diversidad de juego, donde el centro de atención ya no es el campo de fútbol. Son lugares donde está presente la naturaleza y que favorecen la coeducación. De esta forma, por ejemplo, los patios de escuelas como la Escola de les Aigües en el distrito Horta-Guinardó, o la Ramon Llull en l'Eixample, han pasado a convertirse en un espacio que responde a la necesidad de juego y educación al aire libre y abiertos a la comunidad.

Este año ya se habrán transformado 40 patios escolares y la previsión es que cada año año se transformen un mínimo de 15 patios cada año en escuelas. También empezamos a enjardinar los patios de las escuelas infantiles municipales para toda la comunidad.

Patios escolares abiertos


La transformación del patio escolar implica que este se incorpore al programa Patis escolars oberts al barri. Estos patios escolares cuentan con un servicio de monitores que abren y cierran el patio en los horarios previstos, velan por el buen uso de las instalaciones y establecen dinámicas de relación entre los y las asistentes.

Este año, en el marco de la ciudad jugable, se han sumado los patios de las escoles bressol al proyecto de Patis Escolars Oberts al Barri. De momento, ya son 14 patiso de escoles bressol verdes y abiertos al barrio con juego y cultura al aire libre para familias con niños de hasta 6 años.

Seguridad en el entorno escolar



Los esfuerzos por adaptar el entorno escolar entroncan con la iniciativa municipal Protegim les Escoles. Desde el año pasado, impulsa la transformación de los entornos de las escuelas para facilitar la convivencia y el juego en la entrada y salida del centro. En el 2022 habremos llegado a las 200 escuelas protegidas.

Àngels Cadena es directora de la Escola Mercè Rodoreda, en Nou Barris. El patio de este centro ha vivido importantes cambios en su interior a raíz de la iniciativa Transformem els patis y también en las inmediaciones, gracias a Protegim Escoles. Además, el espacio de recreo se ha puesto a disposición del vecindario fuera de los márgenes del horario lectivo. 

Cadena destaca la importancia de estos espacios y de cuidar el tiempo de ocio del alumnado, junto con el horario lectivo: “no es solamente el patio donde los niños bajan a jugar durante el recreo, ahora es un espacio mucho más educativo. De manera sistemática, cada grupo puede pasar unas horas de recreo fuera del edificio de la escuela, en los parques y avenidas de las inmediaciones”. “Incluso aprovechamos estos espacios para salir a dar clase”, añade.

Las escuelas son lugares llenos de vida.  Por este motivo, el ayuntamiento está llevando a cabo una gran transformación de sus entornos para que sean seguros y saludables. Un objetivo que se enmarca en el programa Superilla Barcelona, que trabaja para hacer una ciudad para las personas.

Se juega en todas partes

Superilla Barcelona, el programa que recupera para la ciudadanía espacio que actualmente ocupan los vehículos privados. Y este nuevo urbanismo también reserva espacios para el juego.

El resultado es un nuevo modelo urbano que permite ganar entornos seguros para la infancia y la adolescencia y favorece la apropiación del espacio público. Para fomentar el juego en estos espacios, se han instalado bancos, elementos de juego, mesas de pícnic y elementos deportivos como mesas de ping-pong, canastas de básquet, porterías y circuitos de juego.

Y cuando no pasan coches...


Otra de las iniciativas del Ayuntamiento es Obrim Carrers, el corte periódico del tráfico en algunas calles, como Gran de Gràcia o Creu Coberta. Tiene el objetivo de ofrecer el espacio de la calzada a otros usos de forma temporal, entre los que destaca el juego y la actividad física.

El gobierno municipal también impulsa distintos proyectos de estímulo del juego compartido en la calle, entre otros, con el Juguem a les places, en más de 30 plazas de la ciudad de cara al buen tiempo con propuestas para jugar con quioscos de juegos (tradicionales, de orígenes diversos...).

Aquí sí hay playa!


Barcelona tiene 10 playas que son un espacio al aire libre que fomentan el juego acuático y con arena, además de la práctica del deporte.  Este año, y, para proteger la salud de la infancia y de toda la ciudadanía, en todas está prohibido fumar. 


Otra de las medidas que se han implementado este año es el servicio de baño asistido en todas la playas, así como la incorporación de nuevas infraestructuras como pérgolas para dar sombra en los puntos de baño, o un cambiador inclusivo en la playa de Sant Miquel, entre otras.

Jugar: un derecho
de la infancia

Jean Piaget

“Los niños y niñas no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan”

Todas estas medidas quedan recogidas en el Pla de joc a l’espai públic, la hoja de ruta con horizonte en el 2030 a través de la cual se está trabajando para garantizar el derecho al juego de la infancia en el espacio público. Para ello, el ayuntamiento de Barcelona pone el urbanismo a disposición del bienestar de los niños y niñas y fomenta que toda la ciudad sea jugable, no solamente las áreas de juego. Es decir, que las calles, las escuelas, los parques y, en definitiva, demás espacios públicos de la ciudad estimulen el juego y se recupere el gusto de jugar al aire libre y disfrutar la vida comunitaria.

El juego, imprescindible en la infancia


El juego en el espacio público es un derecho y una necesidad vital de la infancia. El pedagogo italiano Franesco Tonucci, autor de La ciudad de los niños (1991) y responsable del proyecto internacional ‘La ciudad de los niños’, destaca la importancia de garantizar el juego en el espacio público: “debe asegurarse el derecho de los niños a utilizar el espacio público para sus juegos, hay que reconocer el juego como un espacio infantil en el que los adultos deben tener poca injerencia”, explica. El proyecto La ciudad de los niños es una iniciativa que trabaja para poner a los más pequeños y pequeñas y sus necesidades en centro de las políticas municipales.

“El papel de las familias, de las escuelas y de las ciudades es el de respetar el derecho al juego posibilitándolo y permitiendo que los niños puedan salir de casa de forma segura. El motor de todo lo que se hace en los primeros años de vida es el placer, también el de jugar”, explica el pedagogo en una entrevista para El Periódico

Prohibido prohibir; jugar respetando


Emma Cortés es la coordinadora del proyecto ‘Barcelona, Ciutat Jugable’, desde el Institut Infància i Adolescència de Barcelona. Cortés destaca: “la importancia del juego permite que se sitúe como una capa más en los análisis y las intervenciones tanto del urbanismo como del desarrollo de las políticas de ciudad. Barcelona ha dado un salto pionero al considerar esta visión en sus transformaciones”.

Una ciudad donde se vive mejor


Una ciudad que invita a jugar en las calles, parques y jardines es una ciudad mejor para todos los colectivos, además de la infancia barcelonesa. En este sentido, el plan para la creación de una ciudad jugable comporta beneficios en el bienestar físico, social, mental y afectivo de los niños y niñas a través del contacto con la naturaleza, el tiempo de ocio y la relación con otras personas. 

Por contra, la falta de ejercicio físico tiene consecuencias negativas en la salud física y mental; y comporta problemas emocionales, como un mayor aislamiento social, adicción a las pantallas y dificultad de relacionarse. Así lo destaca Núria Pericas, miembro del Grup de Salut Mediambiental Pediàtrica de la Societat Catalana de Pediatria: “el aumento del juego libre en el exterior se ha relacionado con la reducción de los trastornos mentales como la ansiedad, la depresión o el TDAH”. “Además, jugar es importante para un correcto desarrollo emocional. Jugando, la infancia aprende a adaptarse, a relacionarse y a socializar”, señala.

El camino hacia la creación de la ciudad jugable favorece la sostenibilidad y resiliencia del tejido urbano, ya que pasa por el hecho que sus espacios sean más naturalizados, verdes y pacificados y permitan afrontar la emergencia climática. Una ciudad jugable permite, asimismo, la construcción de una comunidad más sólida: el juego y los espacios para jugar favorecen las posibilidades de aprendizaje, comunicación y capacidad de compartir vivencias. Alrededor del juego se generan espacios de encuentro y se enriquece la vida comunitaria en el marco de una ciudad más inclusiva y accesible.

Textos: Anna Solà
Producción: Estela Piñeiro

Un proyecto publicado en EL PERIÓDICO en mayo del 2022 y con la colaboración de: