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El desconocido
viaje del agua hasta
nuestros grifos

Un pequeño prodigio ocurre cada día en nuestras vidas. En nuestras casas o en los comercios, al abrir el grifo obtenemos agua que surge a la presión adecuada y con unas garantías sanitarias que, en Barcelona y su área metropolitana, son equiparables a las de cualquier otro producto alimentario. Pero, ¿conocemos realmente el increíble viaje que realiza el agua hasta llegar a nuestros hogares?

El denominado ciclo integral del agua comprende las actividades de captación y potabilización del agua, su distribución hasta llegar a los consumidores y la depuración de las aguas residuales, para que sean devueltas al medio natural en condiciones óptimas o bien para que sean regeneradas y reutilizadas para otros usos como el riego de parques o la limpieza de calles.

Precisamente, la gestión global del ciclo del agua en el área metropolitana es fundamental para lograr un desarrollo económico y social cohesionado de todo el territorio. Los ayuntamientos más pequeños se benefician, gracias al trabajo en red de todos los municipios abastecidos por la misma compañía, de infraestructuras, de conocimiento técnico y de recursos para hacer frente a incidencias que no podrían financiar en solitario.

Captación

El viaje comienza con la captación del agua que llegará, una vez tratada, a los municipios que forman parte del área metropolitana. La captación procede del último tramo del río Llobregat y, en función de la demanda y la época del año, también es posible captar recursos hídricos en los acuíferos o pozos subterráneos del Llobregat y del río Besòs.

Potabilización

El proceso de potabilización, en el que se aplican las últimas tecnologías de tratamiento y sistemas tradicionales, consiste en eliminar del agua todos los sólidos que arrastra, así como la materia disuelta que no se ve, además de los organismos patógenos, garantizando de esta manera la excelencia de sus condiciones sanitarias.

Distribución

El siguiente paso es conducir el agua hasta los hogares a través de una red de tuberías que se va renovando periódicamente para evitar su envejecimiento. En función de la ubicación y la cota de altura a la que se encuentra cada municipio, el agua procede de un origen u otro, o tiene una mezcla diferente de las distintas fuentes de abastecimiento.

En Barcelona el agua llega con la presión adecuada de forma garantizada hasta el séptimo piso de los inmuebles, lo que no ocurre, por ejemplo, en Madrid, donde son las comunidades de vecinos las responsables de sufragar el bombeo en altura desde el pie de la finca hasta sus domicilios.

Por esa razón en Barcelona y su área el agua circula a una gran velocidad por los más de 4.500 kilómetros de tuberías monitorizadas continuamente y controladas las 24 horas del día durante los 365 días del año desde el Centro de Control de Aigües de Barcelona. Una meticulosa previsión de la demanda de cada zona, realizada gracias a cálculos matemáticos, permite anticiparse a las necesidades y que nunca falte agua cuando alguien abre un grifo.

A lo largo del día se producen numerosas variaciones en la demanda. Los picos más altos de consumo se producen entre las 7 y las 9 de la mañana, cuando la ciudad despierta; y entre las 20 y las 22 horas, momento de mayor consumo en los hogares (cuando se prepara la cena o se realizan más baños, especialmente de los más pequeños de la familia). Todas estas fluctuaciones se gestionan desde el Centro de Control Operativo, que garantiza que siempre llegue agua a los grifos en perfectas condiciones. Aigües de Barcelona suministra, cada día, 650 millones de litros de agua (el equivalente a llenar el Camp Nou 1,5 veces) a más de tres millones de personas en el área metropolitana.

Recogida y depuración

Tras su utilización en las viviendas, los comercios o las industrias, las aguas residuales se dirigen a grandes colectores soterrados, y de allí a unas estaciones de bombeo, desde donde son impulsadas para llegar hasta las siete depuradoras que trabajan para el área metropolitana. Allí se someten a un intenso tratamiento para poder ser devueltas al medio ambiente sin alterarlo.

Las dos depuradoras más importantes de esta zona son la del Besòs (con una capacidad de tratamiento de 525.000 metros cúbicos de agua al día) y la de El Prat (315.000 metros cúbicos al día). También hay en Gavà y Montcada.

“En total estas instalaciones tratan el caudal de los 36 municipios del área metropolitana de Barcelona, lo que supone depurar más de 725 millones de litros diarios (equivalente a más de 300 piscinas olímpicas)”, explica Javier Santos, director de Explotación y Saneamiento de Aigües de Barcelona.

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