LA MUJER EN LA SANIDAD

La medicina también tiene nombre de mujer

Las doctoras más prestigiosas de la sanidad, aportan calidad al sistema sanitario y destacan por sus investigaciones

Poco a poco estas investigadoras de prestigio consiguen ocupar puestos de responsabilidad en prácticamente todas la especialidades médicas

Poco a poco estas investigadoras de prestigio consiguen ocupar puestos de responsabilidad en prácticamente todas la especialidades médicas

Carmen Lancho

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La medicina de nuestro país siempre ha sido referente tanto en Europa como en el mundo entero. La rica herencia cultural, que ha ido creciendo con el paso del tiempo gracias en parte a travesías a otros mundos y avatares bélicos, ha puesto en el mapa a nuestros médicos e investigadores de reconocido prestigio. 

Dentro de este ámbito, las mujeres han conseguido tener gran relevancia dentro de la sanidad nacional en diferentes especialidades. Ahora se habla de ellas gracias a la carrera de fondo que están superando, y que permite que se haya pasado de solo 67.713 mujeres, de un total de 179.033 médicos colegiados en 2000, a 138.250 doctoras colegiadas frente a 129.745 médicos registrados por el INE en 2019.

Así, desde 2011, al frente del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) está María A. Blasco. Ella es bióloga molecular y obtuvo su doctorado bajo la supervisión de la científica española más internacional, Margarita Salas, en 1993 en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa”. Sus estudios sobre relación entre los telómeros y la telomerasa y el cáncer o el envejecimiento son una referencia en este campo. Desde el propio centro apuestan por la formación de nuevos científicos y científicas, para lo que han desarrollado la Oficina de la Mujer en Ciencia del CNIO (Women in Science Office, WISE), que ayude “a alcanzar y asegurar la igualdad de género en ciencia”.

En el mismo campo de la oncología, Ana Lluch destaca por sus investigaciones sobre el diagnóstico y asistencia del cáncer de mama. Es jefa de departamento del Servicio de Hematología y Oncología Médica del Hospital Clínico de València, centro en el que ha tenido la oportunidad de tratar a más de 12.000 pacientes, según datos ofrecidos por la Universitat de València, de la que es catedrática emérita del departamento de Medicina de la Facultat de Medicina. Además, forma parte del equipo investigador de Incliva Instituto de Investigación Sanitaria. Su carrera ha sido reconocida en numerosas ocasiones.

Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), actualmente unas 800.000 personas padecen Alzheimer. En este campo, la neuróloga de reconocido prestigio Mercè Boada i Rovira ha centrado su carrera profesional en el estudio de enfermedades degenerativas. Es cofundadora de la Fundación ACE, una entidad privada sin ánimo de lucro que desde 1995 ayuda a pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras demencias en diagnóstico, y sus familias, en el tratamiento, investigación, formación y sensibilización. En 2016 recibió la Cruz de Sant Jordi del Gobierno de Cataluña.

También una mujer participó en el primer trasplante de corazón incompatible con el grupo sanguíneo a un bebé en nuestro país. Se realizó en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, y ella es Manuela Camino López, jefa de la Unidad de Trasplante Cardíaco Infantil del centro hospitalario. La doctora pasó a formar parte de un hito en la historia de la medicina del país en 2018 y cambió la vida de Carla, la bebé de cinco meses receptora del trasplante.

En la lista

Desde 2017 la prestigiosa revista Forbes elabora un ranking con los 100 mejores doctores españoles. En 2020, estas listas se han convertido en la guía “Best Doctors Spain”, que abarca 27 especialidades y amplia a 165 los facultativos referentes en la medicina nacional. De ellos, poco más del 10% son mujeres.

A pesar de este desequilibrio en las cifras, la publicación destaca nombres como el de la doctora Mercedes Guerra, jefa de Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Universitario de Guadalajara, la doctora Marina Blanco Aparicio del servicio de neumología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, o la doctora Gloria Gómez Mardones, que ha sido desde 2002 jefa de Servicio de Diagnóstico por Imagen en Hospital Niño Jesús, en Madrid. 

La guía incluye también, entre otras doctoras, a Mar Mendibe Bilbao, neuróloga responsable de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Universitario de Cruces de Barakaldo, que también desarrolla su carrera profesional como responsable del Grupo de Neuroinmunología del Instituto Biocruces y como profesora asociada del Departamento de Neurociencias de la Universidad del País Vasco. Junto a ella, destacan también la oftalmóloga Elena Barraquer, del Centro de Oftalmología Barraquer, que ha aparecido en ediciones anteriores del ranking, al igual que otras compañeras, como María José Requena, jefa de servicio de Urología del hospital Reina Sofía de Córdoba, y primera mujer en ocupar el puesto de jefa de esta especialidad en un hospital español.

Las precursoras

Las mujeres han estado ligadas a la medicina, de una forma silenciosa, pero continua y constante, con una actividad especialmente enfocada a labores de enfermería, asistencia al parto o incluso como ayuda en la planificación familiar. 

Dolors Aleu se convertía, en 1879 en la primera doctora de la medicina moderna en nuestro país y que ejerció en su Barcelona natal. Aleu fue una luchadora que consiguió vencer las trabas por ser mujer.

Tampoco se puede olvidar la labor de Gabriela Morreale aunque nació en Italia, desarrolló gran parte de su carrera aquí estudiando la glándula tiroides. De formación Química, se la considera como una de las precursoras de la endocrinología moderna del país, y fue ella quien desarrolló la prueba del talón, que permite detectar en recién nacidos y de manera precoz el hipertiroidismo congénito. Gracias a sus investigaciones se ha erradicado en el país el bocio y el cretinismo por déficit de yodo, y desde 1990 la Organización Mundial de la Salud incorporó la necesidad el consumo de yodo durante el embarazo.