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Cápsulas de confinamiento, de la propuesta digital a la exposición

La Fundació Vila Casas impulsó durante el estado de alarma un proyecto colectivo para mostrar la pandemia desde la perspectiva de los artistas

La obra de Carlos Pazos titulada 'Acaramele¿monos' forma parte del proyecto 'Cápsulas de confinamiento'

La obra de Carlos Pazos titulada 'Acaramele¿monos' forma parte del proyecto 'Cápsulas de confinamiento' / periodico

Àlex Susanna y Mercè Vila Rigat

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Esta no es una exposición más, sino que de alguna manera nos la hemos encontrado, por decirlo así, sin haber sido objeto de ninguna planificación. Cuando fue decretado el estado de alarma y el consiguiente confinamiento, todos los museos tuvieron que poner en marcha propuestas virtuales para suplir su falta de actividad presencial. La pandemia había conseguido clausurar, de la noche a la mañana, todas las exposiciones del país, pero tanto los museos y galerías como los centros de arte y las instituciones culturales se apresuraron a crear nuevos contenidos que serían transmitidos exclusivamente a través de una pantalla.

Ante la excepcionalidad de esta situación, desde la Fundació Vila Casas se impulsó un proyecto colectivo con el fin de mostrar cómo estaban viviendo los artistas la experiencia del confinamiento, en algunos casos la del contagio del coronavirus, y, además, qué efectos estaba provocando todo ello en sus procesos creativos. Lo bautizaron como Cápsulas de Confinamiento: un artefacto dual formado por un texto tan libre como uno quisiera sobre el confinamiento y una imagen que para el artista tuviera sentido, dando por sentado que podía tratarse bien de una obra propia o bien de una obra ajena, e incluso de una foto alusiva al momento.

Interpretación artística

La intención era ir recogiendo, uno tras otro, un conjunto de testimonios escritos y visuales durante los días que durase el confinamiento: un período incierto que se prolongó durante dos meses y medio. Sin embargo, en el caso de muchos museos, el confinamiento se tradujo en tres meses de inactividad, desde el cierre hasta su reapertura, esto fue, del 13 de marzo hasta el 12 de junio del 2020, como pasó en el caso de los cuatro museos de la Fundació Vila Casas. Así fue como un proyecto reactivo al confinamiento fue creciendo hasta llegar al centenar de artistas y a las correspondientes cien cápsulas.

La fundación fue proponiendo a diferentes artistas su participación y, en función de la mayor o menor rapidez en responder, iban llegando sus cápsulas, que se difundían regularmente a través de la newsletter #LaVilaCasasAcasa. El orden de aparición de los artistas dependió tanto de la fundación como del azar: hubo artistas que reaccionaron de inmediato, otros que necesitaron tomarse su tiempo y algunos que no llegaron a responder. Por otro lado, en algunos casos fueron los mismos artistas los que se ofrecieron a participar.

Desde el principio la entidad tuvo muy claro que la selección de artistas debía ser tan abierta, heterogénea y ecléctica como fuera posible, y por ello se invitaron a artistas de todas las generaciones, disciplinas y planteamientos estéticos, sin centrarse únicamente en los que ya tenían una relación con la fundación y que formaban parte de su colección permanente. Solo de esta forma podría el proyecto conseguir totalmente su propósito: mostrar la reacción de un centenar de creadores catalanes a la experiencia de la pandemia y de qué manera está afectó a sus procesos creativos desde donde se encontrasen confinados. Las cápsulas fueron llegando, por correo electrónico, desde ciudades, poblaciones y remotos pueblos de Catalunya, pero también desde los Estados Unidos, Italia, España, Francia o el Reino Unido, entre otros países.

Tras la reapertura de los museos y la finalización del proyecto, la entidad se dio cuenta de su potencial y por este motivo decidió organizar una exposición, que reuniera las cien cápsulas originales publicadas durante esos tres meses y que incluyera asimismo una obra de cada uno de ellos, ya fuera la misma de la cápsula original u otra nueva, más elaborada y madurada. Una que, en definitiva, reflejara, exudase o encapsulase la experiencia del confinamiento.

Exposición de urgencia

En cualquier caso, las cien cápsulas ofrecen una singular radiografía del panorama del arte que se está haciendo en nuestro país. Además, este proyecto va más allá del interés meramente artístico. Algunas obras son sintomáticas de algo cuyo alcance y consecuencias todavía no se pueden percibir. Otras podrían ser calificadas de provocadoras, líricas, lúdicas, cáusticas, inacabadas, germinales e, incluso, premonitorias. El abanico de registros no podría ser más desconcertante y este es, sin duda, uno de los principales activos de esta iniciativa.

Cuando alguien quiera saber cómo impactó en los artistas de Catalunya la experiencia del confinamiento, deberá recorrer a estas cápsulas, y esta certeza ha empujado a la fundación a dar un paso más: convertirlas en una exposición 'de urgencia' y reunirlas en un catálogo, aunque ello no fuera en absoluto la intención inicial. 

Las cápsulas se mostrarán desde el 6 de octubre hasta el 24 de enero del 2021 en el museo Can Framis, situado en Barcelona. Lo que se presentará en la exposición es únicamente el primer impacto, la reacción en frío: aquí reside su interés y, a la vez, su misma limitación. Habrá que dejar pasar más tiempo para poder evaluar el impacto de fondo en todos estos artistas y en el arte en general. Por el momento, sirva este proyecto para poner de manifiesto que, en situaciones críticas, el arte se convierte tanto en refugio como en caja de resonancia donde poder reencontrarse y reconocerse.