La localización del ictus tiene una incidencia directa en el tipo de secuelas

Hemiplejia y trastorno del habla

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Las afectaciones del sistema motor del organismo son las secuelas más frecuentes de un ictus. La pérdida de movilidad de alguno de los miembros del cuerpo es una de las más comunes. «Fundamentalmente la hemiplejia -la mitad del cuerpo presenta parálisis o déficit de movilidad-», señala el neurólogo responsable de la Unidad de Ictus del Hospital Universitari Vall d'Hebron, Carlos Molina. «Intentamos a toda costa reducir el déficit motor, puesto que dicha pérdida condicionará el mayor o menor grado de dependencia o autonomía del paciente», explica Molina.

«En el campo sensorial, pueden darse pérdida de sensibilidad -hipoestesia-, también en la mitad del cuerpo», precisa el neurólogo. Molina también apunta los trastornos del habla como secuela destacable, así como también las de tipo neuro-psicológico, directas o indirectas, como el miedo a sufrir otro ictus o la tristeza, apatía y depresión. Según el experto, la localización del ictus en una zona u otra del cerebro influye en el desarrollo de estas secuelas.

«El principal objetivo médico es que el rastro que deja el ictus en el organismo incida lo menos posible en el desarrollo de la vida diaria del paciente», explica Molina. También en ello juega su papel haber podido actuar lo más rápido posible ante el más mínimo indicio que pueda anunciar el ictus.

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