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"Ya somos más los que intuimos que nadie va a hacer nada que no consigamos nosotros mismos"

Voluntarios limpian las calles y las edificaciones destrozadas por la explosión Beirut.

Voluntarios limpian las calles y las edificaciones destrozadas por la explosión Beirut. / EFE

Lo que no se nombra no existe, decía Foucault, por eso hay que airear lo que se esconde bajo la alfombra y no se quiere recordar, como los silencios administrativos, como robar dinero público. Tupidos velos que ocultan la cara del trabajo sexual, okupas y rentistas mafiosos, la soledad de las mayores, la educación en los suburbios, el pobre trabajo doméstico, limpiar hospitales y escuelas, el rechazo a las maricas, las tumbas en el mar, los crímenes de género... Está feo esconder la cabeza; vaya, que se encargue de los derechos humanos el que viene detrás. Ya somos más los que intuimos que nadie va a hacer nada que no consigamos nosotros mismos. El nuevo reto, comenta el colega Úcar, es la autoconstrucción personal y comunitaria: aprender a elegir para hacernos más sujetos.

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Releo a Carlo Cipolla, su 'Allegro ma non troppo', tratado de la estupidez, pues me inquieta (esclavos como somos de la cultura del enfado y del engaño) no discriminar bien al malvado impostor del incauto ingenuo. Y en medio, asoman el fanático deportivo, el militante contra todo, el egoísta sin interés... ahí puede habitar la incapacidad de ver conexiones ocultas en la sociedad del riesgo. Hay quien sabe poco y cree saber, pero no es lo mismo ser inteligente que listo; lo primero requiere capacidad de visión global y análisis reflexivo.

La libertad nunca ha sido un regalo, por eso va a hacer falta recurrir a dinámicas impensables, aconsejaba el gran Panzeri, sin caer en las trampas de los que quieren que les sigamos el juego. No vale cualquier cambio, solo los justos, pero nuestro problema es el exceso, decía el poeta Perlongher. Formar parte de una organización no debe significar renunciar a la manera de hacer de cada cual, pero hay que contar con las demás. Afortunadamente, siguen alternativas a los remedios crueles. Necesitamos 'caminabilidad' para apreciar lo normal, lo alentado, lo sencillo. Llegar a un sistema solidario que impida el saqueo precisa de grandes esfuerzos, aunque no es imposible.

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