Vivimos un momento histórico que nos sobrepasa

En esta semana de inicio del mes de abril, tras más de 15 días de confinamiento, nos enfrentaremos (más que nunca) a la llegada de los primeros recibos tras un periodo de inactividad sin precedentes. Vivimos un momento histórico, tanto que creo que nos sobrepasa. Todos aquellos escenarios de sociedades distópicas que pudimos leer en el pasado se nos antojan ya caducos.

Desde una perspectiva geopolítica el momento es crucial. No estamos ante una recesión, ni tampoco ante una crisis sino directamente ante una congelación económica sin precedentes en tiempos de paz. Estoy observando, muy tristemente, como las instituciones supranacionales en las que los ciudadanos, y muy especialmente los europeos, confiamos para el desarrollo de los estados modernos, no están respondiendo de forma unida ante esta pandemia que nos asola. Parece ser que la Unión Europea es más virtual que real.

No hay interés en mancomunar las consecuencias y mucho menos en adoptar una política sanitaria común. Lo único positivo de este nuevo escenario es que nos servirá para convencer a todos aquellos descreídos de que el Estado (sí, el padre Estado) es el que acabará cogiendo las riendas para que todos, junto con nuestros recursos, podamos superar esta situación. Esperemos que así sea, dado que ya lo advirtió Napoleón: "La debilidad del poder supremo es la desgracia más horrible que puede padecer un pueblo".