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"La violencia gratuita no beneficia a la defensa de la libertad de expresión, la recorta"

Destrozos en una tienda de la marca Kenzo en Barcelona.

Destrozos en una tienda de la marca Kenzo en Barcelona. / AFP / JOSEP LAGO

Cualquier tipo de violencia, sea la que sea, es reprobable, irracional, insensata y no hay argumentaciones que la defiendan y justifiquen.

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Se ponen en ridículo aquellos que la defienden y justifican, también las que las alientan desde la irracionalidad e insensatez, hasta los que las alientan atacándola pero a la vez insultando y provocando para que estas continúen. La violencia no se acaba con más violencia; se acaba con el diálogo, con el entendimiento, con la educación, con menos represión.

Atacar la violencia con más violencia, con insultos y con la falta de comprensión poniendo argumentaciones irracionales y manipulando la información es como apagar un incendio con fuego en vez de con agua. La violencia, y más la violencia gratuita “pagada” por intereses ocultos -que habría que averiguar-, únicamente beneficia a la ultraderecha, a los argumentos de aquellos que están a favor de la desestabilización de la democracia, de sus valores y sobre todo de un Gobierno que ha sido refrendado en las urnas, les guste o no a aquellos que, aunque critiquen la violencia, la alientan con sus insultos insensatos para que continúen medidas represivas de un lado u otro.

La violencia gratuita no beneficia a la defensa de la libertad de expresión, sino que da alas y argumentos a aquellos que de una manera indirecta la alientan y la necesitan para su supervivencia política. Ninguna violencia ayuda a la democracia, por lo que nadie que se autoproclame de izquierdas puede justificarla y menos alentarla.

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