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Ver lo invisible: la prisión permanente revisable

Rafael Catalá e Íñigo Méndez de Vigo

Rafael Catalá e Íñigo Méndez de Vigo / JUAN MANUEL PRATS

Elio Andrés Domínguez Ruiz

El Universo se creó hace 15 mil millones de años. La Tierra se formó hace unos 4.600 millones de años. La especie humana surgió hace 3 millones de años y medio. Pues bien, tampoco es para tanto: invenciones como la prisión permanente revisable lo avalan.

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Mucho se ha hablado en estos días de la oportunidad de la prisión permanente revisable sin reparar en lo qué verdaderamente ello supone. Cuando hablamos de prisión permanente revisable hablamos de erigirnos en juzgadores absolutos del bien y del mal, por muy execrables que sean las acciones. Hablamos de separar definitivamente del cuerpo social a quien se presenta ante él como una infección, olvidando quizás esa resocialización de la que habla la Constitución. Y hablamos también de reconocer nuestra derrota en el camino a la civilización.

El tan denostado 'ius puniendi' del Estado nace del contrato social, firmado con sangre y lágrimas, por el cual los ciudadanos le otorgamos poder para corregir aquellas conductas que ponen en peligro la convivencia en comunidad. El Estado puede meter a personas en la cárcel porque nosotros entendemos que es necesario. Cesare Beccaria, en su magnífica obra 'De los delitos y las penas' (1764), concluyó que "las personas toman caminos diferentes buscando su realización y felicidad; solo por el hecho de no estar en su camino no significa que están perdidos". Siendo ello así, ¿qué sentido tiene buscar la venganza y no la justicia en las condenas?

A mí, ciertamente, todo esto me recuerda a lo que en cosmología física los científicos denominan 'materia oscura'. Esta materia oscura inunda el universo y es fascinante: se trata de un tipo de materia que se ramifica a lo largo y ancho del cosmos, invisible, que no interacciona, y de la cual se cree que mantiene la cohesión de los sistemas estelares para que no se despendolen de sus órbitas. Un 27% de toda la energía del universo es materia oscura.

Aquí, en la Tierra, también tenemos nuestro particular tipo de materia oscura: aquello que nos une. ¿Es fácil perdonar a quien se merece el 'fuego eterno? Obviamente, no. Sin embargo, no hablamos aquí de él, sino de nosotros. Cuando aplicamos la prisión permanente revisable condenamos al destierro a una persona. Nos quita la razón y, a mi entender, no nos hace mucho mejor personas que a los indeseables protagonistas de este cuento. La convivencia entre seres humanos debe alimentar la cohesión, la reeducación si es precisa y el perdón. Y, por el contrario, la prisión permanente revisable deshumaniza, es innecesaria y busca venganza. Todo ello envilece al ser humano en cuanto que humano. Todos perdemos.

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