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"Muchas veces no hay nada tan doloroso como el amor"

Imagen tomada el atardecer de domingo en Begues, donde se ven las nubes delgadas y la puesta de sol rojiza.

Imagen tomada el atardecer de domingo en Begues, donde se ven las nubes delgadas y la puesta de sol rojiza. / CRISTIAN GASPAR / JORDI

En el verano de 2013 tuve una aventura amorosa, una de esas que te lleva a las estrellas, una de esas que te hace volar el corazón. Pero llegó la realidad de ese amor, mi vida emocional se rompió en mil pedazos, mi mundo quedó destrozado y yo como persona entré en un callejón sin salida.

¿Cómo puede ser, os preguntaréis? Me enamoré de la mejor amiga de mi mujer y ella se enamoro de mí. Ambos casados y con hijos y, como la verdad siempre sale a flote, todo se supo. Y desde ese momento hasta el día en que escribo estas letras, mi corazón y mi mente ya solo piensan en ella.

Estuvimos años en la clandestinidad del amor. Había un tira y afloja en lo nuestro, pues seguíamos casados los dos. Nos vimos pocas veces, aunque pasara el tiempo siempre nos escribimos algunas letras. Yo me separé, el marido de ella al cabo de seis años se suicidó.

Ese hecho cambio algo en mí y me hizo recapacitar sobre si era el momento de poder estar juntos. Y al mismo tiempo algo me impedía ir hacia ella, ya que años atrás tuve que decidir entre abandonar a mi familia y desposeerla del poco bienestar que tenían e irme con ella. Mi amor como padre y mi sentido de la responsabilidad me hicieron quedarme en casa. Mi familia no tenía la culpa de lo que mi corazón sintiera por otra persona.

No me quiero hacer pesado, pero mi conclusión es que muchas veces no hay nada tan doloroso como el amor. La sigo amando después de tantos años, la sigo pensando y soñando y eso me atormenta, no me deja vivir mi vida, una vida que es mía, vida a la que, poco a poco, metí en una cárcel emocional y está en pena perpetua.

Es bonito amar. Lo volvería hacer otra vez, esa sensación de amor, de belleza en las pequeñas cosas, de ver luz allí donde estuviésemos. Escribo estas líneas y mis ojos se humedecen. He amado con tanta intensidad que todavía lo siento. La amo y ese amor me mata día a día.

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