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"A veces hay que aburrirse"

El aburrimiento afecta más a unas profesiones que a otras.

El aburrimiento afecta más a unas profesiones que a otras.

Las tantas de la madrugada, pueblo de interior sin wi-fi, datos limitados y, para más inri, sin 'smart TV'. En estos momentos y solo en estos momentos se me ocurre pararme y escribir. En el bullicio de la sobreestimulación no tengo momento para realizar esta 'ardua tarea' ante tantos estímulos -mi móvil sabe de sobras que todo lo que digo es mentira, pues las 24 horas son iguales para todos los humanos, solo de mí depende usarlas eficientemente-.

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Un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid confirma que las personas con alta propensión al aburrimiento mueren antes, pero... ¿para cuándo un estudio acerca de la enfermedad de la sobreestimulación? Llegará un día en que, o bien nos explote el cerebro ante tantos 'inputs' o bien logremos alcanzar nuestro máximo potencial, como Scarlett Johansson en el filme 'Lucy'.

Parafraseando al virtuoso Clifton Paul Fadiman, aburrirse en el momento adecuado es signo de inteligencia. A fin de cuentas, como decía el gran filósofo griego Aristóteles, la virtud está en el punto medio.

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